martes 23, abril 2024
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Aborto terapéutico: Una falsa dicotomía

Columna Poliédrica

En una columna anterior titulada “Creo que no creo” esgrimía algunas de mis razones para no creer en deidades y demás entes metafísicos. No obstante, debido a que vivimos en una sociedad en que diferentes denominaciones religiosas existen y están presentes en el relato diario de las personas, recientemente, me ha tocado asistir a un oficio religioso, a una misa católica en honor al padre de un querido amigo. ¡Ha sido alucinante!

He quedado con la boca abierta, no con las lecturas o el sermón del cura, sino con lo que dijo otro sacerdote al final de la misa. Aunque la lógica del discurso sigue siendo contrario a la empiria, cosa que ninguna persona sensata puede esperar de una ceremonia religiosa, la retórica empleada sí me pareció efectiva de cara al convencimiento que se pretende hacer de los feligreses. Empero, la arenga que vino después para que las personas allí congregadas vayan a una marcha o manifestación el primer día de diciembre, la verdad, no tiene desperdicio.

No cabe duda que las misas, cultos y demás actos de congregación religiosa constituyen mecanismos efectivos de propaganda, más que los propios medios de comunicación colectiva. Se trata de una combinación entre una gran falacia de autoridad constituida por la alusión a las más diversas divinidades, hasta la voz penetrante de aquel cura, pastor o guía religioso, que insta u ordena a sus devotos que deben asistir a la marcha o manifestación porque, de lo contrario, ello sería atentar contra la voluntad divina.

Los grupos religiosos acuden a una retórica simple y efectiva para intentar imponer sus ideas. Establecen un pensamiento dicotómico entre la vida y la muerte, todo o nada, blanco o negro, lo bueno o lo malo, en fin, un discurso en que estás con Dios o estás contra él. No obstante, la situación no es tan simple, ante esta manipulación existen situaciones intermedias, matices o si se quiere grises, que implican opciones diferentes al discurso bipolar o antagónico de los grupos religiosos.

Ante los extremos de la vida y la muerte, tal y como se suele plantear, existe la libertad como una especie de valor intermedio. La persona que decide aplicarse o no un procedimiento terapéutico de aborto, está ejerciendo una libertad que los grupos religiosos pretenden eliminar o cercenar en nombre de un dogma religioso. Recordemos, una vez más, que se trata de una situación extrema en que está en peligro la vida de la madre, ello en caso que se quiera continuar con el proceso embarazo hasta su final. La diferencia entre la opción de los grupos religiosos y la otra de brindar la posibilidad del procedimiento de aborto terapéutico es simple: la madre se le otorga la libertad de elegir qué quiere hacer; en otras palabras, los grupos religiosos no le dan la opción a la madre de decidir; en cambio, en el otro escenario, la madre puede elegir entre practicarse el procedimiento o no hacerlo.

La posibilidad de elegir es una libertad que debería tener la madre cuando está en una situación que atenta contra su vida. Según los grupos religiosos, sí o sí, la mujer debe ir hasta el final con su embarazo aun a sabiendas que ello puede provocar su muerte por las complicaciones que pueda tener; dicho en palabras sencillas, estos grupos “se la juegan” y dicen: aunque usted sepa que las posibilidades de morir son altísimas, tiene que ir hasta el final con el embarazo porque puede suceder el milagro que los dos sobrevivan o que alguno de los dos (madre o hijo) lo haga. Si al final ninguno sobrevive, ha sido por la voluntad divina que así lo quiso.

En estas líneas estamos hablando de la hipótesis de un embarazo deseado de alto riesgo, no de situaciones más complejas como aquellos que han sido propiciados por una violación u otras situaciones no deseadas. En efecto, en casos más extremos, según la tesis que manejan los grupos religiosos, la mujer debería soportar estoicamente no solo el embarazo sino que, si es de alto riesgo, no tendría la posibilidad de decidir aplicarse o no el procedimiento de aborto terapéutico. Sí o sí debería estar dispuesta a morir para dar a luz al hijo de su violador, aunque en ese proceso los dos pierdan la vida.

Por eso cuando uno escucha, desde el púlpito, arengando y defendiendo una postura dogmática inflexible, no puede uno más que alucinar. Ante el dogma de que Dios da la vida y solo él puede quitarla, se le cercena a los seres humanos la libertad, la facultad de decidir; sin embargo, no contentos con ello, ese cercenamiento lo es también en relación con el valor que esos grupos dicen defender, a saber: la vida misma.

A la mujer, en consecuencia, se le está privando de dos de los derechos más relevantes para todo ser humano: la libertad y la vida. No solo no puede decidir sino también la obligan a sacrificar su vida.

Vamos a dejarlo claro una vez más. La tesis de los grupos religiosos es que en un embarazo de alto riesgo, la mujer debe estar dispuesta a ir hasta el final, aunque ello pueda implicar que muera ella y la criatura que está en su vientre. Su argumento es que con ello protegen el derecho a la vida del no nacido. En ese escenario, la vida de la madre la ponen en un segundo plano y están dispuesta a sacrificarla porque según su dicho: nadie puede disponer sobre la vida de otro ser humano, solo Dios tiene esa potestad.

La postura de los que apoyan el aborto terapéutico es que la mujer debería tener la posibilidad de decidir en relación con su disposición de ir o no hasta el final del embarazo. Su decisión deberá ser respetada en caso que ella esté dispuesta a continuar hasta el final (tesis de los grupos religiosos) y también deberá respetarse, en caso que cumpliendo con todos los requerimientos de ley, ella decida que debido a la situación de riesgo existente, quiere que se le aplique el procedimiento de aborto terapéutico.

La diferencia en ambos casos es el ejercicio del derecho a decidir. En un caso se le quita y en el otro se le brinda la posibilidad de ejercerlo, bajo ciertos requisitos o parámetros legales. ¿Por qué, entonces, hay grupos queriendo enredar a la gente y hablando del aborto impune? ¿Por qué no aclaran que se trata de cosas total y completamente distintas?

(*) Andi Mirom es Filósofo

andimirom@gmail.com

columnapoliedrica.blogspot.com

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3 COMENTARIOS

  1. Muy complicado tema esto de las creencias, yo tampoco puedo creer en el dios judeocristiano, aún así me da miedo, porque quien crea en él encuentra la excusa perfecta para cualquier cosa que se le ocurra hacer, matar, esclavizar, menospreciar, amar, ayudar, crear, destruir. Cualquier cosa es admisible e incuestionable en nombre de dios, los mismos que hoy dicen «sólo dios da y quita la vida» son los mismos que hace un par de años decían con toda confianza y seguridad «sólo dios pone y quita reyes», cuando querían darle poder a un hombre por la única cualidad de decir que dios le habló. Más importante que pedir a los líderes religiosos que aclaren mentiras, ya que, de eso viven y mienten hasta sobre la misma biblia, hay que exigir que no se metan en la vida de las demás personas, si están en contra del aborto, es cosa suya, que no lo hagan, pero que no se metan en la vida de un país entero por creencias personales. Imagínese que, por alguna razón, algún día los terraplanistas sean mayoría (creencia que concuerda y hasta encuentra bases bíblicas) y pretendan erradicar el derecho a estudiar el modelo heliocéntrico así como hoy quieren prohibir la educación sexual.

  2. Las religiones han sido un instrumento para mantener la desigualdad entre hombres y mujeres,es repugnante el machismo en esas religiones, además son sectas con doble moral, pastores y curas han violado niños, las monjas han abortado por las violaciones de los abusadores curas,pero de esos abortos de monjas nadie hizo alboroto…Como decía el cristo de estas sectas , ¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues son como tumbas blanqueadas: hermosas por fuera, pero llenas de huesos de muertos y de toda clase de impurezas por dentro, Por fuera parecen personas rectas, pero por dentro, el corazón está lleno de hipocresía y desenfreno…Vea usted que cosas, hasta en su biblia les dicen sus verdades…Gracias Dios.

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