Roma, 29 may (EFE).- Los 37 sitios reconocidos por la ONU como Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (SIPAM) aportan conocimientos y experiencias milenarias que todavía hoy en día sirven para conservar la biodiversidad, dijo hoy la FAO.
El subdirector general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), René Castro, señaló en un seminario en Roma que el mantenimiento de esos lugares también puede contribuir a la lucha contra el cambio climático reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para Castro, esos sistemas emplean tecnologías y conocimientos tradicionales que son «claves» para la producción de alimentos en un futuro marcado por el crecimiento demográfico a nivel mundial.
Desde 2002 la FAO ha reconocido 37 sitios en 16 países, la mayoría en Asia, como sistemas importantes del patrimonio agrícola por la estrecha relación que mantienen sus comunidades con el territorio y el ambiente a lo largo del tiempo.
La iniciativa busca salvaguardar y apoyar esos lugares de valor agrícola y cultural, entre otras cosas, con actividades financiadas por diversos donantes.
La directora del Centro de cooperación internacional de China, Tong Yue, destacó el papel que los pueblos indígenas desempeñan para garantizar la seguridad alimentaria en los once sistemas declarados en su país.
Terrazas de arroz con más de 1.300 años de antigüedad forman parte de una lista en la que también aparecen culturas particulares de té y jazmín o sistemas agrícolas que combinan el cultivo de arroz con la producción de peces y patos.
La secretaria de la Comisión de la FAO dedicada a los recursos genéticos para la alimentación y la agricultura, Irene Hoffmann, consideró que los SIPAM pueden servir para preservar la biodiversidad y mejorar las acciones de mitigación ante el riesgo de desastres naturales.
Si antiguamente se han utilizado hasta 7.000 especies de plantas para la agricultura, en la actualidad ese número se ha reducido drásticamente y solo el trigo, el arroz y el maíz representan el 56 % del consumo de calorías.
Las razas de ganado en riesgo de extinción, por ejemplo, han aumentado del 15 al 17 % entre 2005 y 2014, y de otras muchas ni siquiera existe información sobre su estado.
«Las perspectivas no son buenas», dijo Hoffmann, para quien la pérdida de diversidad ecológica se debe a factores como el cambio climático, la intensificación agrícola y las dinámicas del mercado.
Además de algunos casos de patrimonio agrícola mundial, también se expusieron otros que potencialmente podrían llegar a serlo como, por ejemplo, el valle salado de Añana, en el País Vasco (España).
El director de una fundación que busca su conservación, Andoni Erkiaga, sostuvo que se puede revalorizar un paisaje como el de Añana y hacerlo sostenible con la promoción de sus productos locales.
El valle es una salina de interior que aprovecha manantiales de agua salada que brotan en los alrededores y que se divide en parcelas donde el agua se deja secar al sol para obtener sal.
Otros ejemplos presentados en ese sentido fueron los sistemas tradicionales y bajo gestión comunitaria de la región de Alto Tâmega, en el norte de Portugal, o las terrazas de olivos de Vallecorsa, en Italia. EFE