Esta es la historia de un Caballo muy singular. Porque, en efecto, muy pronto, de modo espontáneo, su Pueblo empezó a llamarlo cariñosamente “el Caballo”, por su vigor físico excepcional y la firmeza de sus convicciones; por su increíble resistencia frente al cansancio, y su tenacidad para conseguir lo que se proponía; y sobre todo por su nobleza y su gallardía en los ideales altruistas, en la solidaridad inagotable, en la sencillez del trato, en la compasión universal, en la firmeza granítica frente a los enemigos de la Revolución.
Era todo un Caballo en el fragor de las tareas revolucionarias y en la intensidad de las horas críticas en defensa de la Patria. Pero a la vez todos sabían que era todo un Caballero pleno de humanismo, pleno de sagacidad, fecundo en recursos providenciales, pleno de imaginación y sensibilidad.
Por más de medio Siglo los más poderosos medios de comunicación del Mundo planearon su descrédito y predijeron vanamente su caída. Diecisiete administraciones y doce Presidentes de los Estados Unidos planearon su aniquilamiento en más de 600 atentados que terminaron siendo abortados, o cuyo resultado obviamente se frustró.
Y así, tuvo la inmensa satisfacción de ser odiado y execrado por la hez de la Humanidad: los Reagans, los Bushes y los Chenneys, los Pinochetes, los Aznares, los Uribes: lo peorcito de los últimos cincuenta años; pero también gozó del reconocimiento y la amistad de las personas más excelsas de ambos Siglos: de Pablo Neruda, Ernest Hemingway, Bertolt Brecht, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Günther Grass, José Saramago, Mario Benedetti, Eduardo Galeano y tantos más en la literatura; de Pablo Picasso a Oswaldo Guayasamín en el arte. Siendo revolucionario, tuvo la estimación de grandes estadistas desde el Mariscal Tito, Gamal Abdel Nasser y el Pandit Nehru, hasta Salvador Allende, François Mitterrand y Nelson Mandela; y siendo ateo, mereció la consideración de los Papas, desde Juan XXIII, el ‘Papa bueno’, hasta Francisco I.
Los gloriosos noventa años de su vida lo vieron culminar con pleno éxito el ciclo de su incansable actividad revolucionaria, y después de vencer a la muerte en difícil contienda, asumir serenamente su retiro, rodeado del respeto y la veneración de todos. Creo que en medio de las inmensas dificultades que jalonaron su existencia fue un hombre feliz, porque vio realizados los ideales de la Revolución que un día soñó; demostrándonos de esa manera que, efectivamente, con coraje y una fe inquebrantable, otro mundo es posible.
Caballero sin miedo y sin tacha como fue Bayard, el Comandante Fidel Castro Ruz, el Caballo de su Pueblo, el Caballo de todos los pobres del Mundo ¡ha entrado en la Historia.
(*) Walter Antillon Montealegre
Naranjo, 28 de noviembre de 2016.
11 Comments
R. C. B.
Este hombre excepcional hizo comer polvo a una docena de presidentes de Estados Unidos y a la legion de esbirros que desde Miami y otros rincones doblaron el lomo en adoracion al Tio Sam.
FREDDY PACHECO LEÓN
EL CABALLO — https://youtu.be/IvM3IUrif7I — http://www.elpais.cr/2016/11/30/el-caballo/
Fabio Delgado H
Muy bueno Don Walter, hasta la victoria siempre, Saludos.
Juan Félix Montero Aguilar
https://www.facebook.com/UJCuba/videos/1165531950207728/
Rogelio Cedeño Castro.
Hermoso texto y sentidas reflexiones que comparto en su sentido más profundo. Vos hablas del caballo en la charada cubana arraigada en las más profundas tradiciones del pueblo cubano, yo digo que tenía mucho de don Quijote y también de Gargantúa y Pantagruel, en el mejor sentido que pueden asumirse. Hombre idealista, valiente, luchador incansable, pero sobre estudioso de los grandes de desafíos de nuestro tiempo: la deuda externa impuesta a América Latina y el cambio climático que está a punto de acabar con la humanidad. Recordemos su participación en Río de Janeiro, en 1992, cuando Cuba aparecía más sola que nunca, poco después del fin de la Unión Soviética y el llamado bloque socialista. Muchas gracias don Walter por compartir este texto con todos nosotros.
Alvaro Montero Mejía
Walter,
Álvaro Madrigal Mora
Vaya forma de describir a este ícono de la humanidad, convertido ya en símbolo inspirador de aquellos ideales a los que todos debemos aspirar
Alvaro Rojas Valverde
Qué buena prosa amigo. Excelente artículo.
otto apuy
Me gusta mucho el artículo, un abrazo afectuoso.
Greivin Madrigal Mora
!Lindo escrito para el mas grande hombre del siglo gXX!
Orlando Arroyo
Muy respetable todo el legado de Fidel, madie le quitara sus logros y méritos, pero ¿cual fue el costo humano y de libertad de una tan longeva revolución? ¿Se cumplieron los ideales de millones de cubanos que por generaciones tañvez querían otra cosa?