miércoles 17, abril 2024
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La Campaña Nacional y la Liga Deportiva Alajuelense

Artículo conmemorativo del centenario de la Liga Deportiva Alajuelense, publicado de manera simultánea en la revista europea Wall Street International Magazine

No hay duda de que la Campaña Nacional de 1856-1857 representa nuestra verdadera independencia pues —a diferencia de la lograda en 1821 por los cinco países centroamericanos—, para preservar nuestra soberanía y libertad frente a la amenaza esclavista encarnada en William Walker y su ejército filibustero, hubo un muy alto costo en vidas humanas, así como un tremendo desgarre del alma nacional. Un saldo trágico, de una nación atribulada por una economía en quiebra tras la indeseable guerra, a lo que se sumaba la irreparable ausencia de quienes fueron víctimas de la pólvora, los sables o la devastadora epidemia del cólera morbus. Un país enlutado.

Batalla de Rivas. Autor: Carlos Aguilar Durán.

Pero, también, en aquellas faenas bélicas hubo incontables actos de heroísmo de nuestros combatientes y sus líderes, algunas de las cuales han justificado su reconocimiento a lo largo de nuestra historia. Entre estos destacan dos —ambos de nombre Juan—, uno nacido en el puro centro de San José, y el otro venido al mundo a cuatro cuadras de la iglesia de la Agonía, en Alajuela, frente a la actual Plaza Acosta.

El empresario cafetalero y comerciante don Juanito Mora es sin duda nuestro héroe mayor. Fue un estadista visionario, valiente y determinado, que tomó la decisión de enfrentar al enemigo y, además, como capitán general del Ejército Expedicionario estuvo en los propios frentes de batalla conduciendo a nuestras tropas. Por su parte, Juan Santamaría, de cuna pobre e hijo de madre soltera, encarna al héroe popular, que generoso y sin miramientos entregó su vida la tarde del 11 de abril de 1856, al intentar la quema del mesón donde estaban Walker y sus altos mandos, en Rivas, Nicaragua. Por justicia histórica, de ambos hay bellas estatuas en San José y Alajuela, a las que se suma el majestuoso Monumento Nacional, en la capital.

Ahora bien, hay un hecho bastante desconocido, y es que a ellos se les ha honrado en el deporte, y en particular en nuestro fútbol. En efecto, al cumplirse hoy el centenario de la fundación de la Liga Deportiva Alajuelense, resulta importante referir que en los orígenes de este laureado y prestigioso equipo también estuvieron nuestros héroes de la Campaña Nacional.

Así lo relata el extinto profesor y deportista Armando Mórux Sancho en su libro Memoria. Liga Deportiva Alajuelense, obra que data de 1995. Ahí consta que el primer equipo de fútbol que existió en Alajuela se llamaba el Electra, fundado en 1910 por Roberto Figueredo Lora, y que pocos años después surgirían el Juan Rafael Mora (en 1912) y el 11 de Abril (en 1914), establecidos por Tobías y Alberto Sánchez Mondragón, respectivamente. Este último equipo fue bautizado así «en recuerdo de la batalla de Rivas, en que Juan Santamaría ganó la inmortalidad, y a que el 11 de abril de ese año lo fundaron», en palabras de Mórux.

Se ignora por qué los hermanos Sánchez Mondragón tenían un interés tan marcado y explícito en los héroes de la Campaña Nacional. Inicialmente, pensé que alguno de sus ancestros había sido combatiente. Al respecto, el historiador alajuelense Ronald Castro Fernández me indicó que ellos eran hijos de Clodomiro Sánchez Rodríguez y Ceferina (o Delfina) Mondragón Alfaro, en tanto que los abuelos eran Higinio Sánchez y Matilde Rodríguez, así como Fernando (o Victorino) Mondragón y Justa Alfaro. Sin embargo, en el libro Los soldados de la Campaña Nacional (1856-1857), del historiador Raúl Arias Sánchez, no aparece ninguno de esos nombres y tampoco hay nadie de apellido Mondragón; aunque hay unos pocos Sánchez, se ignora si eran parientes.  Para regresar al fútbol, estos equipos aficionados jugaban con alguna regularidad partidos amistosos en Alajuela y otras provincias, lo que les permitió irse consolidando. Con el paso del tiempo, según Mórux, en las mentes de algunos de sus integrantes bullía la idea de «formar un nuevo equipo de fútbol para la ciudad de Alajuela, porque en sus sueños querían un club de Primera División que perdurara para toda la vida».

Y fue así como en una de sus habituales tertulias vespertinas en el Salón París, en el mismo punto donde desde 1935 y hasta hoy se ha mantenido incólume la emblemática soda La Torcaz —al costado oeste del Parque Central—, el miércoles 18 de junio de 1918 cristalizó la anhelada idea; por cierto, estos datos fueron aportados por el historiador Castro, quien acota que el principal artífice de los proverbiales helados de sorbetera de La Torcaz era Enrique Córdoba Santamaría, descendiente de una prima hermana del héroe Juan Santamaría.

Parque de Alajuela, con la soda La Torcaz al fondo (a la derecha).

Por justicia histórica, es importante destacar que fueron siete los muchachos reunidos ahí esa venturosa tarde, todos ellos jugadores del 11 de Abril. En orden alfabético, ellos eran Luis Castaing Castro, Francisco Rímola Di Biasso, Bartolo Rosabal Segura, Francisco Rosich Bou, Jorge Oreamuno Calderón, Tito Livio Solera Castro y Jorge Luis Solera Oreamuno.

Es oportuno hacer una digresión para indicar que durante la época de la Campaña Nacional, en el espacio ocupado por el Salón París vivieron los herederos de Felipe Ruiz, así como Felipe Arce Brenes. Este último sería el suegro del cartaginés Luis Pacheco Bertora, militar de formación, que fue el primero en intentar la quema del mesón en Rivas; seriamente herido, su vida la salvó el médico alemán Karl Hoffmann. Además, cabe acotar que al doblar la esquina, por el costado sur de la cuadra y sobre la misma acera —donde hoy está la Tienda Llobet—, vivía Alexander von Frantzius, paisano y colega de Hoffmann; a él le correspondió operar y salvar el brazo de Florentino Alfaro Zamora, gobernador de Alajuela y jefe de un batallón de casi cien alajuelenses que el 10 de abril, en una misión especial, derrotaron a un comando del ejército filibustero en la batalla de Sardinal, en el río Sarapiquí.

Para retornar a cuestiones futbolísticas, puesto que el nuevo equipo fue el resultado de una alianza o asociación de los conjuntos entonces existentes en Alajuela, se acordó denominarlo Liga Deportiva Alajuelense, por sugerencia de Rosich y Tito Livio Solera. De esa alianza es una expresión fehaciente la primera junta directiva, integrada por los siete jugadores del 11 de Abril ya citados, más Alberto Sánchez Mondragón y dos representantes del Juan Rafael Mora: Ramón Aguilar Soto como presidente, y Tobías Sánchez Mondragón como fiscal. Al parecer, el Electra había desaparecido, como lo sugiere el hecho de que su gestor Roberto Figueredo para entonces jugaba con el Juan Rafael Mora, y poco después se incorporaría como jugador de la Liga; de hecho, fungió como capitán en el debut del nuevo conjunto, cuando el 2 de agosto le ganaron 3 por 1 al Atlético Cartago, en la ciudad homónima.

El equipo de la Liga en 1928.

Ahora bien, cuando en la memorable tarde del 18 de junio de 1919 aquellos jóvenes futbolistas congregados en el Salón París expresaron que deseaban un equipo que perdurara para toda la vida, sin duda que acertaron, pues hasta hoy la Liga es el único equipo del país que ha alcanzado el centenario sin haber descendido nunca a la segunda división, y confiamos en que ello nunca ocurra, como ha sucedido con otros clubes grandes, incluso en países de gran tradición futbolística. Además, ha atesorado un rico historial de lauros, de nada menos que 29 campeonatos y 24 subcampeonatos, así como otros galardones de gran valía, tanto en el plano nacional como el internacional.

En tiempos aciagos —que se han prolongado desde hace cinco años—, es justamente ese historial, más la solidez institucional labrada en toda su extensa y fecunda historia, lo que da la certeza de que, más temprano que tarde, vendrán de nuevo épocas venturosas y de fulgor, como aquella en que se obtuvieron cuatro campeonatos consecutivos, a los que se suman dos tricampeonatos y cinco bicampeonatos.

En todo caso, en el difícil trance futbolístico actual, es muy importante recordar una y otra vez que la Liga nació de la fusión del 11 de Abril y el Juan Rafael Mora, y que fue el espíritu de lucha, la resistencia y el coraje de los combatientes homenajeados con esos nombres lo que les permitió sobreponerse a adversidades descomunales, que al principio parecían insuperables, pero al final vencieron y nos legaron la patria libre de que hoy disfrutamos. Si los jugadores liguistas saben emular la actitud y la gallardía de esos guerreros, será realmente posible continuar cosechando logros nacionales e internacionales, para satisfacción y alegría de su fiel afición, así como para honrar desde el deporte a nuestra provincia y a Costa Rica.

De modo que hoy, 18 de junio de 2019, en el día exacto de la conmemoración del centenario, evocamos a todos quienes han contribuido a construir esta gran institución, tanto en el plano deportivo como en el administrativo, y con la copa en alto decimos: ¡Viva y triunfe por siempre la Liga Deportiva Alajuelense!

(*) Luko Hilje Q.

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2 COMENTARIOS

  1. Buenos días don Luko. Es un reportaje maravilloso, siento un doble placer al conocer la historia de mi equipo; pero sobre todo me llena de esperanza el saber que tenemos que resolver los problemas de nuestro país con valor y sabiduría (creo que esta tarea es bastante seria, tal vez y aun mas que derrotar a los filibusteros de antaño); los filibusteros actuales han mutado y alcanzado un grado de cinismo difícil de aplastar. En todo caso, ha sido reconfortante leer su artículo. Gracias.

  2. Buenas tardes estimado Luko esas referencia histórica a demuestran de qué tipo de madera estamos hechos, nosotros los Alajuelense y Liguistas de corazón, y nuestro lema es nunca abandonar ninguna lucha y no dar nunca nada por perdidizo. Viva por siempre nuestra Liga Deportiva Alajuelense. Siempre lo recuerdo a usted y a su hermano Niko Hilje.

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