jueves 25, abril 2024
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Educación universitaria vs impacto social

Columna Derecho y Sociedad

Según se pudo constatar en mediante el análisis de  diversas  investigaciones, no existe un dato exacto de cuándo y dónde nació la primera universidad, ya que muchos países Europeos se atribuyen ese privilegio. Si hay conocimiento de muchas universidades prestigiosas de París y de Oxford, tiempo después resaltaron algunas universidades de España y así poco a poco se fue desarrollando en toda Europa. En estas primeras universidades se destacaba el estudio del Derecho, Teología y Filosofía.

Después de este crecimiento de  universidades en el continente Europeo, se prosiguió con la tendencia en tierras americanas y  Costa Rica no fue la excepción, ya que en  1843 fue creada la Universidad de Santo Tomás, clausurada luego en 1888, pero años después en 1940 fue fundada la Universidad de Costa Rica, quedando fortalecida gracias a la Constitución Política del año 49 que fortalece su establecimiento mediante varios artículos que  señalan: artículo 79.- “Se garantiza la libertad de enseñanza. No obstante, todo centro docente privado estará bajo la inspección del Estado” y el artículo 84.- “La Universidad de Costa Rica es una institución de cultura superior que goza de independencia para el desempeño de sus funciones y de plena capacidad jurídica para adquirir derechos y contraer obligaciones, así como para darse su organización y gobierno propios. Las demás instituciones de educación superior universitaria del Estado tendrán la misma independencia funcional e igual capacidad jurídica que la Universidad de Costa Rica.” Esta efervescencia causó que fueran apareciendo otras universidades públicas, también respaldadas constitucionalmente como se apreció en el artículo 84 citado, unido al artículo 85 que reza: “El Estado dotará de patrimonio propio a la Universidad de Costa Rica, al Instituto Tecnológico de Costa Rica, a la Universidad Nacional y a la Universidad Estatal a Distancia y les creará rentas propias, independientemente de las originadas en estas instituciones”. Tiempo después Costa Rica se desarrolló  más en esta área mediante la creación de  las diversas universidades privadas.

Respecto  a los cambios sociales que se han ido apreciando, estos comenzaron a ser más visibles  gracias a las exigencias de la educación superior en las reformas que se realizaron en muchos  países avanzados en la década de los años 80, siguiéndole de cerca un buen número  de los países latinoamericanos en la década de los 90. Esta reproducción de reformas estuvo orientada fundamentalmente para responder a las presiones de la globalización económica.

Según Fernando Baudrit en su libro: La autonomía universitaria en la Constitución Política, “la Universidad, desde sus inicios y conforme a su propia naturaleza, ha sido y es una institución libre, autónoma, independiente”, ahora bien, es importante analizar si la Universidad de Costa Rica ha sabido o no explotar esa “libertad, autonomía, e independencia”, así como resultaría interesante comparar si estos aspectos se cumplen en  otras Instituciones de educación superior públicas así como las privadas.

En el caso de  la UCR, el Sistema de Estudios de Posgrado (SEP), creado en 1975, está adscrito a la Vicerrectoría de Investigación, pero no a la de Docencia.  Este ha buscado implementar la investigación como medio para incrementar la calidad de la educación superior.  Se denota impulso y seguimiento en cada una de sus acciones, situación que  ha fortalecido la educación superior, lo cual es loable.  Ahora bien, si se analiza en forma  general la educación superior costarricense se denotará que esta  ha tenido avances significativos en varias fases: cobertura respecto a los niveles educativos, acceso a la educación, apoyo a personas de bajos ingresos, lo cual contrasta con el desmejorado interés de los mecanismos de aseguramiento de la calidad y la desvinculación  entre las competencias que otorga la formación universitaria y las demandas  existentes en el mercado laboral, aspectos que se analizarán a continuación.

Respecto al desmejorado interés de los mecanismos de aseguramiento de la calidad, se manifiesta una información  de suma importancia en el Sexto Informe del Estado de la Educación,  que señala: “se pudieron conocer algunos indicadores de desempeño de los 123 posgrados de los que se recibió información. En 2015, el 79% de ellos tenía personas egresadas sin graduarse, principalmente porque les faltaba su trabajo final de graduación. Otro dato es que el 25% de los estudiantes requiere cuatro años o más para graduarse y el 45% estaba inactivo en la matrícula de cursos de ese año.”  Estos datos realmente son alarmantes, por lo que se infiere de todo lo analizado, el que las diversas universidades, llámese UCR, UNA, TEC, UNED,  así como las diversas universidades privadas que ofrecen estudios de posgrado, deben prestar una mayor atención no solo en los cursos que  se ofrecen, sino también a un seguimiento oportuno y adecuado respecto al trabajo final de graduación, evitando de esta forma que transcurran hasta “cuatro años o más para graduarse”.  La inversión económica que realizan las universidades, así como los estudiantes de posgrado es bastante elevado como para dejar sin concluir estudios tan importantes, y ni qué decir del tiempo invertido.

Otro aspecto para analizar es la desvinculación entre las competencias que otorga la formación universitaria y las demandas existentes en el mercado laboral, lo cual también es preocupante. Actualmente Costa Rica ha venido progresando aunque sea en un entorno vulnerable, en donde deuda pública total se mantiene cerca del umbral máximo recomendado para países emergentes, y si bien se han hecho esfuerzos normativos para salir avante con la situación económica que se vive actualmente el país, se ha denotado un aumento respecto al tema del desempleo, por lo que es importante fortalecer aquellas áreas en donde un profesional pueda desarrollarse evitando así  obstáculos para laborar, lo cual lo podría convertir  en un número más en las estadísticas que conforman la amplia  lista de desempleados con títulos universitarios de posgrado.

Por otro lado, se considera que existen también otros aspectos a destacar sobre los estudios de posgrado como lo sería  la  disparidad latente respecto a la calidad de la educación superior que se denota si se compara la educación pública con la educación privada, haciendo referencia siempre al nivel de posgrados. Según el Sexto Informe del Estado de la Educación de los posgrados activos, “72 han actualizado sus programas y 278 lo han hecho al menos una vez. Al igual que con las carreras, no existe un dato oficial del número de posgrados que ofrece el conjunto de universidades del país. La limitación se explica por dos razones. Por un lado, entre 13 y 20 instituciones privadas no entregan los datos al Conare cada año (esta medida es voluntaria) y, por otro, la información que se recopila es escasa (solo matrícula) y se publica de manera agregada, lo que no permite conocer la estructura de las entidades privadas por tamaño.” Nótese lo interesante es esta información, ya que resaltan  dos aspectos delicados:  uno el que el mismo Conare acepta que no exige a las universidades privadas la información actualizada, sino que se conforma con “informes voluntarios y escasos”, lo cual deja a la deriva las oportunidades de calidad a las que podría optar un estudiante de estudios superiores, aspecto que provoca un desmejoramiento en la educación, lo cual no sucede con las universidades públicas y eso que el mismo SEP-UCR  en el 2015 presentó un informe señalando que “más de la mitad de los posgrados no ha revisado o modificado sus planes de estudios recientemente y solo el 41% tenía un reglamento interno aprobado por el SEP”, por lo que los diversos posgrados se dieron a la tarea de actualizar sus planes de estudio, y ofrecer de esa manera  educación de calidad, y mucho de ellos basados en la investigación, lo cual demuestra que la fiscalización y los resultados de éstas mediante diversos informes, son sumamente necesarios y dan resultados positivos.

Otro aspecto de notable que también es inquietante, es sobre el tema de la preparación pedagógica de los profesores de  la carrera de derecho a nivel  de posgrado (aunque también se podría incluir  nivel de grado). Este ha sido un “pecado mortal”, al que han incurrido no solo las universidades privadas, sino también muchas universidades públicas, existiendo un “velo de conveniencia”.  El hecho de que un profesor haya concluido satisfactoriamente sus estudios no garantiza el que ya esté preparado para poder “impartir lesiones”.  Son pocas las instituciones que exigen a sus profesores no solo experiencia, sino también el cumplir con cursos de pedagogía que lo acrediten para impartir lecciones de calidad.

Muchos profesores para justificar la falta de preparación pedagógica, se avalan en el artículo 87 de la Constitución Política que señala: “La libertad de cátedra es principio fundamental de la libertad de enseñanza” lo cual es erróneo. La libertad de cátedra hace referencia a la forma de dar las lecciones, no a la libertad de tener o no la deseada preparación, para de esa forma pueda transmitir adecuadamente sus conocimientos. Precisamente, respecto al tema, Pedro Haba en su libro Metodología Realista del Derecho señala que “… la enseñanza tradicional del derecho, necesitaría sufrir profundas trasformaciones, o al menos ser complementada en puntos que son claves tanto para entender como para aplicar las normas jurídicas.”, en otras palabras, es necesario poseer conocimientos básicos de índole pedagógico sobre cuestiones elementales, para a su vez poder transmitirlas adecuadamente a futuros profesionales y que esto se refleje a nivel laboral, ya que estos profesionales serán los responsables del resultado o la consecuencia de una determinada acción en una comunidad o país, o sea,  la calidad de la educación es un aspecto que tiene mucho peso en el  impacto social.

En síntesis, si bien los inicios de la educación superior a nivel europeo vieron sus inicios hace varios siglos, y la educación superior en Costa Rica dio sus primeros pasos hace 187 años, en el impacto social se observa una propensión histórica centrada en mirar los resultados de la educación desde un punto de vista económico, reflejándose en la adecuada preparación de deben poseer los diversos  profesionales, por lo cual se considera importante los avances que ha tenido la educación superior en Costa Rica, pero denotándose que la sociedad aún exige más calidad, tal y como la actualización de sus programas, el seguimiento en los trabajos finales de graduación y la adecuada preparación de los docentes entre otros.

Es trascendental resaltar que el impacto social de la educación se manifiesta además en otras áreas más allá del mercado laboral, como lo son la salud, participación social, desarrollo de instituciones, bienestar social e individual, pero en el caso de Derecho se manifiesta en la adecuada  representación judicial de los administradores jurídicos, en la calidad de las resoluciones judiciales, en las  representaciones en las representaciones en el ámbito administrativo, lo cual supone esfuerzos académicos que va más allá de una simple lección magistral,  reflejando  de esa forma la calidad que los estudios superiores puedan ofrecer, por lo que se infiere el papel tan importante que juega la fiscalización por parte de los entes responsables, considerándose como una forma de guiar y ver crecer la Educación Superior en Costa Rica.

(*) Yenory Morales Conejo, Estudiante Doctorado en Derecho Universidad de Costa Rica

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12 COMENTARIOS

  1. Las revisiones curriculares en las universidades públicas presentan una serie de requisitos y procedimientos altamente rigurosos, analizados por personal académico que preferiblemente goza de reconocimiento en su labor docente. De aquí surge, la gran dificultad que presenta una actualización del programa, ya sea, de pregrado o posgrado ante la comunidad universitaria, que tiene la posibilidad de manifestarse ante tales cambios como interesados de estas reformas. El CONESUP ante esto tiene un sistema de cambio curricular más laxo, por lo que, sus tiempos son notablemente menores, pero esto termina influyendo muy seriamente en la calidad de los cursos impartidos. En este punto, es donde debemos de poner atención en los procedimientos complejos qué establecen las universidades públicas, de manera obvia no logran responder con la celeridad que quisiéramos, pero un aspecto que influye claramente en esos estudios curriculares es la notoriedad rigurosa de la academia. La academia en sí misma es estricta y la consolidación de los cambios deben estar profundamente fundamentados. En contraste, las universidades privadas responden con menor inercia a las necesidades laborales y comerciales del país, porque los elementos reguladores y verificadores en este caso docentes resultan ser muy pocos.

    Avanzando dentro del estudio curricular, los planes de estudio de las universidades públicas son más estrictos, con mayor duración y tienen un seguimiento docente muy apegado a los requisitos, no es en balde que la Universidad de Costa Rica, sea la primera Universidad de Centro América y a la vez, se encuentre en una posición destacada a nivel latinoamericano. Esto demuestra que los derroteros planteados por la administración docente y académica están dando frutos, qué convierten a la Universidad como una institución de alta credibilidad y confianza ante la comunidad nacional e internacional.

    Esta exigencia, lamentablemente se ve reflejada en el rendimiento y tiempos de estudio en los estudiantes. Es en este aspecto, que la Vicerrectoría de Vida Estudiantil, realiza esfuerzos para acompañar a los estudiantes en su camino a la graduación, pero los niveles de obligación en posgrados de alto nivel son difíciles de alcanzar para muchos, que genera frustración y a la larga abandono del programa. Pero esto no es motivo para reducir los niveles y lograr mayores graduandos, pues iría en detrimento de la población a la que brindarían servicios el profesional. Y es esto, lo que a la postre ha resultado en el prestigio, confianza y respeto a la Universidad de Costa Rica.

  2. Sin lugar a duda, el tema de la «desvinculación entre las competencias que otorga la formación universitaria y las demandas existentes en el mercado laboral», señalado por la comentarista resulta un tema de vital trascendencia al momento de abordar el tópico de la educación en nuestro país. Por ejemplo, resulta imprescindible que la cuestión en torno a la preparación de los profesionales en torno al suministro a estos de ofertas académicas reales, que respondan a la satisfacción de las necesidades del mercado actual y futuro, debe ser pasada a través del tamiz de los retos que presenta la cuarta revolución industrial, según el término acuñado por el economista alemán Klaus Schwab. De ahí la importancia, de que el abordaje de esta cuestión se realice desde una perspectiva crítica que incluya lo relativo a la oferta, por parte de los centro universitarios, de carreras propias del ámbito de las «STEM» (término que constituye un acrónimo de las siglas en inglés para las palabras Science, Technology, Engineering and mathematics. Su equivalente en español es CTIM, que hace referencia a las palabras ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), ya que son estas carreras las que más responden a la demanda de un mercado cada vez más globalizado dominado por el tema tecnológico. En este sentido, considero oportuno, reseñar que pese a lo descrito por la articulista, y lo reseñado en el último Informe del Estado de la Educación en Costa Rica, que existe aún esperanza frente al reto planteado, siendo que de hecho ya se comienzan a dar atisbos de esta nueva óptica de abordaje al problema de la incapacidad de los centros educativos de satisfacer las verdaderas necesidades que tiene el mercado en materia de demanda de cierto tipo de profesionales (marcado no sólo por las competencias técnicas, sino también de las propias de habilidades blandas), al punto de que si solo se analizan los títulos de grado obtenidos por los estudiantes, que abarcan el 92% de las titulaciones, los emitidos en las áreas STEM ascendieron a 30 % en 2017 (doblando el porcentaje obtenido en el 2016). Si bien este número aún se encuentra por debajo de un porcentaje deseable, lo cierto es que no debe soslayarse que el hecho de que se evidencie un crecimiento, ceteris paribus, evidencia que la labor de redefinición de carreras, programas y su abordaje ha venido surtiendo fruto, por parte de los centro universitarios, al punto de lograr una sensibilización en los estudiantes que cada vez se esmeran más por elegir y graduarse en estas materias. Visto lo anterior, se hace palmario, como señala la autora, que en nuestro país existe un importante reto por parte de las universidades, para que a través de su gestión logren un verdadero impacto social, que venga a generar los cambios que el país necesita. Eso sí, no puede dejar de mencionarse que sin lugar a dudas el éxito en esta labor, deberá obedecer a un sesudo proceso de reflexión, en todos los ámbitos del quehacer universitario.

  3. La globalización es un fenómeno que ha venido incidiendo cada vez con mayor fuerza en todos los ámbitos de acción de las personas. No solo desde el plano económico, sino en aspectos culturales, sociales, legales, políticos, etcétera. La educación en general, pero la universitaria en particular, no escapa a ello. Y es que esa tendencia a la estandarización y en un mundo cada vez más interconectado, el capitalismo juega un papel predominante. Para nadie es un secreto que las fuerzas del mercado están moviendo el entretejido social y cada vez es más frecuente el abordaje de las cuestiones humanas desde el utilitarismo económico.
    En ese contexto, desde que la Universidad de Costa Rica está fundada en tres pilares esenciales: la investigación, la docencia y la acción social, queda en evidencia un rompimiento de esa creciente tendencia por cuanto esa casa de enseñanza pretende, más bien, la formación de profesionales críticos, con conocimientos (al menos básicos) interdisciplinarios y, sobre todo, con una proyección de impacto en el avance de nuestro país y, por qué no, del mundo a través de la investigación.
    A pesar de ello, hay quienes ven en esos niveles de exigencia y esa misión una tarea poco práctica de cara a la necesidad de contar con preparación expedita en un área específica que permita la incursión en el mercado laboral de cualquier forma como lo menciona la autora del artículo en comentario. Ello es, a mi criterio, la razón por la cual se ha venido dado un incremento descontrolado de instituciones de enseñanza superior privadas, con poca o nula regulación.
    Lo que no se ha comprendido es que, aun en términos fríos y de dinero (que estimo no es lo más importante, sino una consciencia social y de entorno), una educación de calidad genera, a la postre, mayores aportes y rendimientos. Ya lo abordaba desde ese plano el Premio Nobel de Economía de 1992, Gary Becker, en su obra conjunta “Human Capital, Fertility, and Economic Growth” (1990: 1-18, https://www.ntaccounts.org/doc/repository/Becker_et_al.pdf) al decir que la inversión en sectores educativos y el tiempo invertido solo al estudio sin ejercer ningún trabajo remunerado en el ínterin de la formación universitaria (en términos de costo de oportunidad), produce mayor y mejor capital humano que, a su vez, eleva el ingreso per capita de la sociedad y, por ende, permite su crecimiento económico.
    Así que, ya sea por convicción propia o por interés monetario, la educación superior de alta exigencia y calidad termina siendo la mejor opción de cara a un anhelado desarrollo sostenible y sostenido. En Costa Rica, ello se ha alcanzado justo a través de las universidades estatales, a una de las cuales me siento privilegiada de pertenecer.

  4. El Séptimo Informe del Estado de la Educación (2019) es claro en señalar que Costa Rica necesita aumentar significativa y simultáneamente la cobertura y la calidad de la educación superior, y alinear las estrategias con las prioridades nacionales. Si bien continúa creciendo el porcentaje de estudiantes de primer ingreso a las universidades públicas que procede de colegios públicos o subvencionados: 86,1% en 2017, frente a 79% en 2009, los desafíos para los centros públicos de educación superior son cada día mayores.
    Es necesario enfrentar la profundización de la desigualdad social, la arremetida contra los derechos humanos, la crisis de la institucionalidad democrática y las amenazas contra la autonomía universitaria. Los debates políticos están marcados hoy por un cuestionamiento del modelo público de educación, lo que se convierte en una amenaza para las actividades sustantivas de nuestras Universidades: docencia, investigación y acción social. Es, consecuentemente, un periodo de riesgos para para la consolidación, expansión y creciente calidad y pertinencia de la Educación Superior en Costa Rica.
    La Universidad se enfrenta hoy a corrientes de pensamiento que promueven su mercantilización y privatización, la reducción del apoyo y financiamiento del Estado y la vulneración del principio de la autonomía universitaria. El discurso fiscalista y la deslegitimación de la institucionalidad pública caracterizan en nuevo escenario del debate.

  5. Como se hace mención en este artículo, las universidades privadas, surgen por una demanda de educación superior, sin embargo, estos traen consigo ausencia de regulación, por lo que, además, esto se refleja en la calidad académica y en la eficacia del profesional, como también grandes problemas para graduar y concluir estudios avanzados. La educación superior, ha tenido que sufrir cambios, esto producto del avance de las tecnologías, y la comunicación, impactando desde luego a la enseñanza y las formas de investigación actual. Como bien lo apunta, la Universidad de Costa Rica, es líder en la investigación y en los estudios de posgrados no solo de nuestro país, sino también en Centroamérica, y de las universidades de latinoamericana es considera como una de las mejores en investigación.
    En el contexto de la competitividad y la lucha constante de formación profesional, en todos los ámbitos de la vida, la universidad juega un papel de reivindicación social para el desarrollo de las sociedades modernas, en el cual su estrategia se basa en un proceso de constante metamorfosis y cambio desde sus orígenes académicos, hacia un ámbito cada vez más profesional haciendo incluso distinciones entre formación académica e investigación científica. Donde indudablemente la investigación fortalece el sistema de educación superior, con el fin de satisfacer las demandas de la industrialización, los nuevos modelos económicos y el desarrollo global en el cual estamos inmersos, donde las actividades científicas de investigación aportan resultados de impacto académico, social y cultural, contribuyendo al desarrollo y solución de los problemas que se plantean en la actual sociedad.
    La cuestión fundamental que, sin duda, afronta la universidad en este siglo tiene que ver con la misión que desde antaño ha ejercido, es decir, la enseñanza y la investigación, pilares fundamentales de su razón de ser, en el nuevo paradigma educativo que enmarca este milenio. Paradigma que permite que al aprendizaje sea constructivo y que gira alrededor de la investigación y producción de nuevo conocimiento complementando el proceso de enseñanza y generando nuevos enfoques de investigación a partir de nuevos criterios y posiciones de los investigadores en formación y de aquellos que ya ejercen la investigación como un oficio.

  6. Es cierto que los retos y desafíos de las universidades públicas y de las restantes en general, son importantes y que asegurar la calidad de la educación superior es una tarea ineludible. Sin embargo, tratándose de la Universidad de Costa Rica, esta muestra un nivel diferente al resto de las demás universidades costarricenses. Y ello ocurre, según mi criterio, debido al fortalecimiento de una cultura científica que fomenta la difusión, la divulgación y el reconocimiento de la ciencia, la tecnología y la innovación, como acervo social y cultural de la Universidad hacia la sociedad, lo cual lo aleja de las restantes instituciones de educación superior, privadas y públicas en nuestro país, con algunas contadas excepciones. Este desarrollo se ha visto reflejado en el hecho comprobable de que, solamente la Universidad de Costa Rica produce el cincuenta por ciento de la investigación realizada en Centroamérica y actualmente, en la clasificación mundial de universidades (en inglés, QS World University Rankings), efectuada por Quacquarelli Symonds Limited, la Universidad de Costa Rica se ubica dentro de las 500 mejores universidades del mundo. A nivel latinoamericano, la UCR también registra un avance permanente desde que se creó el ranking en el 2012, pues en el QS University Rankings Latin America 2016-2017, subió tres lugares para ubicarse en el puesto 18 del subcontinente. De esta forma, las estadísticas comprueban el elevado desarrollo y buen desempeño de la Universidad de Costa Rica en todos sus campos. Es correcto que la vinculación universidad-demanda laboral, debe existir, pero esa vinculación no siempre corresponde a todas las universidades. En mi criterio la universidad destinada a la investigación cumple otros objetivos, no simples intereses laborales.

  7. Considero que si bien la educación superior a cooperado en gran medida a formar más y mejores profesionales; no es la única función importante que ha logrado desarrollar para el bienestar social. Por ejemplo la Universidad de Costa Rica se ha caracterizado por implementar dentro de la distinguida ciudad de la investigación, avances en la tecnología y en otras ramas fundamentales para el desarrollo del país.
    La facultad de ciencias económicas por ejemplo, ha logrado graduar más de 25.000 profesionales, entre los cuales se encuentran altos ejecutivos de empresas multinacionales y personas ocupando altos puestos en las funciones públicas; además esta facultad dio origen a lo que se conoce hoy en día como Ministerio de Planificación y Política económica, esta información se da a conocer en el informe publicado en el año 2015 por la Universidad de Costa Rica, donde la facultad de Ciencias Económicas celebraban sus 73 años de existir (2015:https://www.ucr.ac.cr/noticias/2015/05/15/ciencias-economicas-destaca-sus-logros-en-beneficio-del-desarrollo-del-pais.html).
    Este es solo un ejemplo de los múltiples logros que ha obtenido la Universidad de Costa Rica, por formar dentro de sus aulas investigadores, estudiosos, deseosos de conocer más allá de los temas desarrollados en las diversas clases de las múltiples facultades que actualmente existen, logrando no solo ser de gran provecho para los estudiantes como tal, si no logrando contribuir ampliamente con el desarrollo de la sociedad.

  8. No entiendo en que parte del artículo la autora analiza lo del impacto social de las universidades y en especial de las públicas. Hace una descripción de una serie de aspectos que allí acontecen y hasta estadísticas brinda, pero pensé que se iba a referir a como las universidades han permitido el ascenso social de muchas personas y han impactado la actividad productiva del país.

  9. Olga Salazar

    En definitiva, la educación universitaria repercute en la sociedad.
    Tener acceso a la primera brinda a las personas herramientas para que, en el mercado laboral -el cual cada vez es más competitivo-, puedan posicionarse mejor y con ello, se posibilita recibir mejores remuneraciones. Las cuales, a su vez, van a impactar en una mejor calidad de vida no solo para el trabajador sino también para los suyos.
    Adquirir mejores y mayores conocimientos -lo tiene lugar con los estudios de posgrado-, además repercute en la calidad de la “mano de obra” -en sentido amplió-, que el país pueda brindar y con ello, la mayor inversión extranjera no sólo por el ingreso de empresas al país que generen flujo de dinero, sino por la contratación de servicios profesionales que hoy en día pueden brindarse a distancia.
    Es por ello, tal y como lo indica la autora de la columna que resulta alarmante que no se dé seguimiento y acompañamiento a los egresados a efectos de ayudarles para que puedan terminar sus estudios.
    No puede perderse de vista que en muchos casos el estudiante también labora y/o en otros tienen niños, así puede suceder que la falta de conclusión de los estudios no responda a desinterés sino a complicaciones como las anteriores que dificultan su conclusión.
    En estos supuestos resulta vital que se valoré elaborar una propuesta que coadyuve a los estudiantes a concluir sus estudios, dado que ello potenciaría estabilidad laboral, mejores ingresos, nuevas opciones de trabajo y todo ello, implicará una mejor calidad de vida del estudiante y los suyos, que en última instancia tendrá impacto la sociedad en general.
    Aunado a lo anterior, de frente al impacto social que tiene la educación superior resulta lamentable lo expuesto en la columna en cuanto a que la entrega de información sobre la actualización de programas de posgrado resulta voluntaria y por ende, no se tiene conocimiento.
    Lo anterior resulta lamentable dado que la repercusión positiva de los estudios universitarios en la sociedad, según los términos expuestos, tendrá lugar en el tanto se brinde educación de calidad; sino por el contrario la educación podría caer en desprestigio y perder interés para los empleadores nacionales e internacionales.

  10. El impacto social de la educación universitaria es innegable. En el caso de nuestra Universidad de Costa Rica, sus tres pilares dan claridad sobre su compromiso con la Docencia, la Investigación y la Acción Social. A través de estos tres pilares, la Universidad contribuye con su aporte esencial – en mi criterio – a la sociedad costarricense: la movilidad social. A través de la educación pública universitaria, las personas provenientes de todos los estratos sociales pueden desarrollar herramientas que les permitirán eventualmente una mejora en sus ingresos económicos y un reposicionamiento en su condición social. Considero que en este punto se encuentra el aporte medular de la educación universitaria en la sociedad costarricense.

  11. Dentro de los aspectos desarrollados por la columnista, me parece muy importante el tema de la preparación de los profesores, que va muy de la mano con las políticas de contratación de docentes. Las Universidades tanto públicas como privadas deben basar sus criterios de selección para los nombramientos, en el mérito, el interés por seguir capacitándose y una productividad académica demostrada. Aquellas personas que sean las idóneas para transmitir y producir conocimiento nuevo, cuya trayectoria académica pueda ser probada.

  12. Saludos Yenory, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que la Universidad de Costa Rica, tiene un gran impacto en la sociedad costarricense. Este impacto de la labor universitaria se ve reflejada en la gran cantidad de investigaciones científicas que realizan tanto los y las docentes como el estudiantado de la universidad. De igual forma creo que somos un país privilegiado al contar con una protección a nivel constitucional del presupuesto que debe ser destinado a la Educación Superior, ello evita que el gobierno central le meta mano al presupuesto. En mi caso, sino hubiese sido por la universidad pública y el sistema de becas que posee, muy probablemente no sería hoy la profesional que soy. Y me parece sumamente importante que se tomen medidas para que las personas provenientes de colegios públicos urbanos y rurales, tengan una mayor posibilidad de ingresar realmente a la universidad, y con ello se permita el surgimiento de las personas que han crecido en hogares con menos oportunidades. Creo además que no se puede responsabilizar a las universidades por la falta de la conclusión del programa de estudios superiores, sea maestría o doctorados. La universidad tiene la obligación de impartir los cursos y los programas diseñados al efecto, pero es evidentemente una responsabilidad del estudiantado, de ese 79 % que señalas, hacer los esfuerzos necesarios para realizar los trabajos finales de graduación, eso me perece es responsabilidad de cada uno y que no se le puede achacar a las universidades. En lo que estoy plenamente de acuerdo, es que no es posible que el CONARE no realice los controles adecuados sobre los planes de estudios de las universidades privadas, porque ello en definitiva a quien perjudica es al estudiante que con gran esfuerzo, en la mayoría de los casos, paga estos estudios superiores obteniendo como contrapartida una educación deficiente.

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