Parece que los pedidos de año nuevo pronto se desvanecen, porque pasada la euforia de la fiesta, hay que volver a la realidad. Solo que en esta ocasión, se han visto sorprendidos por una serie de impuestos y tarifas, que a todas luces, van en detrimento del golpeado pueblo panameño. Veamos las acciones que han tomado algunas instituciones:
La Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), ha aumentado el costo de las infracciones a los conductores, de manera inconsulta y caprichosa, cuando lo que debieran es dedicarse a la educación vial, para prevenir los accidentes, muertos y heridos, y no tomar la acción represiva sin mayor reparo, y con unos costos elevadísimos, y que no están al alcance de muchos. Veamos las nuevas tarifas que quieren imponer estos señores de la ATTT.
1- Hablar por teléfono, de 75 a 300 dólares, cuando hasta ellos mismos se la pasan hablando cuando están manejando. Así que no habría quién le ponga el cascabel al gato.
2- Conducir por los hombros: de 50 a 200 dólares, cuando en todo caso lo que deberían es implementar un plan científico y moderno para evitar los tranques, además de poner las semáforos, señalizaciones visibles.
3- Pasar la luz roja: tarifa de 100 a 200 dólares. Aunque hay algunos conductores irresponsables que se pasan la luz roja, también hay muchos semáforos que no funcionan adecuadamente, y los apagan en horas nocturnas.
4- Conducir en estado de embriaguez: No aparece la multa impuesta, y solo dice que le retiran la licencia, aunque no me extrañaría que, cuando cambia el gobierno, le borren esa infracción.
5- No usar el cinturón de seguridad: de 50 a 150 dólares, me parece un poco alta esa multa, además que hay voces autorizadas, que cuestionan, porque no hay una garantía absoluta que protege la vida.
6- Conducir a velocidad superior al límite: de 50 a 150 dólares, aunque no en todos los lugares esta visible el letrero indicando la velocidad, más bien parece que los agentes del trásnsito están escondidos, para sorprender al conductor y multarlo.
Hablando de impuestos, de la noche a la mañana la empresa TOCUMEN S.A. ha aumentado el impuesto de salida del aeropuerto a 50 dólares, el más alto en América Latina, perjudicando al turismo y por consiguiente al país. Aunque el ministro de Turismo se ha pronunciado en contra de ese aumento, parece que no le hacen caso. Los servicios de cafería están muy costos, por un café con leche, y una empanada, ronda por los 10 dólares, mucho más caro que en Miami, Estados Unidos, lo que desalienta el turismo nacional, y extranjero.
Aunque el salario se clasifica en público y privado, me parece justo que se le haya ajustado a 500 dólares a los empleados públicos que menos ganan, y quizás sean los que más trabajan, porque el éxito del gobierno se debe a la labor honesta del funcionario público, el cual debería ser equiparado con el salario del empleado privado.
En cuando al sector privado, la ley establece que cada dos años, se debe revisar el salario mínimo, para ajustarlo a los aumentos de la economía, solo que esta ocación, la inflación en Panamá, ronda por el 1%, y el barril de petróleo se cotiza por debajo de los 30 dólares, sin embargo los aumentos de la canasta básica, una vez que lo aumentan, ya no los vuelven a bajar, y la ACODECO, debería revisar ese asunto. En 2016, el aumento osciló por el 8.5%.
Lo cierto que el cacareado aumento que acuerdan trabajadores, empresarios y el gobierno, es el pueblo, a quién le toca pagarlo, porque los empresarios se los pasan a través del efecto cascada.
(*) Diego Espinosa G. es Ingeniero-Escritor