Bangkok, 1 jun (EFE).- Los mon, que representan casi el 0,2 por ciento de la población en Tailandia y viven en pequeñas comunidades en el centro y oeste del país, son descendientes de una civilización que dominó gran parte del sureste de Asia.
Antes de que los pueblos tais (antepasados de los tailandeses) llegaran desde el suroeste chino a la región, la cultura mon era predominante en la civilización budista Dvaravati que ocupó parte de lo que hoy es Tailandia entre los siglos VII y XIII.
Los mon fueron el primer pueblo en adoptar el budismo theravada, el mayoritario entre los países del sureste de Asia.
Sin embargo, esta comunidad, que recibió la corriente theravada de lo que hoy es Sri Lanka, nunca abandonó del todo sus creencias animistas.
“‘Lian phii’ es como llamamos a la ceremonia para invitar a los espíritus a comer”, explica a Efe Raman Salapan, un líder mon en el distrito de Lat Krabang, en el este de Bangkok.
Raman afirma que lo que distingue a los tailandeses de los mon-tailandeses, ya que ambos practican hoy día un budismo muy similar, son los rituales animistas.
Cada hogar mon sacrifica una especie de animal particular a los espíritus de sus antepasados, a los que se venera en un altar donde se guardan varios objetos sagrados como un sarong, una camisa y un anillo con un rubí.
En el caso de la familia de Raman se trata de la tortuga, animal que sacrifican en fechas señaladas y que, tras ofrecer algunas partes a los antepasados, es consumida en una sopa.
“Son los hijos mayores los que heredan las ropas del espíritu”, señala el líder mon, vestido con un sarong y una camisa de estilo mon, en un museo dedicado a esta comunidad en el templo Sutthaphote.
Otro aspecto identitario de los mon son el idioma y la escritura, que en Tailandia no se enseña por lo general en las escuelas, aunque hay algunas excepciones.
Aunque la cultura mon se remonta a Dvaravati e incluso antes, la mayoría de los miembros de esta comunidad actualmente en Tailandia llegaron a principio del siglo XIX procedentes de Birmania (Myanmar), donde se encontraban enfrentados a los birmanos.
Pranit Anong, profesora retirada y asesora del museo mon en Sutthaphote, señala que los primeros mon se mudaron en la segunda mitad del siglo XIX a Lat Krabang, cuyas tierras pertenecían entonces a una de las esposas del rey Mongkut (Rama IV), la noble mon Sonklin.
Esta noble aprendió inglés con la institutriz inglesa Anna Leonowens, cuya vida inspiró la novela y el musical “El rey y yo”, y llegó a traducir al tailandés la novela “La cabaña del tío Tom”, de Harriet Beecher Stowe.
“Fue una de las primeras mujeres (en Tailandia) en aprender a hablar inglés”, dice Pranit, que ha dedicado gran parte de su vida a estudiar a los mon.
El abuelo de Sonklin era un noble mon que fue acogido por el rey Rama I a principios del siglo XIX cuando huía del conflicto y la persecución en Birmania.
Algunos historiadores como Chris Baker y Pasuk Phongpaichit creen que el propio Rama I, el primer rey de la actual dinastía tailandesa Chakri, era descendiente de la nobleza mon.
El idioma mon está emparentado con el jemer y forma parte de la familia austroasiática, quienes bajaron al Sudeste Asiático desde el sur de China hacia el 2.200 a.C. y fueron responsables del Neolítico y la Edad del Hierro en la región, según el arqueólogo británico Charles Higham.
Se cree que los primeros misioneros budistas llegaron al sureste de Asia hacia el siglo IV a.C., pero floreció especialmente con las civilizaciones dvaravati, srivijaya y jemer, en las que compartió espacio con el hinduismo.
“La civilización mon de Dvaravati era fuertemente budista, con ciudades, una arquitectura inspirada en la India, una escritura y una corte sofisticada”, asevera Higham en un correo electrónico enviado a Efe.
No sería hasta varios siglos más tarde cuando los tailandeses desplazaron a las civilizaciones mon y jemer y formaron grandes reinos como Sukhothai (1238-1438 d.C.) y Ayutthaya (1351-1767).
Los birmanos también terminaron doblegando al último reino mon Hanthawaddy hacia el 1757 de nuestra era, lo que convirtió a los mon en un pueblo sin Estado. Birmania es el país en el que actualmente viven más mon, con unos 8 millones. EFE