No se trata de que exista una supuesta banda roba niños en Costa Rica, se trata del cuidado y protección que los padres y los adultos en general les debemos dar a la personas menores de edad.
Durante las últimas semanas ha circulado en los diferentes medios de comunicación y redes sociales, información relacionada con el supuesto robo de niños por parte de un grupo organizado, que aunque haya sido desmentido por las autoridades, no debemos dejar de ponerle atención.
Como adultos responsables de niños, debemos explicarles en la casa a las situaciones que están expuestos, que entiendan que no deben dar información de ningún tipo por teléfono ni que les hablen a personas que no sean conocidos en su círculo familiar, así como decir no a un ofrecimiento de personas con las que no tienen relación. De igual manera, evitar dejarlos solos en casa o enviarlos a la pulpería o a la escuela sin la compañía de un mayor.
La parte emocional de los niños también es muy importante. Los padres y figuras de autoridad deben trabajar la autoestima de ellos, desarrollarles la confianza en sí mismos, cultivar sus fortalezas y hablarles de manera positiva, porque todo esto son reforzamientos en la conducta, que les puede ayudar a ser menos susceptibles a situaciones de peligro.
Además, ese acompañamiento les transmite apoyo, afianza vínculos y fortalece relaciones con los padres.
Debemos estar alerta siempre, que ellos sientan la presencia del adulto, estar repasando las medidas de seguridad que les tenemos. En ningún momento debemos desatenderlos.
Tenemos una responsabilidad con la niñez. Los padres de familia y la población en general debemos velar por la vida y la integridad de las personas menores de edad para la prevención de situaciones adversas.
(*) Rocío Solís Gamboa, Presidenta Comisión Costarricense de Cooperación con la UNESCO
1 Comment
Juan Huezo Zúñiga
Qué fácil es echarles la culpa a los padres, cuando existe en CR un ente que nos cuesta un ojo de la cara su burocrático funcionamiento. Olvida la señora que el ciudadano corriente no tiene los recursos para tener empleada y debe trabajar día y noche para mantener su familia. El abierto desastre migratorio exportado por el istmo, aunado a ciertos fulanos extranjeros que vienen a ocupar dirección y pasearse en nuestro sistema, con costosas obligaciones al resto de nuestras instituciones, están llevándonos al caos total, con crímenes, narco, violaciones, violencia doméstica, alcohol, etc., donde la humilde costarricense se ve afectado en su entorno. Se necesita de una reingeniería para tener nueva seguridad pública y privada, no ocurrentes parches, casi divorciados de nuestra realidad actual.