miércoles 24, abril 2024
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Al hombre por la palabra y al buey por el cacho.

Los temas que conciernen a las comunidades LGBTI, son siempre escabrosos por la multiplicidad de razonamientos acerca de ellos mismos. El comportamiento lésbico, gay, bisexual, transexual e intersexual, ni son una enfermedad ni son anormales ni son normales, ni naturales ni antinaturales, simple y sencillamente “son”, ahí están y siempre han estado y siempre estarán.

Las religiones han tratado de clasificarlos como “pecaminosos”, “antinaturales”, “enfermedad” y muchos más epítetos, pero no, simplemente ahí están y llegarán a dominar el panorama del mundo entero. ¿Por qué? Pues porque todos ellos tienen un común denominador: la no reproducción humana, ergo es un método masivo de planificación familiar.

Antes de continuar este tema me permito contar una anécdota. Trabajando en Salubridad en Guanacaste, el año 1976, se me quiso exigir de parte de las autoridades de salud, no darle “leche en polvo” a las madres que no aceptarán se les pusiera un DIU, yo, comprendiendo que querían manipularme para manipular a la población con cero reproducción, hice caso omiso y daba la leche a la mujer que aceptaba como a la que no aceptaba el DIU. Nunca me dieron una nota escrita, todo era tabú pasado por “el correo de las brujas”, así funcionan esas órdenes que no nacen de nuestros gobernantes: ellos no son tan inteligentes como para pensarlo, eso viene como todo de los organismos multinacionales, BM, FMI, BCIE etc

Cuando empezó la lucha contra la discriminación por inclinación sexual, era evidente que había que evitar a toda costa que se les hiciera daño por la simple razón de no ser heterosexuales. No encontré motivo para prohibirles la “unión civil” entre personas del mismo sexo, no era justo que a la muerte de un homosexual discriminado por toda su familia, por ser “raro”, caían como buitres tras sus bienes, mientras se dejaba sin nada a su pareja. Este acto de doble moral era muy desagradable e injusto. Hasta aquí era claro defender a los grupos LGBTI, no era posible discriminarlos, había que aceptarlos como seres humanos con derechos y deberes.

El incremento en la manifestación es parte de “la bola de nieve” que causa la apertura, la sociedad acepta eso y pues mucha gente decide salir del ropero y mostrarse tal como es, como se sienten mejor, como creen que son en realidad; lo cual es totalmente comprensible, aunque a muchos no les parezca, pero así es y el respeto debe ser claro.

Algo que debo aclarar es que para tener hijos se necesita una gran dosis de generosidad: el egoísmo no trabaja hacia la descendencia, es duro ser padre o madre responsable, exige una enorme cuota de sacrificio, que muchas personas no están dispuestas a aportar. Es muy frecuente que el padre egoísta abandone el hogar, es decir esposa e hijos, es más sencillo y más barato. En la mujer se da pero es un poco diferente, aunque muchas abandonan su familia por incapacidad de amar.

La inclinación de LGS y luego de Carlos Alvarado a volcarse totalmente hacia esos grupos, obedece a otro tipo de razones, no es un asunto de sentimientos ni de comprensión, es que los grandes organismos prestatarios multilaterales, no aceptan readecuar deudas ni prestar al país que no se incline por la única solución a la explosión demográfica. O se alinean o no hay Plata. Así de sencillo, es la última manera de parar el crecimiento de la población mundial, de hecho salvo una guerra a gran escala, solo esta medida queda en pie.

Muy bien, pero entonces díganlo claramente y no con ambiguos sofismas, digan que no podríamos alimentar una población mayor, no se puede, no alcanza la cobija corremos el riesgo de “africanizar” el mundo entero. Si se hablara con claridad, estoy seguro que habría mayor comprensión de los que no pertenecen a los grupos LGBTI, una mejor tolerancia en ambas direcciones.

Abundan los trabajos científicos sobre la sexualidad humana, desde hace más de medio siglo, aunque hay discrepancias entre muchos investigadores, se acepta que esta es como es, nada más.

Personalmente creo que debe legislarse por las uniones civiles “monosexuales”, no matrimonio que es un asunto diferente, que lleva implícito la idea de la procreación.

Los gobernantes deben explicar el porqué de su apoyo contra viento y marea, a los grupos LGBTI, explicar a la población que así se les solicita tras bambalinas: o apoyas o no hay plata.

No me cabe duda de que si se incentiva a las parejas heterosexuales si no tienen hijos, pudiendo tenerlos, otro gallo cantaría. Pero los genios que nos gobiernan no tienen voz ni voto en estos asuntos, ellos son simples lacayos de los grandes organismos prestatarios multinacionales.

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico

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