Lo más importante y hermoso que me ha pasado en la vida es haber nacido en un hogar obrero, haber crecido en medio de trabajadoras y trabajadores y haberme convertido en uno de ellos.
En este ambiente aprendí e integré a mi existencia, los mejores valores que siempre me han guiado: amor por el trabajo, la justicia, la verdad, la honradez, la lealtad, la cooperación, la solidaridad, la búsqueda infinita del conocimiento y la cultura en general, la auténtica felicidad y, en fin, el pleno amor por la vida, por la Humanidad y la Naturaleza.
Por eso hoy podría, con sobrados argumentos, redactar y pronunciar con altisonancia poemas y grandilocuentes discursos alabando a las y los trabajadores, contando la historia del Primero de Mayo, ensalzando las pasadas luchas, destacando las injusticias que hoy sufrimos, gritando improperios contra quienes nos las provocan y llamando a defender, a rescatar y ampliar los derechos, que nos secuestran y suprimen esos malvados enemigos de clase y sus secuaces. Y todo esto estaría muy bien, por lo que no critico sino que alabo a quienes reciten esos poemas y expresen esos discursos. Pero, sinceramente, no estoy seguro de la efectividad de estos procedimientos para movilizar a nuestro Pueblo a conquistar su justa redención. Por eso quiero cambiar la exaltación por la reflexión generadora de la acción.
Con el debido respeto les invito a analizar detenidamente mi siguiente planteamiento, a fin de convertir vuestras conclusiones en posibles motores de liberadoras y reivindicativas acciones.
Como lo indico en el título de esta pequeña propuesta, planteo que se deben cumplir seis etapas: La primera es la recuperación de la de la lucidez pues, las y los trabajadores poseemos una maravillosa inteligencia, comprobada por el hecho simple pero contundente de haber creado -y seguirlo haciendo- el mundo en el que vivimos pero ella, con sus múltiples recursos, procesa la materia prima que captamos mediante nuestros sentidos. La lucidez, como sabemos, es la capacidad que poseemos de percibir claramente la realidad en medio de la cual existimos. Aunque la mantenemos en perfecto estado, quienes nos explotan y conculcan nuestros derechos y, con ellos, nuestros sueños y nuestra felicidad real, han atiborrado nuestros sentidos de distractores de todo tipo, de manera tal que nos tienen comiendo chatarra, comprando baratijas, botando por quienes nos mienten, nos venden, nos oprimen y roban, temerosos de cambiar, drogados y separados entre nosotros por motivos absurdos como el «opiofútbol«, el fanatismo religioso, la politiquería, el racismo, la homofobia y la xenofobia, en fin, incapaces de unirnos como clase y, creyéndonos vivir en el mejor de los mundos posibles, mundo realmente de oropel y apariencias que, ante el primer análisis serio, se revela como todo lo contrario de lo que parece y, auténtico generador constante de todo tipo de privaciones y degradaciones para victimizar a quienes creemos disfrutarlo.
Una vez limpiada y restaurada nuestra lucidez -primer paso-, el proceso redentor se facilita y agiliza pues, conocedores del deshumanizado y cruel mundo en el que, una pequeña argolla con todo tipo de engaños, nos ha puesto a sobrevivir postrados ante ellos, entregándoles nuestro trabajo, servicio y dignidad, nos percatamos de que debemos actuar inmediatamente para rescatar nuestra decoro y nuestra auténtica felicidad, pero también de que no lo podemos hacer solos, por lo que debemos dar el segundo paso que es el de unirnos como Pueblo.
Como la unión hace la fuerza estas nos impulsan a dar el tercer paso fundamental: recuperar nuestra valentía pues, unidos somos más, más fuertes y más valientes.
Este valor nos permite dar el cuarto paso que es la recuperación del Poder, con mayúscula porque nos referimos al económico, al político, al social al cultural y espiritual, es decir, a convertir a Costa Rica en una nación en que las riquezas que produzcamos se socialicen justamente, en la que impere la auténtica Democracia Participativa donde el «démos» -el Pueblo- ejerza el «krátos« es decir el Poder; en un país en el que todas y todos posean y disfruten iguales derechos y cumplan iguales deberes; en el que la cultura en todas sus manifestaciones pueda ser disfrutada y creada por toda su población y, en el que el desarrollo espiritual sea libre y pleno para todo nuestro Pueblo. Nótese que no estamos proponiendo ningún tipo de dictadura, sino liberarnos de la ya vigente como Plutocracia -gobierno de los ricos- y cambiarla, reitero, por una verdadera Democracia como gobierno de todo el Pueblo.
Logrado este cambio, no por la violencia sino por el voto informado, libre y liberador, lo que corresponde es cumplir con los dos restantes pasos: establecer la justicia plena a partir de la democratizacón y liberación de toda influencia perniciosa del Poder Judicial, para lo cual sus autoridades superiores serán electas por el Pueblo y; el bienestar integral, es decir, total y pleno, para todas y todos. Destáquese por favor, finalmente, que este proceso de avanzar mediante los pasos propuestos, no nos exige esfuerzos extraordinarios sino el placentero camino para, que nos ha designado la Naturaleza, de recuperar como Pueblo Trabajador nuestro pleno derecho a ser felices en convivencia amorosa con ella. Para no olvidarlos y aplicarlos todo el tiempo, repasémoslos brevemente: Lucidez, Unión, Valentía, Toma del Poder, Justicia Plena y Bienestar Integral. ¡El Pueblo unido dueño de su destino, jamás será vencido!
(*) Luis Ángel Salazar Oses
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Geiner Arana
Muy bien Luis Angel…muy orgulloso de haber sido su alumno de Perceptivas Filosóficas allá por el año 2001 En Uned Alajuela. Comparto los seis pasos y el enunciado en el cual en pueblo debe empoderar-se, ejercer el poder. Pero aún es más imperativo que cada persona pueda empoderarse, conociéndose así mismos la raíz de su origen y ojala poder auto-gobernarse lograr controlar todos sus instintos despojarse de este fatal letargo en que se encuentra la humanidad.
La sociedad actual esa sufriendo la dictadura que impone el consumo desmedido, las modas, las leyes impuestas por los estados empresarios escogidos por la élites que dominan la tierra. Ósea el individuo buscando emancipación individual para entrelazarse con los demás y convertirse en la libertad colectiva idea en una sociedad más humanizada regida por valores y no anti-valores, en procura absoluta de conexión con la naturaleza creo que ese será uno de los primeros pasos.