miércoles 24, abril 2024
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En vísperas del cambio en Venezuela

La tierra que soñó Bolivar y que en gran medida creó y enlastró él mismo, es hoy el centro de las miradas de América, Europa y Asia. Venezuela ha estado cautiva antes y después de la independencia, de fuerzas castrenses, no ha existido una democracia relevante que mostrar al mundo. Siempre ha estado manejada por el capitalismo con la ayuda del ejército, como en la mayoría de los países de América latina, con breves días de socialismo populista, está otra vez frente al destino manifiesto.

Cada vez encuentro más juicio en el pensamiento de José Figueres Ferrer, si no hacemos justicia compartida, estamos afilando los machetes para nuestros propios pescuezos. Recuerdo una anécdota de fines del año 1969, cuando ya Pepe era el candidato de facto, porque Daniel y Carazo nunca se pusieron de acuerdo y ambos querían ser el candidato del 70. Mientras revisaba las listas de candidatos nacionales a la Asamblea Legislativa, un comunista muy conocido, quería un lugar elegible por San José; don Pepe, con su ideología siempre vivaz, le dijo: ”no, no puedo y si querés irte te vas, la Embajada Americana te tiene en la lista negra, y yo le he sacado más plata a los ricos de este país que Mario Echandi” (Mario siempre fue candidato del antiguo Club Unión). El comunista se fue a hacer casa aparte y muchas cosas más aparte.

El problema de Venezuela ha sido en este confuso interregno, que si bien el “comandante” Chávez repartió muchos bienes entre los pobres, a su ausencia se sumó la presencia de Maduro, un pobre títere de los intereses cubanos, rusos y chinos, y cercado totalmente por un ejército mercenario que tiene cautivo al ejército de la República.

Por desgracia no parece ser que tengamos una transición democrática, hacia la democracia (sic) sino una guerra dolorosa, como todas las guerras. Será rápida, eso si, pero sangrienta, no por la torpeza de Maduro, no, él ya hace más de dos años no manda nada en Venezuela, será rápida porque la mayoría del pueblo está harta, no seguirán mayoritariamente a su comandante de pacotilla, ni a Diosdado, serán como los Batallones de la Dignidad de Noriega, botarán las armas al sonido del primer triquitraque, contribuyendo al pillaje como sus homólogos.

El capitalismo volverá a tomar el poder, posiblemente vuelva a ignorar a los pobres apenas se asienten en el palacio de Miraflores. Es difícil que haya una revolución ideológica en ese margen derecho del país, saben que para ellos siempre estará el ejército a mano, para que los respalde.

Nosotros, pese a los pesares, tuvimos muchos presidentes inteligentes en los ciento treinta años antes del cuarenta y ocho, pero el más suspicaz fue Pepe. Este hombre pequeñito de estatura, fue un autodidacta y en un artículo hace muchos años, cincuenta quizá, escribía don Cristian Rodríguez, esa mente brillante, que Pepe lavaba platos en Boston y por las tardes estaba siempre leyendo en la Biblioteca Pública. Ellos coincidieron allá a finales de los años veinte del siglo anterior. Pepe no era más que figuerista, nunca creyó en brujas y no siguió ningún “ismo”, solo su propia idea de las cosas.

Hoy, ante la inminente lucha que se cierne sobre el pueblo venezolano, debemos comprender que no es un asunto de querer la paz o la guerra, nosotros no tenemos significado alguno en ese conflicto y si el presidente Alvarado ha actuado frontalmente contra la dictadura, no ha sido más que siguiendo órdenes del Departamento de Estado, eso siempre es así.

Dentro de nuestra deteriorada economía, tenemos la dicha de no tener ejército, con lo cual siempre dejamos a cualquier presidente terminar su periodo, aunque no sea un buen presidente (no me refiero a Carlos Alvarado), cualquier presidente termina aquí su periodo. Si alguien hubiera merecido el Nobel de la Paz, aunque no creo en los premios Nobel, debió haber sido Pepe por abolir un ejército constitucionalmente, estando él en el poder: este desarmar a los sargentones, echó las bases para “Esquipulas”y “Contadora”, cimientos de la paz en Centroamérica.

Hoy los discursos demenciales y hasta divertidos de Hugo Chávez, hacen mucha falta, ese pseudocomunismo caribeño, cómo se echa de menos. Aquí fallaron los Castro’s bros, eligieron un pésimo heredero, el peor aunque les fue tan leal como Chávez, pero sin ese carisma salsero del “comandante Chávez”.

Esta primavera debería ser aprovechada por la oligarquía venezolana, para darle un rumbo digno al gobierno de Venezuela, con miras a reconciliar al pueblo, que ya está radicalmente dividido en dos sectores irreconciliables, con eso evitarán los golpes de Estado que han sido demasiados desde Bolívar.

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico

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