Paola Vega es una diputada culta y sagaz, heroína de la democracia y fiel abogada de la libertad. El padre Sixto Varela no sabe lo que dice, no supo lo que hizo, pero sí pudo ofender de la manera más rastrera posible a una representante del pueblo, a quien le asiste toda la justicia y toda la razón.
Ofendió el padre Varela el decoro ciudadano, con maldad, y en detrimento de los principios liberales y republicanos de nuestra nación.
Conviene que las instituciones religiosas y del estado convivan en paz y completamente separadas unas de otras. Este entendimiento protege la libertad de quienes creemos, la libertad de los que no creen y, sobre todo, es un ingrediente esencial para la paz.
Por eso mismo, sigo concluyendo que el propio engendro del partido Restauración Nacional está viciado por nunca haber considerado la trascendencia histórica de separar lo religioso y lo político.
La laicidad no es un capricho o una extravagancia; la laicidad es un concepto que se fue labrando a raíz de las infames guerras religiosas. La democracia le puso un freno a la intromisión del clero en los asuntos públicos y se instauró con ello una política secular de estado, piedra de la democracia occidental.
Hoy en día las instituciones religiosas no pueden ni deben funcionar al margen de la democracia. Nos guste o no, el Estado debe representar en buena teoría a todos los ciudadanos por igual, con independencia de credos y no credos. El estado no debe ser el nido de una buena o mala teología, ni el castillo de una buena o mala ciencia.
Es que el Estado no debe confesar otra cosa que la democracia y su adhesión a los principios republicanos del liberalismo político. Nos guste o no el Vaticano ha sido condenado en los estrados judiciales estadounidenses, en los billones de dólares, por su corrupción y abusos sexuales; el mensaje es claro: se terminó la impunidad. Conviene recordarle al padre Varela que la autoridad moral del clero católico anda por los suelos y que se arrastra podrida. Las personas que esto lean saben a lo que me refiero.
La iglesia (cualquier iglesia), sus instituciones y su clero no pueden ni deben estar por encima de la ley y de su institucionalidad democrática. La iglesia debe responder por todos sus actos frente al conjunto de la sociedad, y a sus feligreses les asiste el derecho al democrático manejo de sus congregaciones. No digo todo esto con encono ni mucho menos, pues estas palabras son el fruto de una mente serena y hasta callada; lo digo porque es mi deber como ciudadano de una república democrática alertar a mis compatriotas sobre el peligro de mezclar política y religión. Y no me cansaré de hacerlo.
La civilización occidental, de la cual somos parte, se fue abriendo paso al fragor de interminables y crueles guerras lideradas por la Iglesia en las praderas del mundo medieval y del moderno.
La Guerra de los 30 Años (1618-1648), por ejemplo, marca una etapa arteramente cruel y genocida entre cristianos católicos y cristianos reformados, guerra de las casas imperiales europeas que se disputaban el control político de Europa, sangría que tuvo que hacer un alto con la firma del Tratado de Paz de Westfalia. Toda iglesia cristiana del mundo debería dedicarle, al menos, un sermón al año a esta tragedia y con ello reflexionar sobre los incendiarios peligros de mezclar política y religión.
Ciertamente los Estados del norte de Europa llevan bien en su pecho las lecciones aprendidas de la cruel intolerancia religiosa, flanqueados por el alto nivel de responsabilidad cívica de sus iglesias nacionales y de sus ciudadanías.
En Costa Rica no existe dicha tradición, no tenemos la madurez cultural de sociedades como la noruega o la sueca, para entender plenamente el lugar que ocupa la religión en una sociedad democrática. En nuestro medio, entonces, resulta justificado conferir laicidad al Estado como un ingrediente que contribuye a la causa de la paz y la igualdad ciudadana. Llegó la hora de terminar con las exenciones fiscales que se otorgan a la Iglesia; llegó la hora de poner a tributar a todas las iglesias.
Siendo nuestra sociedad tan permeable frente fundamentalismo religioso de cualquier signo, es consecuente, en nombre de la libertad y la democracia, delimitar con mejor certidumbre las restricciones que de lo público deban tener las instituciones religiosas. No es capricho lo antes propuesto, pues no es un secreto que ciertas toldas religiosos buscan denodadamente el poder político, lo cual es muy peligroso como lo ilustra la historia.
A Paola Vega yo le digo, “diputada siga adelante, no desmaye, que por lo que usted cree, yo tambien pongo el pecho.”
(*) Allen Pérez es Abogado
12 Comments
Maria2
Totalmente de acuerdo , tambien mi apoyo total a LA VALIENTE e INTELIGENTE PAOLA VEGA.
ANDREW
Valiente por expresar sus ideas y creencias?, entonces todos somos valientes. Porque también es un derecho el profesar una creencia religiosa.
Manolo
En esta aldea subdesarrollada urge una reforma constitucional para hacer al estado laico y prohibir los partidos de base confesional y la intromisión de pastores en la política. La falta de cultura en este país hace mella y le cuesta bastante a la sociedad. Pero con este congreso está imposible. Pagamos los platos rotos de las fisuras de nuestra democracia.
ANDRÉS
Manolo, creo que no estas conciente de lo que escribes. Pues lo que afirmas es la intromición del Estado con políticas de censura y de libertad de expresión para aquellos que no esten de acuerdo con la política gobernante, eso NO ES UNA DEMOCRACIA Y LIBERTAD DE UN ESTADO es un Estado represivo, socialista y de ideología de izquierda. Actualmente todos tenemos voz y voto sin discriminar por religión sexo o condición económica. Estas proponiedo una dictadura Y PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN NOMBRE DEL «ESTADO LAICO».
Gustsvo Artavia
Don Allen, qué opina del hecho de que; el Gobierno de la cual doña Paola es parte, llegó sl poder utilizando la Iglesia por medio de la «campaña de la Negrita» ?? Indudablemente, este fue el factor que inclinó la balanza: los católicos terminaron por decantarse por el PAC, a pesar de todo, con el argumento de que eran los «defensores de la Fe». Se vale eso don Allen?
Allen Perez
Don Gustavo: muchas gracias por comentar y preguntarme. Con la democracia pasa, a veces, como lo que ocurre con algunos acalorados juegos de balompié. El evento se descompone, los futbolistas se tornan violentos y de las gradas llueven sillas y escupitajos. Y al árbitro hay que sacarlo entre policías, esconderlo y pagarle otro hotel. En principio, en buena teoría, ello no debe ser así. Lo cierto es que ocurre, ocurrió y seguirá ocurriendo.
En todo caso, lo sí defiendo es que a todo aspirante a presidente, sea quien sea, se le deben buscar todas sus pulgas. Por ello, la libertad de prensa debe al máximo defenderse, aunque no sea ella una garantía 100% de la “verdad” cualquiera que ésta sea.
Claro que el país necesitó saber quien era Ronny Chávez por una razón: por la cercanía casi íntima entre él y Fabricio Alvarado, porque el evangelista no era una persona cualquiera, sino un fanático religioso de mucha influencia. Ese era un dato que no podía permanecer en el closet -como lo quiso siempre así el diputado Carlos Avendaño- porque en una democracia que se precie de serlo ésta debe ser capaz de levantar enaguas y sotanas a tirios y troyanos.
En una contienda electoral, ello no solamente es deseable sino casi hasta obligatorio, sobre todo observando el ciudadano la novedad de tener que elegir entre un proyecto filo teocrático y otro democrático.
La grosería y el analfabetismo político desplegado en contra Paola Vega, en nada se parece, ni nada tiene que ver, con la justa necesidad de saber lo importante que Chávez era en la vida de Fabricio Alvarado. Después de todo, este caballero estuvo no muy lejos de la presidencia.
Pablo Mena
Muy bien así se habla.
ANDREW
Don Allen Perez, leyendo su articulo y las respuetas dadas es de total intolerancia religiosa en este caso hacia el Cristianimo y a determinadas personas categorizandolos bajo criterios denigrantes como fundamentalistas; pero no me extaña es el pensamiento totalitario de la izquuierda política la cual agrede, minimiza, discrimina y censura a toda al opositor.
carolina jimenez aguilar
Para mi concepto, los comportamientos de la diputada Paola Vega y del sacerdote Sixto Varela ,denotaron falta de madurez. Ella como figura publica , representante de un conglomerado no exclusivamente ateo, debe observar una compostura mas diplomatica y politica, no digo actitud hipocrita sino respetuosa, pues representa a un partido y hiere la sensibilidad de miles de partidarios creyentes y perjudica mas al PAC. El padre Sixto, debe dar ejemplo de rectitud y no rebajarse hasta la ofensa.
Ser diputada o ser sacerdote , conlleva una serie de responsabilidades muy serias en una sociedad convulsa y a punto de estallar como la nuestra.
Comparti en grupos culturales donde sus connotados participantes eran masones, teosofos, ateos, catolicos, catolicos liberales; recuerdo a Jose Basileo Acuna, Lilia Ramos, Dr Constantino Urcuyo (padre), Dr Gadea, Dr Gonzalo Vargas y otros. El respeto siempre impero.
Allen Perez
Querida Carolina, mi punto de partida es otro. Es el siguiente:
No habría escrito el presente artículo sino hubiera sido por el meme, el del desaforado caballo y la señora diputada, con el que el padre Valera ofendió. Algunas personas saben que yo soy cristiano y, además, soy una persona a quien le gusta orar, porque decidí creer y tener fe. Yo no soy quien para decirle a una persona “caballa” por sus concepciones cosmológicas. Porque el ateísmo es eso: simplemente un punto de vista, una opinión. Si la diputada Vega hizo lo que hizo -asunto que nunca consideré una falta de respeto- lo hizo por convicción republicana y democrática.. Como tampoco me ofende el costarricense que no canta el himno nacional, que no se pone de pie para hacerlo, o el ciudadano que no saluda a la bandera. Otro tema, muy diferente, es debatir las inconveniencias sociales de NO dejarse guiar por ciertas convenciones normativas públicas. El estado laico YA es una necesidad urgente que la nación requiere, para poder hilvanar con decoro los nuevos retos de la libertad y la democracia. Paola lo hizo sin ofender y si alguna gente se ofendió, ello lo atribuiría a una cierta escasez de cultura democrática.
ANDREW
No estoy de acuerdo con un estado laico en terminos los cuales se han presentando en america latina, donde en realidad llega a ser una censura y restrincción de la libertad religiosa.
Andrés
Para Don Allen Pérez. También es mi deber como ciudadano levantar una voz y no estar callado ante discursos oportunistas, manipuladores y de odio que son utilizados por militantes politícos de izquierda (en su mayoría) para engañar y confundir a la sociedad. En su artículo inicia con la defensa de la diputada del PAC, pero no encuentro una defensa de su parte hacia la diputada de RN Ivonne Acuña cuando ella si sufrió una vil y grotezca agresión como mujer y cristiana no un meme al cual todos estamos expuestos como en este caso.
El fin en realizadad de este artículo es argumentar a favor del «estado laico» utilizando arguementos debiles y simples.
Pertenecemos a una democracia libre con valores y principios Cristianos, donde no hay discriminación y todo ciudadano es igual ante la ley, no es perfecta tiene defectos pero es libre y democrática aunque ciertos individuos quieran hacer creer lo contrario por medio de discurso ideologícos anticientificos y la invensión de derechos subjetivos represivos para la población en general,como el caso de Noruega donde el Estado violenta la patria potestad de lo padres y les retira los hijos a los padres que no desen criar a sus hijos en la ideología de género o Canada donde han aprobado la ley C-16 o la ley Schiappa en Francia (inicio de la normalización de la pedofilia y proxenetismo). Actualmente Europa está en una guerra cultural ideológica propiciada por una genreación post-cristiana y partidos políticos de izquierda con cierto poder del Estado.
Lo que en realidad buscan es mediante un «estado laico» censurar la libertad religiosa, de conciensa y expresión alegado una intrimisión religiosa en la política, no mencionando que toda persona tiene el derecho de ejercer su voto basado en sus creencias sean estas religiosas o no. El afirmar que una persona por su creencia religiosa no deba ejercer cargos públicos o de gobierno es discriminar y utilizar al Estado para evitarlo es censura y represión.
Finalmente las mayores matanzas o genocidios han sido por Estados comunistas y ateos y por cierto lo más represimos en derechos y libertades del individuo; el que una persona utilice la religión para sus fines egoistas y realizar matanzas de inocentes es diferente y no es el fundamento Cristiano de nuestra sociedad.