Buenos Aires, 22 feb (dpa) – El gobierno argentino pidió hoy la captura internacional de un contador acusado de administrar cuentas en la filial suiza del banco británico HSBC en Ginebra, como parte de una investigación por presunto lavado de dinero.
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) reclamó a la jueza María Verónica Straccia la detención del argentino Miguel Abadi, que estuvo a cargo del fondo de inversión GEMS y de quien se sospecha «administró 1.400 millones de dólares solo en el año 2006», indicó el organismo tributario en un comunicado.
El director de la AFIP, Ricardo Echegaray, se reunió con la jueza para requerirle la repatriación de unos 3.800 millones de dólares «fugados en 4.040 cuentas ocultas en Suiza».
La denuncia presentada por el organismos fiscal, explicó Echegaray, «no solo abarca al banco HSBC sino que también comprende a una plataforma facilitadora para la evasión conformada por apoderados, abogados, licenciados en Economía y contadores que pusieron a disposición una red off shore de sociedades extranjeras para evadir impuestos».
«En esa red de profesionales está Abadi, quien tiene a su nombre 12 cuentas, algunas en carácter de auditor y otras como representante legal», detalló.
La AFIP también pidió información sobre presuntas maniobras irregulares de Abadi a las autoridades de Uruguay, Islas Vírgenes y Bermudas.
Abadi figura a la cabeza de una lista de mayores depositantes en cuentas del banco HSBC de Ginebra, publicó hoy el diario «La Nación».
El acusado, agregó el diario, gestiona «la mayor fortuna de la lista de los 106.498 clientes del HSBC en 203 países» que Hervé Falciani, un ex ingeniero informático, filtró del banco británico a las autoridades de Francia.
Según esa información, el fondo de inversión GEMS llegó a administrar «6.700 millones de dólares entre acciones, bonos y otros activos financieros».
El pasado 18 de febrero la Fiscalía suiza registró la filial suiza del banco británico HSBC en Ginebra como parte de una investigación por lavado de dinero.
El banco admitió días atrás que algunos de sus clientes habían aprovechado las reglas del secreto bancario suizo para evadir impuestos.