Brasilia, 9 mar (dpa) – El gobierno brasileño reconoce el derecho del pueblo a protestar, pero no acepta una «tercera ronda electoral» para anular el resultado de las urnas de octubre, que le dieron un segundo mandato a la presidenta Dilma Rousseff, advirtió hoy uno de los principales asesores de la mandataria.
«En Brasil (los comicios presidenciales) sólo tienen dos vueltas. No hay tercera vuelta», disparó el ministro del Gabinete Civil de la Presidencia, Aloísio Mercadante, al comentar las manifestaciones de repudio a Rousseff registradas en varias ciudades brasileñas anoche, cuando la mandataria pronunciaba un discurso a la nación en cadena de radio y TV.
Según Mercadante, los comicios de octubre pasado -en los que Rousseff se impuso por unos tres millones de votos sobre el socialdemócrata Aécio Neves- generaron un ambiente de «radicalización» en el país.
«Nosotros hemos vencido las elecciones por cuarta vez, y esto debe ser reconocido», advirtió en rueda de prensa el ministro, al aludir a la cuarta victoria consecutiva del Partido de los Trabajadores (PT), que llegó al gobierno en 2003, con la elección de Luiz Inacio Lula da Silva.
«La protesta es un derecho de los ciudadanos… Reconocemos en forma plena el derecho a la manifestación, pero preocupa el hecho de que las últimas elecciones fueron muy polarizadas, con momentos de radicalización, y nosotros necesitamos construir una cultura de tolerancia, diálogo, respeto», agregó.
La entrevista de Mercadante fue el primer comentario oficial del gobierno sobre los incidentes de la noche pasada, cuando el discurso de Rousseff en el marco del Día Internacional de la Mujer fue recibido con «cacerolazos», silbatinas y otras manifestaciones de repudio en varias ciudades del país.
Según la prensa local, durante el discurso de la mandataria se produjeron «bocinazos», «cacerolazos», tintinear de luces de automóviles y de viviendas y sonoros abucheos en al menos 12 capitales provinciales: Belém, Belo Horizonte, Brasilia, Curitiba, Fortaleza, Goiania, Maceió, Porto Alegre, Recife, Río de Janeiro, Sao Paulo y Vitória.
En la mayoría de los casos, los actos de hostilidad ocurrieron en barrios de las clases media y alta, lo que hizo que dirigentes del PT denunciaran que la protesta habría sido organizada por partidos de oposición al gobierno, supuestamente interesados en impedir que Rousseff logre completar su mandato de cuatro años.
«Existe una organización con sesgo golpista que se origina principalmente en los sectores de la burguesía y en la clase media alta», sostuvo hoy el vicepresidente del PT, Alberto Cantalice.
La protesta ocurrió durante el discurso en el que Rousseff defendió el ajuste fiscal que está implementando su gobierno para recomponer el deterioro económico, y que consiste, entre otras iniciativas, en aumento de impuestos y reducción de algunos beneficios fiscales y laborales.
La presidenta pidió «paciencia y comprensión» a la población y exhortó a la ciudadanía y al Congreso a acompañar los esfuerzos necesarios para superar la situación, a la que calificó de «pasajera». Al mismo tiempo, aseguró que la crisis brasileña «no tiene la dimensión que afirman algunos».
Además de los problemas económicos, Rousseff enfrenta una crisis política generada por el escándalo de corrupción en la petrolera Petrobras, que el viernes pasado llevó a la apertura de investigaciones a 47 políticos, casi todos oficialistas.
La lista de sospechosos incluye a los presidentes de la Cámara Baja, Eduardo Cunha, y del Senado, Renan Calheiros, ambos del principal socio del gobierno, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al que también pertenece el vicepresidente de la República, Michel Temer.
También serán investigados, entre otros, cinco ex ministros de Rousseff, una ex gobernadora, 12 ex diputados, el ex presidente de la República Fernando Collor de Mello y el tesorero del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), Joao Vaccari.
Las protestas a lo largo y ancho del país fueron registradas en vídeos caseros que fueron compartidos por los internautas a través de las redes sociales.
El «cacerolazo» de la noche pasada antecede a una manifestación programada para el próximo domingo en demanda de la renuncia de la presidenta y que viene generando gran expectativa.
La convocatoria para dicha protesta se realiza a través de Internet y cuenta con el apoyo expreso, entre otros, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), cuya dirección aclaró, no obstante, que respalda la movilización pero no el pedido de destitución de Rousseff.