jueves 18, abril 2024
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Los maltrechos leones de William Walker

En medio de la zozobra, el dolor y el desgarre provocados por cualquier guerra, no hay duda de que la jocosidad y el sarcasmo ayudan a sobrellevar las adversidades. De ello no fueron excepción las jornadas bélicas que se prolongaron por los 14 meses que duró la Campaña Nacional contra el ejército filibustero encabezado por William Walker.

Conviene recordar que este médico, abogado y periodista soñaba con implantar la esclavitud en los cinco países centroamericanos, para después integrarlos a los Estados Confederados de América. De hecho, recibía abundante financiamiento, armas y víveres de los esclavistas sureños, y eso le hacía sentirse superior e invencible. Tan arrogante y prepotente que, cuando arribó a Nicaragua en junio de 1855  junto con su primer contingente de 58 mercenarios, denominó a su grupo «Los inmortales».

Para noviembre de ese año, el presidente don Juanito Mora había sido advertido de los riesgos de una invasión filibustera, lo cual ocurriría pocos meses después, ya en el nuevo año. Con el militar húngaro Louis Schlessinger como líder, a mediados de marzo de 1856 penetraron a Costa Rica por Guanacaste, confiados en la incapacidad organizativa y bélica de los que estos racistas llamaban «greasers» (grasientos).

Pero…, ¡¡¡tamaña sorpresa se llevarían!!! En efecto, mientras descansaban la tarde del 20 de marzo, acantonados en la casona de la hacienda Santa Rosa, el silencio fue roto por el agudo sonido de cornetas tocando al unísono, y de súbito se vieron rodeados y atacados por varios flancos. Ante tan fulminante ataque, Schlessinger se acobardó y salió huyendo junto con unos 250 hombres, mientras que unos 50 caían muertos o apresados, para después ser fusilados. En 14 minutos, todo había acabado.

El líder filibustero William Walker.

Tan importante hazaña explica que en el diario Boletín Oficial del 27 de marzo, con el subtítulo Comunicados, se publicara un texto anónimo, dirigido al editor de ese medio, quien en una nota al pie aclara que leones era como «llamaba Walker a su finado regimiento, formado de los más desesperados hambrientos filibusteros». El texto completo dice así:

«Aunque su periódico sale en una pequeña hoja para noticiar al público lo más interesante de la guerra, juzgo que no dejará de tener lugar en él la inserción de una noticia referida en cuatro palabras. Es la siguiente: El General Walker está sumamente ofendido con las ovejas de Costa-Rica, porque han tenido el atrevimiento de comerse su regimiento de Leones, con tanto apetito como si fuera la suculenta yerba de los prados y más porque se han servido este banquete sin tener la atención de dejar siquiera uno de los bravos leones para que llevase la noticia de tan extremada golosina, en ocasión que con suma impaciencia aguardaba su regreso, contando el tiempo por minutos con el reloj en la mano; así es que el muy gracioso señor ha venido a imponerse del suceso por las conversaciones y hablillas de los vecinos de Granada y Nicaragua. En efecto, estas ovejas no saben de cortesías, pero podrá repararse la ofensa, siempre que todo el rebaño pase prontamente a Granada a dar una satisfacción y a ofrecer una serenata al potentísimo señor, compuesta de diferentes y armoniosos balidos, en todos los tonos de la escala, cosa que ha de ser muy grata a los oídos filibusteros. De hoy en adelante podrá justificarse la costumbre de los chucanes [los bufones], que al burlarse de alguno, le berrean imitando el balido de los carneros».

Walker en su oficina en Granada.

En efecto, enterado de la humillación en su cuartel de Granada, adonde Schlessinger acudió a explicar su fracaso a puras excusas sin fundamento alguno, Walker lo sometió a juicio y lo condenó a muerte, pero pudo escapar hacia El Salvador.

Así, de manera análoga al pasaje bíblico de David y Goliat, en que el más débil pero hábil puede derrotar al más poderoso, y no obstante ser herbívoras, las ovejas vapulearon e hicieron huir a los temibles leones depredadores.

(*) Luko Hilje Quirós

(luko@ice.co.cr)

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2 COMENTARIOS

  1. Juanito Mora fue un gran visionario y gobernante amante de esta patria; el cual se rodeo de hombres con gran valor y entrega, para defender nuestra soberanía. Hoy tristemente somos un pueblo domesticado y estupidizado; arrodillados ante los filibusteros modernos. Esto me recuerda el comentario burlesco de uno de nuestro riquillos y arrastrados; el cual me dijo que en lugar de que en lugar de la estatua de Juan Santamaría, se debió poner la de William Walker.

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