sábado 20, abril 2024
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Hay que intentar arrear gatos por la avenida central

Columna Poliédrica

Cuando nos da lo mismo una cosa u otra, la mayoría de las cosas comienzan andar mal. Si bien es cierto que no hay nadie indispensable, el hecho que las personas renuncien o sean despedidas de un puesto público, debería tener alguna relevancia. Se trata de personas que, se supone, llegan al puesto de Ministro o Viceministro por sus capacidades. ¡Claro, el supuesto no siempre es cierto!

Las personas que en la actualidad acceden a los puestos de toma de decisión no son, necesariamente, las mejores. Hace tiempo que las mejores se alejaron de la política. Esa actividad dejó de ser, hace mucho tiempo, aquella que se ejercía como una virtud ciudadana, la cual iba a permitir servir a los demás para beneficio de la comunidad. Los representantes lo son de grupos específicos de interés y la visión de país se ha perdido totalmente.

Los proyectos de largo plazo brillan por su ausencia. Estamos hablando de una visión estratégica de veinticinco a cincuenta años plazo y no de aquellos que no ven más allá de un período de gobierno. A pesar que hay empresarios que se podrían beneficiar en demasía con una estrategia de ese tipo, ellos también prefieren no ver más allá de sus narices; para decirlo de manera sencilla y que todos nos entendamos: solo piensan en sus dividendos anuales y no en la manera en que su actividad empresarial se mantendrá en el tiempo y de paso, ayudará al desarrollo del país.

La educación, que hace no mucho fue una de las áreas estratégicas para el desarrollo del país,, ha sido cuestionada y dejada de lado por estas mentes chatas. Las empresas deberían abogar por una mejor educación en todos los ámbitos, especialmente, en la educación pública. Los talentos están en todos lados y una educación pública de excelencia puede generar que esos talentos, finalmente, lleguen a convertirse en trabajadores de gran valía para las empresas; no obstante, lo que observamos es un gran divorcio entre el sector educativo y el sector empresarial.

Los políticos de turno tampoco ven más allá de su frente. Los estadistas dejaron de meterse en política y están en sus casas viendo pasar el tiempo. La gente inteligente no se expone, ni ellos, ni sus familias, a las inmundicias que constantemente surgen en el mundillo político. En ese espacio no solo hay personas que les importa poco el buen nombre de las personas, sino que no tienen el menor escrúpulo para difamar o calumniar a cualquier persona que se desarrolla en el mundo de la política.

Los políticos de turno, en no pocas ocasiones, dan pena ajena. No solo no saben expresarse en forma verbal o por escrito, sino que evidencian serias deficiencias en lo que debería ser una cultura mínima para ocupar esos cargos. Y no estamos hablando de aspectos de cultura universal, estamos haciendo alusión a un conocimiento básico de la cultura costarricense. Es necesario que las personas conozcan nuestra historia para no volver a incurrir en los mismos errores del pasado, no obstante, los que menos quieren acercarse a esa historia son los que se dicen nuestros representantes.

Todo lo anterior se evidencia, también, en el ejercicio de las diferentes profesiones. La mayoría de personas que trabajan en el periodismo, muchas veces, no saben de qué están informando; se tratan de una especie de autómatas que no cultivan el espíritu y que esa carencia, les lleva a emitir juicios de valor y no enunciados descriptivos para que sea el lector, el oyente o el televidente quien construya su propio juicio. Estamos en presencia de lo que, en algún momento, se denominó analfabetos funcionales; es decir, personas que saben leer pero no comprenden lo que leen.

Y para colmo de males, Costa Rica está caminando hacia un conservadurismo radical. Se trata de personas que quisieran regresar a etapas ya superadas de la sociedad costarricense. La emancipación de la mujer, por ejemplo, es una realidad que no merece dar pasos atrás; la apuesta por la conservación de los recursos naturales y el desarrollo de las tecnologías limpias es otro tema en el que no se debería mirar atrás; en fin, el más delicado de todos tiene que ver con el apego a los dogmas de todo tipo que impiden avanzar en lo más importante: el desarrollo pleno y el mayor bienestar posible para los seres humanos que habitamos este país.

La esperanza es una virtud teologal pero no laica. Esperar a que las cosas sucedan no es una buena forma de proceder, debemos hacer que las cosas sucedan con base en el conocimiento y en una toma de decisiones informada. El objetivo principal para cualquier acción que hagamos en sociedad tiene que ser contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, al bienestar de las personas. No parece muy difícil comprender algo tan sencillo, pero hay personas que siempre andan procurando todo lo contrario.

Costa Rica tiene todo para salir adelante, pero como cuesta poner de acuerdo a las personas y sus intereses. Como decía un amigo mío: es como intentar arrear gatos por la avenida central en fila india. Es casi imposible pero hay que intentarlo.

(*) Andi Mirom es Filósofo

andimirom@gmail.com

columnapoliedrica.blogspot.com

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4 COMENTARIOS

  1. El gran problema hoy día son las finanzas.En síntesis el pais esta quebrado.
    Datos de Hacienda nos dicen que el 46% anual del presupuesto hay que pedirlo prestado para cumplir co las metas obligadas.Llegara un momento en que nadie quiera prestar y se traba la maquina, como por poco nos sucedió el año pasado.Un estado sin dinero recurrirá a lo único que le queda, devaluar, e imprimir mas colones, lo que empezaría una espiral de nunca acabar perjudicando a los que menos tienen.
    La riqueza la genera la empresa privada, que esta en estos momentos esta enclochada,con tanto tramite e impuestos.Por otro lado el estado por ley esta imposibilitado de explotar sus riquezas naturales como otras naciones.Entonces viene la pregunta ; de donde vendrán los ingresos para mantener el presupuesto y cancelar deudas ?Contestar eso es mas difícil que arrear gatos por la avenida central.

  2. Si el presidente actual mandara el decreto de topar las pensiones de lujo a 2.000.000, entonces tendría voz ante el pueblo: antes no porque significa que 1-o es un inútil o 2-es un embustero. No se puede arrancar el motor mientras paguemos impuestos para sostener golferías inconstitucionales.

  3. El aparato estatal es un servicio extremadamente caro, así como extremadamente ineficiente, no olvidemos que el estado está para servirle a la población, no para servirle a sus funcionarios, la población son los clientes del estado y sin embrago este nos trata peor que como si le estuviéramos pidiendo caridad. Esto se tiene que acabar, y se tiene que acabar ya!, no podemos permitir que un puñado de irresponsables que nadie escogio dicten el rumbo del país.

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