La indiferencia, la subestimación, el distanciamiento, ni qué decir del silencio… he aquí las conductas del individuo que hacen el caldo de cultivo ideal para que la corrupción haga su agosto en la sociedad.
¿Cuánta metástasis hizo este cáncer de presencia larga en este país, por la gracia de la poca atención que se le prestó tiempo atrás? Hoy, ciertamente, el problema está y bien arraigado, pero la actitud en general de la sociedad es distinta y se evidencia en la presión que se ejerce en los conciliábulos espontáneos de individuos y en los de grupos organizados para que los órganos de acción política tomen cartas en el asunto con firmeza y sin renunciamientos. A lo que hay que agregar -y de manera muy destacada- la posición de buena parte de los medios periodísticos y de redes sociales que escudriñan los rincones malolientes y dan seguimiento a la investigación política que lleva a cabo la Asamblea Legislativa, casi que sin espacio para descansos y con el ojo de águila presto para identificar a los diputados que llegan a zancadillear.
Las escandalosas dimensiones de esta devastadora penetración de la corrupción en ese amplio arco de formalidades con que se expresa, se han destapado y las conocemos porque brotó una poderosa presión ciudadana valida de la posesión de informes que sustraen de la penumbra de los negocios sucios, por la diligencia de buena parte de la prensa y porque en la Asamblea Legislativa se entendió la tarea a emprender como órgano de control político. En otras circunstancias hubiera sido imposible desnudar la impudicia asentada en ciertos cubículos de la Corte Suprema de Justicia. Circunstancias, las presentes, que hubieran conducido a muy diferentes resultados si hubiesen primado en aquellos años en que el país se estremeció con otros expedientes, graves pero que recibieron tratamiento “piadoso”.
Es preciso estimular la denuncia de los ciudadanos nacida de la independencia de acción, la valentía y la rebeldía ante lo ilegal, que al fin y al cabo tienen que ver con la solidez de los valores inculcados en la familia. Hay que ayudar a las personas a tomar conciencia de la amenaza que representa el crimen organizado y de la necesidad de ayudar a salir al paso de sus actividades. Hay que restablecer la confianza en la solvencia ética y moral de las instituciones del Estado que persiguen el crimen para que los ciudadanos confíen cuando se les acercan.
Sí, Costa Rica es una hermosa expresión política y social con mil merecimientos y envidiables atributos dignos de exaltar permanentemente. No se trata, sin embargo, de quedarse en las alabanzas al desarrollo social y económico, a la cultura, a la belleza de los rincones, a ese paraíso de la democracia y de la justicia social, porque así de pronto nos veríamos atrapados por las reglas de juego de la mafia (la omertá, esa ley que impone silencio si quieres vivir). Ya tenemos bastante con los efectos opiáceos del futbol como actividad comercial.
De ahí que observe con preocupación a algunos formadores de opinión que también abrigan pretensiones políticas, criticar la diligencia con que los medios de comunicación social y los ciudadanos se suman a la denuncia encaminada a perseguir la corrupción.
Bien ha dicho el Informe del Estado de la Nación: “En un contexto de debilitamiento de los partidos políticos, descenso de la participación electoral y crecimiento de la protesta social como el que se vive hoy en Costa Rica, existe el riesgo de que ese escenario sea caldo de cultivo para la desestabilización del sistema”.
(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista
3 Comments
Franklin Rojas H
¿Desestabilización del sistema?, ¿Estamos hablando de «democracia»?; en estos días la democracia en Costa Rica es solo una linda palabra; porque lo que existe realmente es una «mafia institucionalizada»; de los muchos casos de corrupción, solo quiero saber de algún político que este tras las rejas. Y de los actuales individuos que se encuentran por el caso «cementazo» tras las rejas; ¿por cuánto tiempo más permanecerán en las cárceles?; le aseguro que por algún tecnisismo, dentro de un tiempito estarán libres.
R. C. B.
No se puede alabar a los medios en general: La Nazi, Telenoticias y Amelia son medios seriamente cuestionados, lo cual confirma, junto a repretel, monumental y columnia, el papel deleznable que tradicionalmente estos han jugado en contra del pueblo.
carolina jimenez
La dictadura mediatica que ha elevado perfiles de personajes politicos poco honorables o, ha bajado perfiles de personas valiosas, o, ha ocultado casos de corrupcion conocidos para proteger a algunos o a muchos. Todo este manejo de la informacion en contuvernio con las instituciones que son pilares de la democracia.
Creo que si en el gobierno hubiera estado el PLN o el PUSC ,el telon de la obra macabra -que viene desde hace decadas – no se hubiera caido. La red de trafico de influencias era evidente en las instituciones responsables de mantener la democracia.
La impotencia de los ciudadanos responsables ante tanta corrupcion fue apagando la pasion politica y la confianza en los partidos. Ademas, es cada vez mas evidente, que el dinero permitira manipular masas, cuya dignidad ha sido -desde hace muchos anos- arrasada por el vil metal gracias al clientelismo politico.
Mientras tanto, el pais se convirtio en tierra de nadie, cualquiera entra o sale de nuestra Patria, ya sea legal o ilegalmente. Mano de obra barata para las empresas, la cobertura en salud, vivienda, educacion, y la inseguridad creciente, la pagamos todos los ciudadanos honestos.