Bogotá, 09-05-15 (Télam/AnSur.am.- En La Habana, los negociadores de la administración de Juan Manuel Santos y las FARC anunciaron en un comunicado conjunto que se definió “la hoja de ruta para la implementación del proyecto piloto de desminado, con el apoyo de la organización Ayuda Popular Noruega (APN) acordado y anunciado el 7 de marzo de 2015”.
“También establecimos el desarrollo técnico y logístico para la puesta en marcha de las actividades en cada fase del proyecto», señalaron las partes al concluir el 36 ciclo de sus negociaciones de paz que llevan adelante en la capital cubana desde noviembre de 2012.
«Es la primera medida conjunta para desescalar el conflicto y, sin lugar a duda, se trata de un paso para acabar con la tragedia de las minas que fueron cruelmente sembradas en nuestros campos», explicó el jefe del equipo gubernamental, el ex vicepresidente Humberto De la Calle.
Aunque no hubo más detalles del entendimiento, hace semanas se divulgó que la agenda de desminado comenzará en las regiones de Antioquía (noroeste del país) y Meta (centro), e incluirá la limpieza y descontaminación de territorios en los que hay presencia de «minas antipersona, artefactos explosivos improvisados, municiones sin explotar y restos explosivos de guerra».
El gobierno colombiano y las FARC concluyeron hoy en La Habana el 36to. ciclo de sus conversaciones de paz, una ronda en la que las partes continuaron debatiendo el punto relativo a la reparación de las víctimas de la guerra.
El final del ciclo llegó con un reclamo del Ejecutivo para que se aceleren las conversaciones, ante el escepticismo que mostraron encuestas de esta semana, en la que se registró que el porcentaje de colombianos que no confía en que se firme la paz aumentó del 48% al 56% y los que defienden la negociación como mejor método para acabar con el conflicto cayó del 43% al 28%.
El jefe negociador del gobierno señaló que la pérdida de respaldo de la ciudadanía a los diálogos es «un llamado de atención fuerte», que las partes tienen «la obligación de atender».
Las FARC, en tanto, reiteraron a través de Iván Máquez su demanda de crear una asamblea constituyente para lograr «una paz creadora y reparadora, sin vencedores ni vencidos» y que «sirva de bálsamo para las dolencias nacionales, de candado jurídico definitivo y de garantía de seguridad personal y colectiva».
Además, la guerrilla insistió en la necesidad de crear una comisión que investigue el fenómeno del paramilitarismo y en su aspiración de que en el próximo ciclo, que arrancará el 21 de mayo, se instale la Comisión de la Verdad, cuya misión será esclarecer y depurar las responsabilidades del conflicto armado.
Esos avances en La Habana contrastaron con el pedido de Santos al Ejército para que “redoble los esfuerzos” contra el ELN, después de que algunos insurgentes exhibieran «como trofeo» la pierna de un soldado amputada por la explosión de una mina antipersonal, en momentos en que las dos partes exploran la chance de otro diálogo de paz.
“Lo ocurrido es un acto de barbarie que raya con lo demencial, que debe ser condenado no solamente por los colombianos, sino por el mundo entero. Ya poner minas es un acto de salvajismo, viola todas las reglas del Derecho Internacional Humanitario, pero ir a mostrar una pierna como trofeo al lado de un colegio, eso ya es un acto de barbarie», afirmó el presidente.
Ordenó por eso “arreciar contra el ELN”, que varias veces declaró su predisposición a iniciar conversaciones en términos similares a las que protagonizan las FARC.
La Defensoría del Pueblo colombiano denunció anoche que guerrilleros del ELN habían exhibido «como trofeo» la pierna que un suboficial del Ejército perdió durante una operación para retirar explosivos de un terreno en el que instalaban un parque infantil en el municipio de Convención, en el departamento de Norte de Santander.
Santos dijo que por acciones «repudiables» como esas su gobierno está «buscando la paz» y le pide al «ELN que se siente en unas condiciones aceptables para el pueblo colombiano, para negociar un acuerdo».
Desde La Habana también De la Calle repudió la exhibición de la pierna, hecho que consideró “un acto de sevicia (crueldad excesiva) que rechazamos y que debe ser repudiado por la comunidad nacional e internacional”.
Pero quizás el golpe más duro para esos diálogo “exploratorios” iniciado con el ELN y el gobierno en enero del año pasado llegó desde el cabo del Ejército Eduardo Alfonso Ávila Romero, justamente el militar que perdió las piernas, quien reclamó al país que “despierte y vea la clase de delincuentes que son en realidad» los grupos armados que operan en el país.
“Lo que pasó es bueno para que Colombia vea la clase de delincuentes que son los guerrilleros, la clase de personas que quieren tener participación política. Muestra la bajeza de los delincuentes, que tienen idea de sembrar el terror, al precio que sea», advirtió.
En varias entrevistas radiales que dio hoy, Ávila Romero destacó que «algún día habrá paz», aunque juzgó que eso «no está cerca», porque las negociaciones no son «el camino adecuado». «Para que haya paz, todo el pueblo debe estar en la negociación; debe conocer al 100 % qué es lo que se negocia y debe ser un diálogo entre delincuentes y Colombia, no entre las FARC y el gobierno», señaló.