Basta mirar la historia reciente de Venezuela, para entender el significado del cansancio de un pueblo: la clase política, la clase adinerada y los militares venezolanos abusaron por años incontables de la benevolencia de su pueblo, hasta que apareció el “mesías- Chavez”, esperanza de millones de ciudadanos y a los que queramos o no, les cumplió a su manera, pero lo hizo.
Si miramos nuestro entorno costarricense de los últimos treinta a cuarenta años, hemos tolerado lo indecible de parte de cúpulas políticas corruptas y de algunos ricachones amanuenses.
Al menos tres y medio millones de costarricenses se sienten defraudados y con una sed de advenimiento mesiánico, que no podemos negar. La desesperanza es muy mala aliada de la democracia y pésima consejera de las mayorías, no se puede vivir sin esperanza en un mundo cada vez más polarizado como el actual, las ansias de riqueza y poder de un grupúsculo corrupto han preparado el camino para el cambio, posiblemente será muy doloroso, pero llegará en breve.
La devastación de la institucionalidad nuestra es alarmante, y se empezó a sentir cuando los bochornosos hechos de los resultados electorales de Óscar Arias contra Ottón Solis, nunca habíamos esperado eso después del año 49.
Hubo un grupo pequeño de veteranos del PAC que gritaban lucha, pero Ottón fue consecuente con su pensamiento y aceptó los hechos como se dieron, por el bien de la patria: prefirió el bien de las mayorías que el bien personal.
Hoy, después del “medio” destape de corruptela en los altos mandos de los tres poderes, la gente está harta, ya no quiere lo mismo, quiere un cambio de verdad: el pueblo no olvida que el actual presidente era secretario general del PLN, Embajador en la ONU por Óscar Arias y director de la fundación Arias.
El pueblo quiere algo diferente y eso parece ser encarnado en la figura de don Juan Diego, que está ofreciendo justicia a las grandes mayorías, tanto que la última encuesta CID-Gallup le da un primer lugar.
Si tomamos en cuenta tantas segundas rondas que hemos tenido en las últimas elecciones presidenciales, estaría clasificando para una segunda vuelta: una Semana Santa llena de brío, porque el millón de votantes que no se identifican con nadie, irán a votar por él sin duda, como votaron por Luis Guillermo para castigar a Johnny Araya.
Yo no encuentro nada malo en la persona de Juan Diego, que es muy circunspecto en su hablar, eso es parte de su personalidad, que siembra miedo en las cúpulas corruptas es un hecho innegable, porque él sabe muy bien que para gobernar a Costa Rica es necesario demostrar que se quiere limpiar la casa. No hay duda de que lo haría con una Asamblea Legislativa dividida pero en contra, y un poder Judicial que no lo aplaude.
Por lo demás él no es de izquierda ni de derecha, eso se sabe, pero para gobernar a punta de decretos tendrá que hacer alianzas y estas posiblemente estarán en la flamante oligarquía criolla o en los resabios izquierdistas del pasado que aún se mueven en los hombros de las juventudes (los izquierdistas brillantes nuestros fueron habilidosamente Pensionados de lujo para callarlos), de paso estas mentes jóvenes están hartas de las imposiciones de los organismos internacionales que las han condenado al desempleo y a la pobreza.
La única alternativa que tendrá, será disolver la Asamblea y gobernar por medio de decretos, lo cual no sería malo, pero el riesgo es que en este país nadie ha tenido ese poder después de Figueres Ferrer en los años 1948-49-50, lo bueno de ese periodo fue que estuvo rodeado de los integrantes del “Centro para el estudio de los problemas nacionales”, con lo cual las medidas en muchos aspectos fueron atinadas y mesuradas, paralelamente Pepe sabía que no le iba bien el papel de dictador porque tenía a su alrededor gente valiente y con un elevado contenido cívico.
Creo que lo que sucederá en el próximo gobierno será muy doloroso, habrá que arreglar muchos entuertos y sin dinero para hacerlo, será un periodo muy difícil de la historia costarricense pero, aquí debemos ser enfáticos, debemos señalar a los verdaderos culpables de esta debacle. Ya la ruleta empezó a girar de manera ineludible y se detendrá en domingo 4 de febrero del 2018.
(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes, Médico.
5 Comments
Nacho
Si el 4 de febrero, todos nos vamos a la montaña, y dejamos que solo unos miles de costarricenses voten, podremos regresar de la montaña como el partido más grande de Costa Rica.
Virginia Langley
El comentario tiene muchos aciertos menos uno que es importante aclarar.
Ricachones en Costa Rica son pocos,y los que conozco tratan de pasar desapercibidos y no se involucran en politica hoy dia.
Si uno pide lista a Tributacion de las personas con mayores ingresos,los ricos,la gran mayoria son empleados publicos, o bien jubilados de algun progama gubernamental. Ricos empresarios en Costa Rica ,quedan contados con las manos.
Rogelio Arce Barrantes
Cuando hago alusión a “algunos ricachones amanuences”, lo hago con pleno conocimiento de lo que digo, no he dicho que todos los ricachones de Costa Rica, no, hay mucho rico decente en este país, pero hay un un grupúsculo denominado “el eje del mal”: denunciado por Aguilar Bulgarelli en su reciente libro por cierto, ese grupúsculo ha manado de las ubres de la patria gracias a los políticos.
nilfs2
Lamentablemente necesitamos un dictador temporal para que ordene la casa, que corte de raíz a todo ese montón de hierbamala que lleva años de años de hacer lo que le da la gana inpunemente, creo que sería buena idea el suspender a la asamblea legislativa y a los magistrados hasta que se ordene la casa y se saque la basura, por consenso de los 3 poderes ya hemos más que comprobado que no es posible.
alberto ortega
Cuando los sistemas políticos colapsan en sus estructuras, las clases medias entran en pánico, saben que pronto pasarán ser parte de las clases menos favorecidas, claro ellos (clase media) siempre viven con la vana ilusión de algún día ser parte de las élites; entonces por estar desinformados como el autor de este artículo, en lugar de enfocar su lucha de mano de las clases pobres, optan por lo más fácil o sea oír cantos de sirena, en este caso el papel de sirena lo hace Juan Diego Castro. Muchos incautos ni por asomo se dan cuenta que este personaje es un comodín de las clases adineradas, es una movida estratégica genial de nuestra plutocracia; Juan Diego es, fue y seguirá siendo parte estas élites que nos han dominado por siglos, camuflado eso si con aires de prócer de la anticorrupción; la realidad es que es un lobo con piel de lobo, algunos hasta suspiran de que sea «un dictador temporal», vaya ingenuidad. Puede que Juan Diego gane la presidencia, para muchos será una sorpresa y más sorprendente será su forma de gobernar prepotente y autoritaria. Solo que en política no hay sorpresas, lo que hay es gente sorprendida como decía el difunto Omar Torrijos.