viernes 29, marzo 2024
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Tan cerca y tan lejos

De cal y de arena

Nunca antes como sí sucedió este 15 de mayo, Día del Agricultor, se dejó oír a todo pulmón el grito de angustia del agro por el desamparo en que el Gobierno de la República lo tiene sumido. Calificados portavoces suyos –grandes, medianos y pequeños- coincidieron con elocuente sintonía en señalar la ausencia de una política de gobierno para con el sector agropecuario, al punto de dejarlo expuesto a una crisis de delicadas consecuencias económicas y sociales por el lado de los impactos en la generación de riqueza, en la mano de obra y en la gestión de las exportaciones.

¿Cómo así, siendo el sector agropecuario el que aporta el 34% del PIB y el que genera 687.000 empleos directos, en gran parte en las zonas rurales, allí donde el paro socava las estructuras sociales y alimenta  conductas delictivas?. Pues así resulta ser, validando la crítica ácida que externaron los portavoces del sector que acudieron a entrevistas a sacudir las entrañas mismas del país, seguramente hastiados de la indiferencia gubernamental que  posiblemente –por lo que se les escuchó- les hace pensar  que se les está tomando el pelo.

Sí, porque según su decir, los ministros de Estado comisionados para relacionarse con el sector les escuchan y les reciben la información con cortesía. Pero nada se materializa en hechos. De donde brota su queja de que no hay una política de gobierno que marque un derrotero, que funde responsabilidades de uno y otro de cara a estrategias de estímulo a la producción, una política que genere confianza de cara a las decisiones que han de tomar los empresarios convocados a producir bienes, servicios y empleos.

La censura –ácida, como hace rato no se la escuchamos a representantes del empresariado- fue un dardo así también hacia el presidente de la República. Al decir de doña Laura Bonilla, presidenta de la Cámara de Exportadores,  nunca en todo este primer año de su gestión se ha reunido con ella para abordar la densa agenda de trabajo engrosada por los obstáculos derivados de la gestión burocrática y su herramienta cruel e implacable, la tramitomanía; de la calamitosa infraestructura vial y portuaria; del difícil acceso al crédito; de los registros de agroquímicos en atorado proceso de trámite; del bizqueo que distorsiona la visión de algunos burócratas con la cuestión medioambiental; de la corrosión que causan las contradicciones entre ministros o los ministros sin poder de mando. ¿Tiene noticia de esto el gobernante?.

En la rendición de cuentas del presidente Alvarado sobre la gestión de gobierno en este su primer año, se trasluce su preocupación por la lentitud de la marcha del gobierno en estos doce meses. Ciertamente, el esfuerzo para dar el pecho al ingente problema fiscal, fue enorme y la habilidad política para armar los apoyos políticos requeridos para dictar la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, fue ejemplar, agotadora también. Quizás tanto como para no medir lo que paralelamente se estaba formando: el problemón del desempleo dentro de una economía anémica. Don Carlos lo admitió en su discurso y convocó con no disimulado sentido de angustia, a un gran esfuerzo nacional para reactivar la economía y abatir el desempleo.

¿Cómo, Sr. Presidente Carlos Alvarado Quesada, va a asumir ese descomunal reto si no conversa, si no negocia, si no convoca a los sectores involucrados en tan pesada tarea?

Resulta que en estos días también se dejó oír la protesta de una de las figuras prominentes del sindicalismo, Albino Vargas, porque hacia ellos tampoco del presidente ha salido la convocatoria a una mesa de trabajo para analizar cuál es su papel en esos tan delicados temas de su atinencia.

¿Entonces, don Carlos, cómo va a emprender la marcha por el empinado camino de la reactivación económica y la generación de empleo si no convoca a los sectores que algo tienen que hacer y que decir sobre esa sofocante tarea?

Es evidente que el gobierno se asienta en un endeble entarimado político, porque así salta de lo que es el PAC, porque así lo dictó el voto popular, porque así resultó del vacío en que cayó la invitación del presidente a la formación de un gabinete de amplia y diversa participación partidista. A la vista está que don Carlos no tiene las características de un líder ni es fuente de envidiable carisma. No le queda otro camino que convocar a negociar la agenda de trabajo con el “modelo país” que resulte viable, realista y realizable, sobre el cual estructurar si no un consenso parejo, sí los compromisos de los principales actores políticos, económicos y sociales. Gobernar impone tomar decisiones.

Presidente  Alvarado… tan cerca y tan lejos de la puerta de una airosa salida.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

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2 COMENTARIOS

  1. ahora es fácil estar claviando en artículos, después de haber hecho el ridículo de ir a las urnas y votar por este autómata sin carácter en la presidencia. Ojalá que la gente de verdad reconozca toda esta payasada del voto y las elecciones y no se pongan a jugar de tontos útiles yendo a «elegir» a estos monigotes puestos por los titiriteros del sistema.

  2. Pocas veces se ha visto en Costa Rica; un presidente tan arrogante, al que no le importa lo más mínimo el sentir general del populacho; pero si favorece a ciertos sectores poderosos de este país. Pero acá el mayor culpable son electores que se dejan manipular por los medios de desinformación.

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