«Los terroristas de Al Nusra suministran armas químicas a sus aliados, las formaciones armadas ilegales», dijo la diplomática en una rueda de prensa en San Petersburgo.
Alertó además que los insurgentes trasladaron el mortífero gas sarín al hospital de la gobernación de Idlib, el último gran bastión de los terroristas.
Rusia advirtió en reiteradas ocasiones que los terroristas coludidos con la ONG Cascos Blancos preparaban la escenificación de ataques químicos en Idlib para justificar bombardeos de la coalición estadounidense.

«Tenemos información de que los Cascos Blancos tendrían el papel principal en los montajes planeados», señaló.
Agregó que últimamente llegaron a Siria cientos de integrantes de los Cascos Blancos, una organización financiada por Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Dinamarca y Países Bajos.
Todo apunta, indicó, que en los montajes están implicados también instructores extranjeros.
«Los socios estadounidenses, con sus amenazas de realizar una operación militar de gran envergadura contra Siria, minan la reconciliación en ese país», dijo la portavoz.
Zajárova destacó que, «en lugar de forzar al diálogo a la llamada oposición armada ‘moderada’, les infunden a los opositores la esperanza ilusoria de que intervendrán en el conflicto a su favor».
La diplomática destacó que los miembros de esos grupos armados, alentados por el apoyo de Washington, siguen realizando desde Idlib ataques armados contra los territorios que controla el Ejército de Siria.
«En agosto pasado los militares rusos registraron 554 violaciones de la tregua, en concreto con morteros y artillería, que provocaron la muerte de 29 personas, desde el inicio de septiembre las violaciones ya son 350, lo que muestra por supuesto, un aumento de la actividad terrorista», resaltó la representante de la Cancillería rusa.
«Creo que los pilotos israelíes, cuyas acciones crearon una amenaza y provocaron el siniestro del avión ruso, se comportaron de una manera poco profesional, como mínimo», dijo Zajárova.
La portavoz agregó que «la tragedia que ocurrió el 17 de septiembre requerirá investigaciones adicionales y explicaciones por parte de Israel».
«Estoy segura de que surgirán en el futuro más próximo», indicó.
El Ministerio de Defensa de Rusia informó que el pasado 17 de septiembre sobre las 20.00 GMT se perdió la comunicación con un avión IL-20 ruso que regresaba a la base aérea Hmeymim y se encontraba a unos 35 kilómetros de la costa del Mediterráneo.
Según el departamento castrense, en esos momentos cuatro cazas israelíes F-16 estaban atacando instalaciones en Latakia y usaron al IL-20 como escudo, exponiéndolo al fuego del sistema sirio de defensa antiaérea, mientras la fragata francesa Auvergne lanzaba misiles hacia Siria.
El IL-20 fue derribado por un cohete del sistema S-200, murieron 15 efectivos rusos.
El Ministerio de Defensa ruso calificó las acciones de Israel de intencionadas y hostiles y declaró que se reserva el derecho a responder adecuadamente.
Por su parte, el Ejército de Israel lamentó el derribo del IL-20 ruso en Siria y subrayó que la responsabilidad del derribo del avión ruso recae en Damasco, Teherán y el movimiento chií libanés Hizbulá. (Sputnik)