viernes 29, marzo 2024
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El origen del topónimo Montes de Oca

En la toponimia nacional hay dos cantones con nombres que suenan parecido, como Montes de Oro y Montes de Oca. El primero, cuya cabecera es Miramar, en la provincia de Puntarenas, tiene una extensa historia por la extracción de oro de sus muy escarpadas serranías, lo que claramente explica su nombre. Sin embargo, en el segundo caso, oca es sinónimo de ganso, especie nativa de Europa, por lo que no hay un vínculo con nuestra fauna; al revisar en internet, aparecen citadas localidades españolas con los nombres Valle de Oca, Arraya de Oca, Iruña de Oca, Mozoncillo de Oca, Santovenia de Oca, Nanclares de la Oca, y Villanueva de la Oca.

Entonces, ¿de dónde proviene nuestro Montes de Oca? La verdad es que desde que estudiaba en la Universidad de Costa Rica -la entidad que más renombre ha dado al cantón de Montes de Oca en toda su historia-, me lo pregunté pero, ¡cosas de juventud!, nunca me interesé en buscar una respuesta. Sin embargo, ahora ya entrado en años, la respuesta llegó solita -podría decir que hasta me buscó- y despojada de toda duda, impecable e inapelable.

En realidad, desde que inicié mis pesquisas acerca de la llegada al país de los naturalistas alemanes Karl Hoffmann y Alexander von Frantzius, me topé con el nombre de Faustino Montes de Oca Gamero, quien por entonces laboraba como supervisor en la construcción del camino a Sarapiquí, trocha por la que ellos ingresaron al Valle Central. Posteriormente, en el libro Costa Rica y la guerra contra los filibusteros, del célebre historiador don Rafael Obregón Loría, me enteré de su destacada participación en la Campaña Nacional, y en particular en la crucial batalla del Castillo Viejo, durante las faenas bélicas en el río San Juan. Asimismo, en el año 2007 la historiadora Clotilde Obregón Quesada publicó un pequeño libro intitulado Diarios de Faustino Montes de Oca Gamero, que permite ahondar en la vida familiar, así como en varios asuntos públicos de tan notable ciudadano.

Faustino Montes de Oca Ramírez

Cabe destacar que este nicaragüense de raíces españolas tuvo una gran cercanía con nuestro patricio Juan Rafael (Juanito) Mora Porras, al punto de que lo acompañó al exilio en El Salvador, donde trabajó en sus plantaciones cafetaleras, así como en la construcción de caminos. Esto se explica en gran medida por sus vínculos familiares, pues tuvo un hijo -José Adán Montes de Oca Mora- con Mercedes, hermana del prócer; ella había enviudado del también nicaragüense Toribio Argüello Argüello, padre de Manuel Argüello Mora, nuestro primer novelista. Asimismo, su hermana Felipa se casó con Miguel, hermano de don Juanito. Es decir, ambas estirpes se cruzaron, lo que dio origen a proles con los apellidos Montes de Oca Mora y Mora Montes de Oca.

Ahora bien, dados los méritos patrióticos y cívicos de don Faustino, así como sus conexiones con la influyente familia Mora Porras, no sería de extrañar que un cantón capitalino fuera bautizado con su apellido. De hecho, varias personas me aseveraron esto y, como la recordada amiga Clotilde no lo especificó en su libro, di por un hecho que esa era la verdad. Sin embargo, no lo es, como lo demuestra un esclarecedor artículo aparecido en la prensa hace casi 80 años, para conmemorar el 25 aniversario de la fundación del cantón de Montes de Oca.

En efecto, tuve la fortuna de hallar un recorte de dicho artículo en el Álbum de Granados (tomo 7, p. 92), el cual corresponde a diez tomos de recortes de prensa compilados por Jaime Granados Chacón. Aunque este culto ciudadano trató su material con gran esmero, casi nunca consignaba la fuente y la fecha de cada uno de sus selectos recortes. Como la fundación del cantón de Montes de Oca ocurrió el 2 de agosto de 1915, el artículo debió haber aparecido en 1940, pero mis búsquedas en los periódicos de entonces (La Tribuna, Diario de Costa Rica, La Prensa Libre, Trabajo y La Época) fueron infructuosas y frustrantes; sospecho que fue publicado en La Razón, cuya colección en la Biblioteca Nacional está trunca.

En todo caso, como lo realmente importante es el contenido del citado artículo, hoy 2 de agosto de 2019, día en que el cantón de Montes de Oca cumple 104 años de fundado, comparto este valioso y esclarecedor texto aquí. Intitulado El ingeniero D. Faustino Montes de Oca, y de autor anónimo, dice así:

La gratitud cívica bautizó, mañana hará veinticinco años, al distrito de San Pedro del Mojón, al erigirlo el Congreso en cantón, con el nombre de Faustino Montes de Oca, aquel ciudadano admirable, cuya existencia fue luminaria de primera magnitud en la segunda mitad de la pasada centuria.

Hombre chapado en la observancia de las más prístinas virtudes: ciudadano integérrimo que supo escalar con su probidad, su talento y su virtud la cumbre que conquistó en el corazón de sus conciudadanos, su trayectoria vital cuéntase entre las más hermosas, y las páginas de su biografía son evangelio para quienes deseen conquistar la preeminencia que solo dan la honradez acrisolada, el espíritu cívico y la consagración a los más caros y nobles ideales.

Oriundo de esta metrópoli, donde nace el 19 de octubre de 1859, perdiendo a su madre doña Gertrudis Ramírez de Montes de Oca a los siete años, pasa al Instituto Nacional, donde estudia Humanidades bajo la dirección de los hermanos [Fernández] Ferraz. Muy joven se aleja de la ciudad y en compañía de su hermano, don Ricardo Alpízar [Ramírez], trabaja en la construcción de la línea férrea del Atlántico; pero mostrando más interés por la medicina que por la ingeniería, logra medios para trasladarse a Estados Unidos, recomendado por Mr. [Minor] Keith, para realizar los estudios de su preferencia.

Pero una enfermedad troncha sus deseos, impidiéndole salir del país, por lo que permanece aquí, prestando sus servicios como dibujante en la Dirección de Obras Públicas, al lado de los recordados don Lesmes y don Odilón Jiménez [Bonnefil]. En 1889 se recibe de agrimensor y ese año, de grata recordación para los costarricenses, pues en él realmente nace la democracia en nuestro país, siendo la primera vez que nuestro pueblo ejerce el sufragio y hace respetar sus derechos, comienzan las jornadas cívicas de don Faustino. Desde entonces habría de brillar entre los integrantes de la constelación de altos valores que han ejercido la más alta influencia en la conformación de nuestra vida política.

Fue rodriguista porque encontró que en el Partido Constitucional estaban en esa hora representados la inquietud y los anhelos del pueblo. Siempre aspiró a enfilar allí donde la justicia, la legalidad y el ansia popular se hallaban. Pocos como él comprendieron a su pueblo. Pero su honradez acrisolada lo hizo alejarse del comercio a que exponen a aquél los traficantes de la política. Fue honrado consigo mismo y con sus conciudadanos. Por esto no es de extrañar verlo cómo, al notar que los hombres del poder saltan las vallas del derecho y de la constitución, se aleja de ellos y va en busca de las trincheras del Partido Independiente Demócrata, que postulaba al Lic. don Félix Arcadio Montero Monge para la Presidencia de la República, frente a don Rafael Yglesias, de quien fuera compañero, pero de quien se divorció ya en tiempo en que [José Joaquín] Rodríguez ejercía la Primera Magistratura.

Un hecho retrata de maravilla a don Faustino. Los vecinos de la lejana región de El General solicitáronle a don José Joaquín una audiencia para exponerle la necesidad de que se les abriera un camino. La forma poco solícita con que fueron recibidos esos ciudadanos, lo hizo romper con el presidente, que se alejaba poco a poco de las ansias populares y menospreciaba a quienes con tanta fe y ardor contribuyeron a su exaltación al poder.

Cuando Montero cayó, muriendo camino del destierro, Montes de Oca tomó en su diestra la bandera del partido. En 1896 iba al Congreso, y don Abraham Madrigal, otro de los hombres de esta Costa Rica gloriosa, escribía al respecto: “A Montero lo hicieron caer; pero Montes de Oca… fue a representar los ideales de aquel mártir de la libertad y víctima de la tiranía. Pudo decirse en aquel tiempo que en el Congreso era Montes de Oca el único diputado electo por la voluntad de sus conciudadanos, el único representante impuesto por el oleaje del deseo popular, el único que en rigor de verdad tenía títulos para llamarse representante del pueblo”.

Su labor en la cámara es brillante y de altos méritos. No era un orador fogoso. Pero tenía la elocuencia de la sinceridad y la penetración necesaria para saber imponerse por la fuerza de sus argumentos y la ponderación de sus juicios. Estuvo siempre atento a las necesidades de los pueblos y luchó por remediarlas, haciéndolo con todo entusiasmo e inteligencia. Cuando la Junta de Educación de San Rafael de Desamparados solicitó un auxilio para atender a sus necesidades y el Congreso rechazó la petición, don Faustino separó parte de su sueldo de congresista y lo puso a las órdenes de esa Junta.

Otro acto es este que le manifiesta por entero en su carácter y en su amor para sus representados. Cuando el asunto de Nicaragua, él no encontró motivo para que los dos pueblos fueran a las armas. Por eso se opuso a esa aventura, que consideró una comedia. Su oración es una página ebria de civismo. Es la concreción más pura que hemos leído de fe cívica y sano patriotismo. “Montes de Oca -dice uno de sus biógrafos- con la aureola de los apóstoles sobre su frente desafió a la tiranía y en ese duelo desigual, entre el hombre altivo y el tirano caprichoso, salió herido el primero, pues a Nicaragua fue a parar con una condena de destierro por ser patriota, por ser bueno”. Pero digamos también que el gobierno de Nicaragua, tuvo para él los miramientos que solo se otorgan a los mejores ciudadanos.

Una hoja suelta contra la autocracia de entonces le valió un proceso y que se le privara de su acta de diputado, no sin que sufriera la más grande de las persecuciones. Escribe un libelo que titula “Para la Historia”, y es ésta una pintura fiel de aquella época azarosa de fines de siglo. Se le ve emprender en las tareas agrícolas y lo hace con ardor, con entusiasmo. Nada le arredra. El hombre templado en las duras luchas de la vida se escuda en su propia valía: en la confianza en sí mismo y salía triunfante.

Cuando murió -corría entonces el año 1902- estaba pobre. Sobre su frente, sin embargo, brillaba la áurea corona del respeto y la consideración cívica. Rogelio Fernández Güell hace en este pensamiento, que bien encaja como leyenda exacta de lo que fue don Faustino, el retrato espiritual de tan eminente ciudadano: “Vaciad en un molde de brillante algo del íntegro carácter de Catón, algo de la firmeza de Sócrates, la honradez y la modestia de Cincinato, la resistencia de roca de Condorcet y algunas chispas de la vigorosa inteligencia de Vergniaud: fusionad todo eso al calor de los principios republicanos, en la fragua del Derecho, y tendréis lo que era Faustino Montes de Oca”. 

Y ese fue el hombre que dio nombre al floreciente cantón que mañana rememora el XXV aniversario de su fundación, y a cuya memoria, para nosotros muy grata, pues siendo muy chicos lo conocimos, tratamos y admiramos en sus gestos de rebelde indomable, dedicamos estas líneas, que son apenas un pálido reflejo de la figura prócer del ingeniero don Faustino Montes de Oca.

Esta detallada semblanza revela que fue un destacado personaje público, sobre quien se cuenta con muy poca información, lamentablemente. En el libro de la recordada Clotilde se le menciona apenas de paso como hijo de Próspero, uno de los hijos del viejo Faustino, pero fuera de su matrimonio con Micaela Alvarado Fernández, con quien procreó dos varones (Fausto y Emilio) y dos hijas (Mariana y Cecilia), que alcanzaron la vida adulta. Ella anota que, aunque con tan solo 19 años de edad, Próspero fue combatiente durante la Campaña Nacional, al igual que su padre.

En fin, es de esa estirpe de patriotas y valientes que provenía el lúcido y egregio ciudadano Faustino Montes de Oca Ramírez, cuyo apellido porta desde hace más de un siglo -y con todo merecimiento- ese cantón que, si hace 80 años se le consideraba floreciente, hoy lo es aún más.

(*) Luko Hilje Q.

(luko@ice.co.cr)

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2 COMENTARIOS

  1. Un saludo me gusto la historia y de eza familia hay un veterano de la segunda guerra eduardo montes de oca Rodríguez en B 26 en normandia hay una historia es derribado herido salta en paracaidas junto con sus compañeros es rescatado por franceses llevado ala costa recibe el corazon purpura

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