“He nacido en un tiempo en que la mayoría de los jóvenes habían perdido la creencia en Dios, por la misma razón que sus mayores la habían tenido: sin saber por qué. Y entonces, porque el espíritu humano tiende naturalmente a criticar porque siente, y no porque piensa, la mayoría de los jóvenes ha escogido a la Humanidad como sucedáneo de Dios. Pertenezco, sin embargo, a esa especie de hombres que están siempre al margen de aquello a lo que pertenecen, no ven sólo la multitud de la que son, sino también los grandes espacios que hay al lado. Por eso no he abandonado a Dios tan ampliamente como ellos ni he aceptado nunca a la Humanidad. He considerado que Dios, siendo improbable, podría ser; pudiendo, pues, ser adorado; pero que la Humanidad, siendo una mera idea biológica, y no significando más que la especie animal humana, no era más digna de adoración que cualquier otra especie animal. Este culto de la Humanidad, con sus ritos de Libertad e Igualdad, me ha parecido siempre una resurrección de los cultos antiguos, en que los animales eran como dioses, o los dioses tenían cabezas de animales”.(Fernando Pessoa en El libro del desasosiego)
Esto me hizo reflexionar profundamente sobre una pregunta que me hizo mi hija mayor, recién se graduaba de antropóloga, y estábamos almorzando en familia, al final quedamos ambos solos haciendo sobremesa: ¿papá, usted cree en Dios porque cree que es verdad o por haber sido operado de un cáncer y salir adelante? No respondí, acaso porque ni yo mismo lo sabía.
Fui educado en el catolicismo de los años cincuenta-sesenta, con una rigurosidad no extralimitada, pero si una educación donde los cuestionamientos acerca de Dios no estaban aceptados. Ya después vino la universidad y luego la vida profesional, a pesar de que no era de misa diaria ni confesiones, mi idea de Dios no dejó de estar presente en mi vida diaria, quizá con un poco de sentimiento de culpa pero ahí estaba. Me casé con una mujer de una formación similar, lo que hizo que no hubiera choques entre ambos, criamos a nuestras hijas dentro del modelo católico, pero sin extremarnos. Mis nietos son católicos pero un poco más light, no obstante para ellos la existencia de un Dios no está en discusión.
Después de la revolución francesa, de la que Dickens dijo: “fue la mejor y la peor de todas las épocas”, los cambios en la creencia occidental fueron notorios, especialmente en el mundo latino e hispanoamericano, los anglosajones han mantenido más el doble discurso, quizá para poder acoplar el protestantismo a la ética jurídica de sus países.
Hoy, cuando vemos un mundo sin fronteras, con una aceptación de estereotipos de toda índole, con un culto al consumo y al cientificismo, con una deplorable aceptación de los modelos más extremos, criticando todo aquello que prohíba algún acto, uno se pregunta sin obtener respuesta, ¿será que hemos perdido el rumbo como sociedad humana? En “la rebelión de las masas”, don José Ortega y Gasset, deja ya expuestas esas preguntas con respuestas poco aceptadas, este filósofo español vino a menos entre sus pares alemanes y anglosajones por su posición teológica.
El mundo de hoy se caracteriza, no por no creer, sino por una ausencia absoluta de “cuestionamientos”, sencillamente dice no creer porque no, o creer porque si; la duda metódica ha desaparecido de la mente humana. Se defiende a la mascota más que al indigente, se adora la humanidad pero se le extermina porque si, es imposible declararse creyente en ciertos círculos pseudo intelectuales, o te acoplas a ellos o te segregan: la intolerancia por los que creemos raya en la estulticia.
Llegados al siglo XXI hemos caído en un existencialismo demencial, disfrazado de comparsa, donde nadie sabe bien qué es lo que cree o qué es lo que no cree. El conocimiento se salió de los antros que lo monopolizaron desde el siglo XI y está en cada teléfono celular: la democracia del conocimiento nunca había conocido una época más liberal; no obstante el problema se da ante la avalancha de datos falsos considerados como verdades absolutas.
Aún no encontramos, ni encontraremos el norte, por la sencilla razón que este norte es relativo a cada uno y no universal.
(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico
4 Comments
Jack el destapador
El ser humano actual está condenado a la desaparición. Si la especie humana está llamada a perdurar y a llegar a las estrellas deberá sufrir una actualización dramática de su psiquis, porque este software mental ya se llenó de virus y está impidiendo a la mayoría de los seres humanos funcionar. El científicismo y ateísmo actual no son más que otro ejemplo de este estado de colapso siquico y mental del ser humano actual. Sobre el problema de Dios, ha de recordarse que una idea mental de El solo puede conducir a más errores, es un espíritu, y la misma biblia dice que a Dios ningún hombre lo ha visto jamás. Sin embargo, muchísimos místicos y buscadores de la verdad han sentido esta presencia a través de las edades, negar todo el acerbo espiritual de las antiguas tradiciones es majadería intelectual de mentes aletargadas por la indiferencia y el materialismo. Pero para darse cuenta hay que investigar seriamente, no creerle a los eruditos del estatus quo. Y no sólo eso, entre Dios y nosotros existen entes de diverso grado de avance, esto es otra cosa de la que en estos tiempos hay cada vez más evidencia. La gente está viendo cosas en el cielo. Lo que pasa es que para la mayoría lo más fácil es creerle a los papanatas de la religión establecida y de las cátedras universitarias. Pero el que investiga honestamente sabe que hay Dios, el reino divino, la multidimensionalidad y una grandeza mucho más grande que este remedo de sociedad esclavizada y enferma que pintan como la pomada canaria
Margot llanez
Dios es la naturaleza dijo Spinoza. Si no podemos respetar la flor o no Creer en el ciclo natural de las cosas. Entonces como podría el honbre creer en dios
Gerardo
Buenos los comentarios anteriores. Para que tratar de explicar la existencia de dios? Dios es solo un ser imaginario. Dios es lo que tu quieres que sea.
Maria2
Saber mejor que creer , o no creer. Talvez Dios sea mas bien un descubrimiento.Y no una creencia ( o no creencia)