San José, 7 Oct (ElPaís.cr).- “Es un artista conciso, capta la forma y el espíritu de los animales o situaciones y con muy pocos elementos lo logra. Es una gran promesa y ojalá pueda dedicarle a su obra más tiempoLa utilización del es óptimo y sus formas son etéreas y muy estéticas. Logra movimiento y tiene una composición sólida”, dice la curadora de arte María Enriqueta Guardia Yglesias.
A Randall lo conozco desde el día que entrevisté a don Néstor Zeledón Guzmán; eso fue en el taller del escultor a mediados del año 2011, en Barva de Heredia.
Don Néstor lo presentó como su alumno más cumplido.
Arquitecto de profesión y fotógrafo nato, a Randall se le reconoce fácil su disciplina y talento. Muchos de sus amigos hemos esperado por esta exposición que estará abierta a partir del 6 de octubre en el Salón Dinorah Bolandi en el Teatro Melico Salazar.
Para conocer más del artista, algunas de sus respuestas son:
¿A qué se debe que expongás hasta este año?
Hace tiempo venía con la inquietud de mostrar mi trabajo. Tengo cantidad suficiente de obra pero no había encontrado el lugar y las condiciones idóneas para llevar a cabo la muestra. El año pasado concursé por uno de los espacios que el Museo de Arte Costarricense y el teatro Melico Salazar ponen a disposición de artistas a través de la Galería Dinorah Bolandi. Fui uno de los cuatro seleccionados y eso me dio la valiosa oportunidad de dar a conocer esta etapa de mi trabajo.
¿Qué vas a exponer?
Expondré 38 piezas, entre esculturas, ensambles, maquetas, fotografía y un dibujo a gran escala.
La muestra lleva por título “Predaciones” y parte del concepto general de que el beneficio de una especie estará siempre en detrimento de otra. Los protagonistas son las series de zopilotes y los sindominios que he estado desarrollando en los últimos años.
Los sindominios son maquetas de conjuntos habitacionales de muy escaso desarrollo económico, pero con nombre y condiciones que ofrecen muchos proyectos hoy en día.
Son en resumen, una visión critica al desarrollo inmobiliario de nuestro país, en estos días.
¿Cómo valoras tu exposición desde tu perspectiva personal y cómo la valoras desde lo profesional?
Paralelo a mi profesión de Arquitecto, me he dedicado al estudio y aprendizaje del arte, particularmente de la escultura.
En este camino he tenido la fortuna de encontrarme con personas que no han escatimado esfuerzo al momento de compartir sus conocimientos.
Desde un inicio he procurado que los análisis de los temas abordados se reflejen de forma responsable, teniendo claro el papel del arte como medio de reflexión y conciencia.
Me atrae mucho explorar con combinaciones de materiales. Los resultados son interesantes, y pueden expresarse ideas diferentes con combinaciones simples de elementos conocidos.
La disciplina y dedicación han sido claves en la búsqueda artística. Disponer de tiempo para esta labor en medio de familia, hijos, estudio, trabajo y compromisos económicos no es cosa fácil.
La búsqueda de oportunidades y espacios donde divulgar el arte sin que el lucro sea el objetivo, es una tarea compleja para los artistas emergentes, especialmente para los que estamos más interesados en expresar nuestras inquietudes y estimular el pensamiento crítico, que en negociar.
¿Siendo don Néstor Zeledón Guzmán tu maestro, que destacás sobre lo que dice de esta exposición?
Creo que Néstor valora ante todo la disciplina. No existe forma de llegar a el improvisando.
Igualmente valora la técnica, la unión de los materiales, la búsqueda de un lenguaje propio.
Muchos de los temas tratados en la exposición son frecuentes, comunes y evidentes, y sin embargo planteados desde otro punto de vista. Uno puede llamar la atención y hacer que la gente, aunque sea por un instante, recuerde que el problema sigue ahí.
Eso es sentido crítico, y eso es una de las cosas que el valora de este trabajo.
¿Qué materiales utilizas?
En la muestra se observan diversos métodos, combinaciones de materiales como maderas comunes, maderas preciosas, piedra y metales en distintas formas: alambre, bronce en lámina, Hierro Negro, aluminio, cobre, etc.

La formas de unión son diversas, y están en función del gesto expresivo que se requiera: soldadura de acetileno, soldadura de arco, ensambles de materiales, alambrados, perforaciones en piedra y similares.
Siempre he creído en la maqueta como elemento artístico, tanto por lo que representa, como por su complejidad constructiva. La maqueta tiene la habilidad plástica de sintetizar y representar en escalas reducidas elementos de importancia con el mínimo de recursos, en este caso la representación a escala de una condición social.
Las fotografías muestran el papel que juega la imagen dentro del proceso de depredación social.
Lograr una mezcla adecuada y efectiva de la maqueta con la escultura, ha sido uno de mis propósitos en la búsqueda de un lenguaje propio.
¿Cuándo iniciás tu formación artística?
Desde niño asistí a dibujo y pintura en la Casa del Artista.
En la Universidad de Costa Rica me gradué como Arquitecto, y trabajo en el área de proyectos especiales de la CCSS.
Pasé por el posgrado de Arquitectura y construcción de esa misma universidad, donde dejé mi tesis pendiente. También estuve en la Escuela de Artes Plásticas estudiando escultura y fotografía dentro del programa Identidad cultural arte y tecnología de la Universidad Nacional.
A Néstor lo conocí una tarde febrero en el 2008 y le pedí que me recibiera como su alumno. Me dijo que no.
A la semana siguiente regresé a su casa con una propuesta bajo el brazo, y ahí me quedé, hasta la fecha.
¿Cómo es tu relación con don Néstor Zeledón?
A Néstor lo admiro profundamente como artista, pero lo valoro más como persona. Sus aportes en mi trabajo son incuestionables, en algunos casos son más evidentes que en otros.
En ocho años que estado en su taller he aprendido a escucharlo y créame, no es cosa fácil.
Lo primero que debe uno tener claro, es que es una persona muy exigente, si uno no tiene o desarrolla la disciplina y la constancia que el demanda, probablemente desista en el camino.
En segundo término, es indispensable tener la humildad mental de querer aprender un oficio complejo, que demanda tiempo y sobre todo mucho esfuerzo. En esta época de aprendizaje y satisfacciones rápidas, no existen muchas personas dispuestas a invertir tantos años en un proceso que probablemente, no le dé los réditos económicos que la vida moderna demanda.
Pese a todo, lo más difícil fue aprender a cuestionarlo. Mi relación con Néstor se fundamenta en el respeto, no en la adulación. Nunca nos halagamos trabajos por cortesía. Si no está bien, hay que replantear y punto.
Cuando uno empieza a caminar solo, descubre otras formas de hacer las cosas, y entonces comienza la lucha por convencerlo, a veces gano, pero la mayoría de veces pierdo el pulso (pero no el impulso). Al final, indistintamente del resultado, lo más valioso es la discusión enriquecedora que solo la diferencia de opinión sabe dar.
Muchos de los trabajos expuestos son fruto de esas discusiones.
¿Qué representa, finalmente, esta oportunidad de exponer?
Bueno, ¿cómo expresar tantas emociones en una respuesta? Indudablemente la oportunidad es muy valiosa. Me compromete como artista y expone como persona.
La oportunidad que me da el Ministerio de Cultura a través del Museo de Arte y del Teatro Melico Salazar no es cosa que pueda dejar de lado. El conocimiento artístico que se adquiere durante el proceso es invaluable.
No pretendo que la gente vea estas propuestas como objetos encerrados en su valor estético.
En el proceso de formación artística, he procurado que el trabajo exprese condiciones en las que el observador sienta identificación y apropiación del objeto, ya sea visual o emocional, mediante el uso de formas conocidas e identificables por él, pero con un lenguaje distinto al acostumbrado, estimulando con ello el sentido crítico.
(*) Erika Henchoz Castro, periodista