La manipulación mediática hace más daño que la bomba atómica porque destruye cerebros.
Noam Chomsky
Es perfectamente comprensible que la manipulación mediática (que no por torpe y burda deja de ser efectiva en algunos extractos de la población) logra confundir sobre lo que realmente acontece hoy en Venezuela. Por tal razón nos ha parecido prudente y oportuno, y en abono a la verdad, recordar las principales proclamas de quienes desde su génesis histórica las convirtieron en doctrinas. Doctrinas que se manifiestan con inusitada fuerza cuando un país situado al sur del Rio Bravo o Grande decide transitar por caminos propios, libre de ataduras políticas y económicas. Recordemos aquella frase de América para los Americanos (la anglosajona por supuesto). Luego vino lo del Destino Manifiesto, una especie de Mandato Divino, que les legó no solo una parte sino todo un continente, lo que fue afirmado de manera diáfana e inequívoca por el entonces Presidente de los Estados Unidos William Taft (1909- 1913) quien dijo, sin tapujos, lo siguiente: No está lejano el día en que tres banderas de barras y estrellas señalen en tres sitios equidistantes la extensión de nuestro territorio: una en el polo norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. Todo el hemisferio será nuestro, de hecho como, en virtud de nuestra superioridad racial ya es nuestro moralmente.
Esto que pareciera cosa de un pasado, sigue presente y constituye el principal pilar de la política de la potencia del norte hacia el resto de los países del continente. La que en su esencia no ha cambiado, al margen de las variadas estrategias y sofisticadas modalidades que se utilizan para el mismo fin: anexiones, invasiones, golpes de Estado que instauraron dictaduras genocidas, asesinato de líderes y gobernantes, acosos económicos, endeudamientos que subordinan, control de medios informativos, judicialización de la política con fines descalificadores y todo aquello que contribuya a mantener a los países de la región como su patio trasero, a afianzar sus intereses geopolíticos y garantizarle el suministro de recursos naturales bajo las condiciones que imponga con el uso de la fuerza.
De ahí que el propósito de sus intervenciones en nombre de cínicas afirmaciones de democracia y derechos humanos, ha sido siempre el mismo: interrumpir todo proceso tendiente a disminuir o eliminar ese dominio camuflado en ese Destino Manifiesto que no se sabe aún si les fue otorgado por dioses o demonios.
Pero, como dice un buen amigo, así lo determinó la historia, que tengamos que compartir espacios continentales con una nación convertida en imperio, conformada por gente proveniente de la Europa anglosajona, con arraigada mentalidad de superioridad racial , diferente cultura y prácticas religiosas . A todo eso (de tener ese vecino que se comporta con soberbia y prepotencia) se le suma lo que nos dejó la época colonial: poderosas oligarquías sumisas y alineadas a los intereses imperiales.
Esta ha sido y sigue siendo la realidad de una América Latina y Caribeña, que a pesar de las adversidades mantiene asidas y desplegadas sus propias banderas de emancipación. Banderas que, en las diferencias, representan una identidad única en la que convergen razones geográficas e históricas amalgamadas en ese ADN latinoamericano y caribeño que se comparte con los pueblos originarios. De procesos que a pesar de los avances y retrocesos no se detienen debido a las fuertes convicciones y a un optimismo histórico que alimenta perseverancias que se constatan cuando vemos que a pesar de los reiterados intentos de destruir a la Venezuela Bolivariana, que se da desde el arribo al poder del Presidente Hugo Chavez , esta resiste. Que a pesar de las acciones criminales que le restan capacidades y protagonismos al país, diezmando su economía con el consiguiente sufrimiento de su pueblo, Venezuela avanza en su proyecto transformador de construir un país socialmente justo, económicamente libre y políticamente soberano. Que a pesar de los encantamientos y hechizos producidos por una monolítica propaganda que ha venido embrollando la realidad venezolana haciéndola aparecer como lo contrario de lo que es o bien ocultándola, en contraposición de la lógica y el sentido común, la verdad aflora y sus mentiras quedarán en la historia como falsificaciones, casi esquizofrénicas, de los hechos.
Frente a los encantamientos y los hechizos, que prevalezcan la lógica y el sentido común.
(*) José Luis Callaci
En el pasado hubo prominentes oligarcas que ofrecieron resistencia como Juanito Mora. Hoy día queda muy poco de esos arrebatos de dignidad e independencia en las clases enriquecidas al calor del imperio y en los gobernantes.
Así es. Pero tal vez Costa Rica ha sido una de los pocos países, sino el único, en donde se dieron esos casos.
Bueno, Juanito primero negocio con los británicos, luego trato con Vandervilt y después enfrentó a Walker, pero no fue de buenas a primeras, ademas corría el riesgo de perder sus monopolios si entraban los sureños.
Lo que existe hoy en Costa Rica es una oligarquía prostituida y torpe postrada ante la camarilla gobernante en representación del imperio yanki.
En lo que a Venezuela atañe tiene la virtud de contar con un pueblo heroico capaz de enfrentar al imperio norteamericano y derrotarlo de la misma manera como lo hicieron los vietnamitas el siglo pasado.