viernes 29, marzo 2024
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¿Actualmente el sindicato nos representa?

Columna Derecho y Sociedad

A raíz de la situación que ha enfrentado nuestro país en los últimos años, esta pregunta a estado presente en mi cabeza, si definitivamente el sindicato que se manifiesta en nombre de los empleados públicos, sector al que pertenezco, lucha por mis derechos, trabaja conforme a mis principios y esta llevando la línea de los valores por los cuales me inclino.

En Costa Rica el movimiento sindical se inició a mediados del siglo XIX, ya que a partir de ese momento se empieza a dar la disparidad en los asuntos laborales. Durante ese período, se dan las migraciones de personas para llevar a cabo obras determinadas y relevantes en la historia de nuestro país como la construcción del ferrocarril.

Con esta migración de personas se da el comienzo en el cambio de ideologías, por ejemplo, para la construcción del ferrocarril se migraron personas de Italia donde esta población traía consigo ideologías socialistas, las cuales en nuestro país no estaban arraigadas fuertemente para ese momento. Esto provocó que en Costa Rica se diera por primera vez en 1884 la huelga de trabajadores, originada por población extranjera que producto de esta se logró insertar en el costarricense ese deseo de la lucha por sus derechos laborales.

A pesar que se dieron este tipo de importaciones de mano de obra, la mayor fuerza laboral en Costa Rica en ese período seguía siendo los artesanos. Poco a poco, este grupo de artesanos lograr ir tomando fuerza en nuestro país, logrando tener representación e ir introduciéndose en la política costarricense, provocando que se establecieras leyes a favor de las clases trabajadoras entre ellas los términos de salarios.

Es a mediados del siglo XX donde estas fuerzas laborales se van a ir desarrollando como verdaderos sindicatos, bajo la dirección de Omar Dengo un grupo de estudiantes logran establecer el Centro de Estudios Sociales Germinal. Este centro en conjunto con un grupo de trabajadores logra que se celebre el 1 de mayo como el día de los trabajadores en 1913, este acontecimiento se mantiene vigente a la fecha.

Con la primera Guerra Mundial el panorama para Costa Rica se empieza a oscurecer en cuanto la economía, las exportaciones bajan y se dan una serie de necesidades en el país, lo que provoca que en 1920 se lleve a cabo la Huelga General, encabezada por la población artesana del país los cuales realizan una serie de solicitudes a el gobierno, dichas solicitudes no son contestadas en el plazo que otorga el sindicato al gobierno y es en ese momento es donde se da la gran huelga, duró aproximadamente 8 días y finalizó cuando el gobierno aceptó el 50% de las peticiones de la fuerza trabajadora. Esto llevo consigo que actualmente tengamos un horario diurno de 8 horas y en aquel tiempo se logró un aumento salarial del 20%.

Posterior a este evento, las huelgas en nuestro país continúan y esto lo hacen representadas por los grupos sindicales que se han ido formando a lo largo de la historia. Es así como dentro de las cifras que indica el anuario estadístico del Ministerio de Trabajo del 2018, se encuentran inscritos formalmente 306 sindicatos, dentro de estos 306 se dividen en: 140 sindicatos del sector privado y 166 sindicatos del sector público.

A lo largo del desarrollo sindical costarricense, se ha logrado observar como los grupos sindicales van perdiendo su rumbo, desenfocándose de sus origines y considero que apartándose del bienestar colectivo y buscando el bienestar de una minoría, sin embargo, el sindicato representa a todos los trabajadores estén o no inscritos dentro del mismo.

Estas afirmaciones tienen sustento en el anuario estadístico del Ministerio de Trabajo 2018, donde se aprecia que la población ocupada al año 2018 rondaba un aproximado de 2.165.323 personas y de esta población activa en el sector laboral el 14,2% está inscrita en diferentes grupos sindicales.

Por otra parte, en los últimos años (2014-2018) continuando con los datos del anuario estadísticos del Ministerio de Trabajo 2018, se estima que en nuestro país se realizan entre 5 a 10 huelgas por año, principalmente los participantes son trabajadores del sector público. Como consecuencia de estas huelgas, es necesario revisar los resultados o los logros obtenidos por el sindicato en pro de la población trabajadora.

En el año 2017 se realizó una huelga por parte de los sindicatos del Poder Judicial en conjunto con el sindicato ANEP, esta huelga tenía su fundamento en las reformas que se habían planteado en la Asamblea Legislativa con respecto al régimen de pensiones que tenía para ese momento el Poder Judicial. Este movimiento durante sus primeros días trajo consigo una serie de eventos en los cuales se vio afectada toda la población costarricense, como lo fue la retención de 35 cadáveres en la morgue judicial, ya que los médicos se rehusaban a realizar las autopsias de los mismos. Esta huelga duro aproximadamente 12 días y al final no fueron claros, ni los objetivos que planteaba el sindicato al inicio de la misma, ni muchos menos que resultados positivos se extrajo de este movimiento para la población judicial.

Es más, este movimiento “benefició” a los servidores con más años de laborar dentro del Poder Judicial, ya que el acuerdo que se firmó entre el sindicato y el gobierno para poner fin a esta huelga, tuvo como resultado que los servidores con más de 20 años de laborar para esta institución, mantuvieran mejores condiciones en su régimen de pensión. Pero, ¿No es cierto que el sindicato nos representa a todos?

El año anterior poco tiempo después de la toma del poder por un nuevo partido político, elegido por los costarricenses, da inicio una de las huelgas más perjudiciales para el país y con esto me refiero en todos los sentidos, económicos, éticos, sociales, moral entre otros. El país actualmente tiene una situación financiera complicada y en ese entonces el origen de la huelga era el proyecto de ley que se discutía en la asamblea legislativa N 20.580, referente a la Ley de fortalecimiento de las finanzas públicas.

Este movimiento guiado e impulsado por diferentes grupos sindicales de nuestro país, provocó que en las primeras semanas de huelga se agotara el abastecimiento de combustible en los centros de servicios de todo el país, provocó que Recope fuera tomada por la fuerza pública debido a un grupo de personas se encontraban dañando los tanques de combustibles, carreteras principales que conectan provincias alejadas de la capital cerradas, sin importar que en esas carreteras se encontraban ambulancias o vehículos de emergencia con personas en condiciones graves. En otras partes del país por ejemplo en la zona atlántica, se daban en las primeras noches de la huelga enfrentamientos de personas con la policía hasta el grado que este grupo de personas provocaban incendios en vehículos utilizados para el transporte de combustible y lo más denigrante saqueo de supermercados.

También durante el período que se mantenía este movimiento se dio en nuestro país la mayor falta de respeto al actual presidente de Costa Rica y no solo a él, si no a nuestra democracia, al país de paz en el que vivimos y a los valores que con tanto trabajo hemos logrado obtener frente a los otros países del mundo se desvanecieron. El presidente se vio envuelto en amenazas de muerte, no logrando caminar en las calles de nuestro país sin ser abucheado y hasta golpeado.

En esta huelga que tardo 89 días, no se tenían claros los objetivos que se pretendían lograr y mucho menos se tiene claro cuales son lo resultados beneficiosos que se obtuvieron para los trabajadores. Es ahí cuando me empiezo a cuestionar, donde está la labor que realiza el sindicato analizando las necesidades de la población, realizando el diálogo con el gobierno para que conocieran las razones por las cuales se esta en desacuerdo con determinadas propuestas.

Es con estos hechos que se manifiesta que aquel movimiento sindical el cual fue creado por una población desinformada, de baja escolaridad, personas de muy bajos recursos que con todas estas limitantes tenían claros los objetivos por los cuales trabajar, los derechos que necesitaban defender y las metas que querían lograr se contrapone, frente a un grupo sindical desorientado, desenfocado y como lo indica Eli Feinzaig, político costarricense “El movimiento sindical cae cada vez más bajo, en Costa Rica los sindicatos perdieron la perspectiva de la realidad”.

Solo como a modo de ejemplo en la pagina web del sindicato ANEP, del cual no estoy inscrita, pero me representa por ser el grupo sindical de empleados públicos y privados, dentro de sus logros destacan las constantes denuncias de conductas catalogadas por los líderes de este grupo sindical como impropias de los jerarcas de puestos públicos. Esto, considero, no es el enfoque que debería tener un grupo sindical, el denunciar supuestas irregularidades es trabajo de todos y todas las costarricense, pero no es un motivo por el cual estar orgulloso y enfatizarlo dejando de lado las necesidades y urgencias que enfrentamos las personas trabajadoras.

Vivimos de los recuerdos y en esos recuerdos nos refugiamos, vivimos de logros que se dieron hace más de cien años atrás, que no se han logrado modificar pese a que las condiciones en las que vivimos actualmente han cambiado radicalmente. Se han logrado mantener “beneficios laborales” porque nadie ha puesto interés en que sean modificados, pero habría que ver el día en que sean cuestionados, ¿Que iremos a lograr? Si obtenemos resultados como los de los conflictos de los últimos años estamos destinados al fracaso.

Por lo tanto, actualmente las bases del sindicato no me representan y no le delego toda la responsabilidad a los lideres de los grupos sindicales, también a una población inactiva en el tema de elegir a las personas que van a ser las cabezas de este tipo de grupos. De darle facultades y poderes a un grupo minoritario de personas, sin valorar que virtudes relevantes poseen para poner en sus manos mis derechos laborales.

(*) Juliana Jiménez Alpízar, Estudiante del Doctorado en Derecho, Universidad de Costa Rica.

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13 COMENTARIOS

  1. Contrario a épocas pasadas, actualmente los trabajadores públicos son los privilegiados, y toda la demás población los explotados por estos, que nos suben los impuestos para mantener esa planilla gigante y abusiva, y lo que recibimos a cambio no se puede decir ni que es el mínimo esfuerzo, ya que en muchos casos ni siquiera recibimos nada del todo.
    Los sindicatos se deben preguntar no solo como hacen para paralizar al país, deben preguntarse qué le estsn dando a cambio sus agremiados a la población, si en verdad valen lo que exigen.

  2. Inicio mi intervención recalcando un pensamiento que incluyó la articulista del político Eli Feinzaig: “El movimiento sindical cae cada vez más bajo, en Costa Rica los sindicatos perdieron la perspectiva de la realidad”.
    Tengo 30 años de trabajar para el Estado, primero en el Ministerio de Educación y después en el Ministerio de Hacienda y mantengo el que los Sindicatos «han perdido sus perspectivas». En todos estos años he pertenecido a 4 sindicatos diferentes, rápido ingreso y más rápido salgo por la cantidad de contradicciones que existen en ellos y hasta abuso económico, y hace unos años dije: nunca más y así me mantendré.
    Se puede observar que los diversos sindicatos se han vuelto hasta «amarillistas», todo lo critican y en muchas ocasiones sin fundamento, y lo hacen para resaltar unos sobre otros. Incluso se denota el descontento de la población, demostrándose en la raquítica participación de las últimas manifestaciones, provocando perjuicio a terceros (enfermos, estudiantes, menores).
    Insto a los sindicalistas a darle una ojeada a sus inicios, a los que dieron su vida por defender un sector, los que realmente cumplían sus lineamientos…. y traten de copiar esas conductas y valores.

  3. En cualquier lucha social no basta solo con tener una causa atendible, los medios empleados para manifestarlas y hacerlas ver son de suma relevancia, de ahí que la elección de los medios de presión resulta fundamental porque de ellos dependerá la legitimidad, el peso y la credibilidad del movimiento. En mi opinión, toda forma de violencia que se emplee, da al traste con cualquier buena intención pues, finalmente, resulta un contrasentido mostrarse indiferente ante la afectación de derechos fundamentales de terceras personas siempre que sea en defensa de los míos propios. No pareciera una postura consecuente. Por supuesto que la figura de los sindicatos es necesaria en un país democrático, porque en ellas radica un fin primigenio de equilibrio laboral y la tan anhelada justicia social, pero también debe haber cautela en la manera en que sus líderes son colocados ahí y, sobre todo, su permanencia en el tiempo; porque negar que ello implica cuotas de poder sería como pretender tapar el sol con un dedo y cualquier forma de autoridad perpetuada por los años se torna nociva y hasta abusiva, ahí creo que está la diferencia entre los antecedentes históricos traídos por la articulista y nuestra realidad actual.

  4. El objetivo de la clase patronal y sus gobiernos es desaparecer los sindicatos, por eso proclamarse sindicalista es poner en riesgo el trabajo.

  5. El tema de los mecanismos de protesta contra el statu quo como medios para lograr cambios sustanciales en lo social (por poner una materia), es de vieja data, y si bien en la actualidad, al mirar atrás, nos parecen atendibles y justificados, esto obedece a que efectivamente estos lograron gestar un cambio en la cosmovisión de la población. No obstante no debe perderse de vista, que para aquellos ínsitos y satisfechos con el statu quo, dichos movimientos resultaban deleznables. Dejo esto señalado a efectos de evidenciar que en este tipo de fenómenos siempre habrán al menos dos partes, unas que se sientan representadas por el movimiento (en mayor o menos grado) y otras que no; así como aquellas que se sientan afectados por la forma en que estas agrupaciones buscan exteriorizar (y a veces buscar imponer) sus demandas. De los hechos evidenciados por la articulista, si nos posicionamos en el interés público y no colectivo, podemos evidenciar que se ha perdido el rumbo y que parece que se busca legitimar a ultranza cualquier acción con el fin de satisfacer los derechos de los cuales (con razón o no) me creo titular. Esto sin detenerse a analizar el tipo de afectación que se esté ocasionando y la población a la que se le está ocasionando. En el ejemplo señalado existieron interrupciones considerables de los servicios de salud, es decir, se utilizaba la necesidad de las personas (su salud, su derecho a la vida), como medio de presión para forzar mi posición por sobre otras, nada más triste y contrario a la realidad histórica de luchas sociales, donde se buscó la protección de los más desfavorecidos, y no el continuismo de beneficios de ciertos sectores por sobre otros. Parece ser que en estos temas aquello que alegoría que planteaba George Orwell en su libro «Rebelión en la granja» no está lejos de materializarse. Si bien la existencia de grupos sindicales en una sociedad democrática, no sólo es deseable, sino que resulta un elemento necesario. Como cualquier fenómeno de agrupación social, debe revisar su actuar cada cierto tiempo, para así, de forma sesuda y reflexiva, determinar si el rumbo y los medios utilizados para mantenerse en este son los correctos.

  6. Es cierto, existe una crisis de representatividad de las organizaciones sindicales, no solo en Costa Rica sino en general en el mundo. Liderazgos nefastos, discursos desfasados, estrategias contraproducentes han sido algunas de las causas de que los sindicatos no convoquen hoy a las mayorías. Pero que esa desafección sirva para repensar y fortalecer el sindicalismo, en especial cuando los tiempos arrecian contra los derechos laborales y los grupos económicos se empeñan en deslegitimarlos.

  7. Inicio indicando que no estoy ni en favor ni en contra de los sindicados, a mi criterio las personas podrán ejercer sus derechos de la forma que mejor les parezca, lo que no comportado es cuando para defender “derechos” se debe afectar a los demás. Es necesario recordar ¿Qué son los sindicatos? ¿Qué hace un sindicato? ¿Qué es una huelga? ¿Cuál es el objetivo y finalidad de estos? por ejemplo.

  8. Yo cuestiono si los sindicatos, cualquiera que sea, se pueden arrogar el derecho de representar a todos los funcionarios públicos en general, pues evidentemente no todos los empleados públicos forman parte de sindicatos. O sea, yo considero que si la autora del artículo no es agremiada a ningún sindicato de empleados públicos, en realidad no podría afirmarse que de alguna manera estos la representan. El código de trabajo en el art. 339 establece que: “Sindicato es toda asociación permanente de trabajadores o de patronos o de personas de profesión u oficio independiente, constituida exclusivamente para el estudio, mejoramiento y protección de sus respectivos intereses económicos y sociales comunes”, sea que una organización social únicamente representa a sus miembros o a quiénes forman parte de ella, nada más y no podría ser de otra forma. Es más, existen muchas instituciones que tienen dos o más sindicatos a la vez, o existen varios sindicatos de empleados públicos, y no es extraño que sus objetivos muchas veces difieran, entonces ¿cuál de ellos me representa? Lo que intento decir es que, un sindicato o sindicatos solamente representa a sus agremiados, y no como lo deja entrever la articulista. Que como resultado de algún reclamo o convenio se beneficien o no, a todo el sector público y no solamente a sus agremiados es otra historia. En fin, muchas veces las luchas sindicales son difusas y como toda realidad social, sus reivindicaciones distintas. Al margen de lo que se piense sobre el papel de los sindicatos, los movimientos sociales de los últimos años no han estado conformados por un solo grupo social y quizás no hay que perder de vista este detalle que no resulta menor. Desde agricultores, camioneros, taxistas, transportistas, estudiantes, pesqueros, etc. se han lanzado a las calles y este hecho social de alguna forma es un síntoma que, no pareciera tener una sola causa y menos se trata de un simple “estornudo”. Al margen de la afectación y pérdidas económicas que implicaron los movimientos del año anterior, vale la pena analizar si el descontento es simplemente de sindicatos, pues yo intuyo algo más.

  9. La primera pregunta que me parece habría que hacer es si usted tiene alguna participación activa en el o los sindicatos a los que hace referencia de forma abstracta en su artículo, por lo que no sería posible hablar de representatividad e incluso cuestionar si tal o cual sindicato defiende sus principios y valores (conceptos ya de por sí sumamente indeterminados), como usted lo señala al inicio, si no se está adscrita a ninguno. El sindicalismo supone la participación de personas trabajadoras comprometidas con la protección de sus derechos, y ante la ausencia de la misma, sería ilusorio pretender que se me represente si no hago míos estos espacios. Mi impresión es que el artículo parte de una premisa falsa, al asumir que los sindicatos en general, meramente por agrupar a servidores públicos, le representan, olvidando que desde la Declaración Universal de Derechos Humanos y muchos instrumentos jurídicos posteriores, se ha consagrado tanto la libertad de asociación como la libertad sindical. Si bien, resulta necesario discutir sobre el papel que juegan los sindicatos en las dinámicas sociales en la actualidad, me parece que debe dárseles su justo valor, como un mecanismo de defensa de las clases trabajadoras. Al final, debe recordarse que las instituciones están conformadas por personas, y que en la medida en que no se renueven y asuman nuevos liderazgos, no parecería factible exigir un rumbo distinto.

  10. Hoy en día, los sindicatos se consideran como entidades que consumen recursos sin un solo objetivo; lamentablemente, estos han venido perdiendo credibilidad principalmente por dos razones: la primera, es una pérdida de identidad que su verdadera función para garantizar un elemento de defensa para el trabajador ante su patrono o empleador.
    ¿Y por qué elemento de defensa? La razón principal, es porque el patrono o empleador tiene un componente de fuerza, un principio de poderío. Si se quiere decir, principalmente, económico sobre el trabajador. El trabajador está limitado, debido a que, se encuentra ubicado en una posición de desventaja, de vulnerabilidad frente a este poderío del patrono o empleador y, además, lo pretende utilizar frente al trabajador.
    Básicamente, los sindicatos deberían de preocuparse por las condiciones de trabajo, ya sea, en jornadas la salubridad en los puestos de trabajo, así como una serie de garantías mínimas consideradas dentro del bienestar humano indispensables para llevar a cabo la función que le ha sido encomendada. En muchos casos, por la particularidad del trabajo, puede ser peligroso o acarrear problemas de salud, inclusive problemas emocionales, lo cual pueden ser a mediano o muy largo plazo. Pero, los sindicatos, también, deben tener una función de diálogo social que permita poner límites a los deseos o pretensiones del patrón, de querer realizar acciones de explotación laboral. Actualmente, podemos observar, cuando un individuo tiene poder sobre otro, tiende a ser abusivo, muchas veces obligado a tener que responder ante una economía altamente competitiva o en otros casos, responder a la ambición de ciertos grupos y presentar crecimientos constantes, sin importar en la mayor parte de los casos el ámbito en que se desenvuelve el empleado, es decir, el tipo de trabajo. Lo que se requiere es presentar números verdes en las ganancias, esto nos lleva a todo tipo de condiciones poco favorables, inclusive a amenazas hacia el trabajador, sobre las cuales, el trabajador no tiene defensa, podríamos mencionar el hecho de trabajadores que deben trabajar horas extras sin derecho a que se las paguen, eso debido, a que, las empresas despiden trabajadores y cargan de trabajo a los trabajadores que mantienen en las mismas labores, bajo amenaza, que por la edad y con lo difícil que es conseguir trabajo, es mejor que trabajen las horas extras sin remuneración, para que puedan mantener su trabajo, convirtiéndose en una explotación laboral. Además, sí denuncian los trabajadores las condiciones peligrosas e insalubres en que laboran, también son amenazados a ser despedidos.
    En los casos anteriores, el trabajador se ve obligado, inclusive hasta llegar a ser coaccionado, y seguir trabajando sin poder dar lugar a su defensa, debido a que, el patrono puede actuar de manera legal despidiendo al trabajador, pagándole lo que le corresponde, pero, la situación que presenta el país puede ser tan crítica, que los trabajadores tomarán la decisión de callar, más aún, si tienen una edad superior a los 50 años.
    El segundo aspecto; los responsables de generar esta mala imagen de los sindicatos, lo constituyen la empresa privada y los medios de comunicación que podríamos considerarlo como una alianza estratégica (joint venture), entre la empresa privada y los medios de comunicación, que, también, son empresas privadas y buscan poder eliminar el elemento catalizador o de freno (sindicatos) ante las acciones de los patronos que a la postre beneficiará a los patronos o empleadores. Como es ávido, el trabajo del manejo de personal no es fácil, todos conocemos la idiosincrasia del ser humano y muchos de ellos al no tener un sentimiento de pertenencia ven a su patrono como un enemigo, olvidando los dos actores (patrono y trabajador) que es una simbiosis donde la posición debe ser ganar-ganar, es decir, cuando una de las partes experimenta la simple sensación de estar perdiendo surgirán los conflictos.
    Conocer los motivos ulteriores, por los cuales, muchos quieren que los sindicatos desaparezcan de la sociedad será algo que nunca llegaremos a conocer, pero esto es un juego de fuerzas donde encontrar el equilibrio debe ser una disposición del ser humano, del hombre en sí, por tratar de garantizarse un bienestar general que llegue a superar cualquier interés.

  11. Saludos Juliana, un artículo muy interesante y actual. Sin embargo, debo decir que algunos puntos no los comparto, yo al igual que usted soy funcionaria pública y no estoy afiliada a ningún sindicato, en ese sentido, no podría decir que el sindicato me representa. Ahora bien, creo que el sindicalismo es importantísimo, la historia de la humanidad lo demuestra. Como dijo Hobbes “el hombre es un lobo para el hombre”. El trabajo digno y con derecho a un salario justo, no es algo que surge desde el patrono, véase que la explotación laboral de las personas se ha dado siempre a través de la figura de la esclavitud, y que incluso en nuestro continente se explotó el trabajo humano de indígenas y africanos durante siglos, siendo uno de los últimos países en abolir la esclavitud legal en Latinoamérica, Brasil en el año 1888, es decir, poco más de cien años. Y esta circunstancia de una constante búsqueda de maximizar las ganancias, de parte de los patronos, sobre todos los privados, han provocado salarios de hambre a sus trabajadores, explotando a los mismos con jornadas laborales de hasta 16 horas, y permitiendo además el trabajo de niños y niñas. Ha sido a través de los movimientos sindicales que se han logrado cambios a favor de las personas trabajadoras, no creo que sea justo ni adecuado, tacharlo de logros antiguos y pensar que la situación no puede volver a ser la misma. Muchos de los proyectos de ley que buscan flexibilizar el derecho laboral, lo que en realidad pretenden, es precisamente eliminar esas garantías, por ejemplo la jornada de ocho horas, asimismo disminuir el aporte patronal a la CCSS, con lo nefasto que ello podría ser. Ahora bien, comparto que en el sector público, se den abusos. Pero estos abusos no les pertenecen a todos los trabajadores públicos, ni tampoco todos los trabajadores públicos nos identificamos con todos los reclamos que plantean algunos sindicatos y en eso sí coincido con usted.

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