viernes 19, abril 2024
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Redes sociales como letrina social

Menciona un dicho popular, que, si uno no tiene nada bueno que decir, mejor callar. ¿Dónde queda ese consejo en la cotidianeidad de las redes sociales? ¿En qué momento del desarrollo de nuestra sociedad, el opinar y criticar fue tan fácil e inclusive constante?

Las redes sociales invitan a que sus usuarios comenten y compartan lo que cada uno piensa, o bien, lo que está pasando. Hecho que se traduce en el surgimiento de una interacción social única, virtual, paralela, impersonal, facilista, superficial e indirecta, donde la posición de todos es válida e inclusive solicitada. Cualquiera es protagonista y participante.

No obstante, la impresión general que se obtiene es la de un ámbito donde suscitan muchas expresiones negativas, de descontento y enojo. Hecho que se puede intuir y percibir, sin necesariamente contar con datos que le respalden. ¿Cómo? Observando y analizando las reacciones que surgen en respuesta a las publicaciones.

Muchos de los comentarios que se emiten, claro ejemplo en las “notas/noticias” de medios de comunicación, generalmente recurren, tienen o son expresiones de carácter negativo. Criticar y reclamar se volvió la norma y las redes se tornaron en un espacio de desahogo social, sin repercusión alguna para quien critica.

La burla, el sarcasmo, el choteo y los insultos pueden brotar en cualquier momento, basta con que alguien considere que se amerita.

Si lo publicado es considerado perjudicial, roza alguna hebra sensible o se relaciona con alguna experiencia y/o sentimiento poco favorable, se presta y califica para ser señalado por parte del lector(a). Expuesto públicamente en todo su esplendor.

Hoy en día, los usuarios pasamos numerosas horas de interacción, en la actual letrina de nuestra sociedad, las redes sociales, idos en su contenido sin distinguir el valor que nos aporta. Automáticamente se le asigna una priorización generalizada y se le da toda nuestra atención, sin contextualizar o profundizar, solo por el hecho de aparecer allí, enfrente nuestro, en nuestras pantallas.

¿Se logra algo con la acción de reclamar, criticar o denunciar en redes sociales? Depende. Resulta necesario analizar los desenlaces para identificar si genera algo más allá de un desahogo inmediato, de la posibilidad latente de una viralización solidaria en apoyo a la causa, o si solo resulta digno de recibir unos cuantos “me gusta” al respecto.

La acción de criticar o denunciar en redes, no necesariamente garantiza un desenlace, pero la opción destaca como viable, al alcance de cualquiera, sin costo, y que solo requiere de la redacción de la idea.

Lo anterior bajo el supuesto, de que un reclamo o denuncia es de carácter formal y en relación con una falta seria, mientras que una crítica hace mención a la expresión de un juicio negativo. Siempre considerando, que aquello a lo que una persona le asigna una connotación negativa, no necesariamente la tiene para otras.

Tómese en cuenta que medios de denuncia formal si existen, ejemplo, si un ciudadano(a) tiene una queja con relación al sector público, puede plantearla ante la Defensoría de los Habitantes, si es un delito ante el Ministerio Público/Tribunales, o bien, si es sobre la prestación de un servicio público ante ARESEP. Estas, entre otras instancias delimitadas para dicho fin.

Por otro lado, la gestión de denuncias y reclamos entre sujetos privados si resulta un poco más compleja, donde se puede llegar a requerir de algún tipo de intermediación especializada o técnica.

Todo esto se relaciona con lo que individual y socialmente se entiende como correcto e incorrecto, así como, con la ética y la moral que adoptemos y profesemos, para con nosotros mismos y para con los demás.

Como inevitable, todo aquel que cuente con un perfil público en una red social, está expuesto a la crítica negativa y al hecho de tener que interactuar con usuarios, tanto satisfechos como insatisfechos. Así como, que las redes sociales fomentan, permiten y hasta provocan la denuncia popular.

No obstante, con el fin de garantizar espacios sociales constructivos, resulta importante el hacer un llamado a preferir la comunicación asertiva, a relacionarse según valores de convivencia positivos y a fomentar la armonía y el respeto, independientemente de lo que consideremos como negativo para nosotros.

(*) Sofia Blanco Canet, Estudiante de Sociología, UNA

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2 COMENTARIOS

  1. Un pecado del costarricense es serruchar el piso, murmurar….pero a escondidas, de ahí que las redes sociales son el ambiente perfecto para que todos se expresen. Sin embargo efectivamente en esa letrina uno se encuentra con verdaderos excrementos que ante la falta de argumentos sólidos recurren al vocabulario más chabacano que uno pueda imaginar.
    Existen los resentidos sociales, fáciles de identificar, cada dos segundos publican algo negativo de lo que sea, del gobierno, de la situación mundial, del ambiente, el único requisito ser negativo. Me gusta confrontar ideas, discrepar…pero las redes sociales no son para eso. Muchos expresan un veneno visceral y no se les puede opinar porque te aplastan con los peores argumentos.
    Está bien expresar descontento, pero ante todo el glamour, la elegancia y la decencia .

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