viernes 19, abril 2024
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Desgarbados ¿Entrenadores? ¡Noooo!

NO ES sobre fútbol, para que lo lean los enemigos del deporte también.

Desgarbados;  así los veo en la pantalla y así se presentan ante el público;  me refiero a diversos entrenadores de fútbol.  A veces hasta dando la impresión de que ni se han aseado por el día aunque se hayan dado su ducha y vestido con ropa limpia y hasta “de marca”.

Todos los demás, los directivos de los equipos e incluso la mayoría de quienes integran las barras bravas, se ponen sus mejores galas para el gran día del partido.  Y en la cancha están pulcra y estrictamente uniformados los árbitros, los jugadores, los de la vigilancia privada, los policías, los recogebalones, los niños que acompañan a los futbolistas y los de la asistencia médica y de la Cruz Roja.  Y los comunicadores también, todos perfumados y como modelitos de pasarela.  Y más si es en día domingo, de donde viene la etiqueta “ropita de dominguear”.

Pero esos entrenadores de los que hablo, que son quienes prácticamente ganan más que todos los mencionados, son la nota discordante;  se distinguen por desgarbados.  Personalmente lo interpreto como una falta de respeto a los mencionados, a la cancha y al deporte, claro.

En cuanto a ropa yo lamento que el pantalón de mezclilla y ojalá desteñido y roto se haya convertido en un uniforme universal supuestamente indicativo de clase y distinción cuando en su versión del negocio de la moda no es más que otra muestra del triunfo de la mercadotecnia y del consumismo.  Eso traiciona al mismo concepto del pantalón de mezclilla que es una verdadera joya y lo más formidable para el trabajo que se inventaron en Estados Unidos de América Jacob Davis y Levi Strauss en 1873 y que bautizaron “jeans” en homenaje a Génova, Italia, que era donde se fabricaba la mejor mezclilla del mejor algodón;  ¡pero para el trabajo! Para el trabajo duro del taller y el campo, no para que se convirtiera en una baratija de consumo pero a un precio de usura y no ya del mejor algodón del mundo sino casi de plástico y desechable.

Me consuela que el pantalón de mezclilla de verdad sigue existiendo, que es prácticamente para que dure toda una vida de mucho esfuerzo físico, de mucha tierra, de muchos rozamientos y cosas de ese estilo y que no está concebido como ropa “de vestir”.

Volviendo a los entrenadores desgarbados podría apostar a que si fuese en el estadio Santiago Bernabeu, del Real Madrid, o en el Parque de los Príncipes, del Paris Saint-Germain, donde se presentasen así quizás no se les permitiría entrar pensándose que eran los del servicio de emergencias de una pequeña comunidad rural que iban a solucionar a media noche una obstrucción de la cloaca.  Como decir que en un concierto en el Teatro Nacional estuviera toda la orquesta sinfónica pulcramente de etiqueta interpretando La Pasión Según San Mateo, de Bach, y el director estuviera con gorra con la visera hacia atrás, en lo que algunas personas llaman “calzona”, destartalado, con una camiseta playera estampada con una pareja bailando swing y en botas de hule.

Alguien ha aducido por ahí que es que aquí el clima obliga a… y tonterías de esas.  Pero ¿y todos los demás que he mencionado?  ¿Esos sí pueden vestirse “como la gente” en ese mismo clima?  Además, hay ropa preciosa para verano de los de 40 grados y más.  Yo les recomendaría el magnífico algodón liviano súper ligero llamado mil rayas creado en India (en inglés “seersucker” para que se compren un bonito traje de esa tela que es común en Estados Unidos);  además de precioso se siente como si tuviese uno puesta una nube en vez de un traje.

En el fondo considero que es un asunto de quererse a sí mismo, engalanarse para disfrutar de lo mejor que se posea en el día especial pero también de respeto al recinto, a quienes están ahí, al lugar de trabajo.  Porque esa es otra:  no es porque están libres ese día que están en fachas de estar en casa; no;  están en “la oficina”, en su lugar de trabajo que es para lo que les pagan.  Tal vez no lo puedan apreciar así pero como en todo yo diría que tienen la culpa sus superiores y si yo fuera uno de éstos les exigiría que se vistieran mínimo como un camarero profesional o un inspector de tránsito pero definitivamente no como quien trágicamente acaba de levantarse de sus cartones en cualquier calle.

Ahora, digamos que no tengo razón con lo anterior, pero estoy totalmente seguro de que psicológicamente la estampa y la apariencia del maestro tiene mucho que ver con el rendimiento de los pupilos.  Y de que el rendimiento de los pupilos tiene mucho que ver con la falta de autoestima de la que padezcan.

Por cierto, para mis ojos las entrenadoras tienen mejor apariencia y visten mejor que los entrenadores.  Y no es que me gusten tanto como me gustan las mujeres (y muchísimo en el deporte) sino también por un asunto de armonía en el conjunto del estadio y por estética.  ¡Por es-té-ti-ca! ¡De a por derecho, no es vara…!

(*) Orlando García Valverde, Traductor-Intérprete Oficial

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2 COMENTARIOS

  1. Buenos días, tiene usted toda la razón don Orlando, qué clase de fachas se ponen algunos de ellos, hasta pena da. Y sí, es una cuestión de respeto para con sus pupilos principalmente y para el resto de los aficionados en segunda instancia. Y no es que tengan que ir siempre de traje entero pero sí, de la mejor forma posible. Felicidades por sus siempre acertados artículos

  2. Respetos y apoyo su comentario, como abogado veo que a las audiencias algunos llegan como modelos y algunas como super modelos de pasarela pero es repugnante esta actitud, en algunas ocasiones por el clima guanacaste, zona sur, etc no se usa corbata por el clima pero hasta el maquillaje en hombres y mujeres no se muestra respeto, en educacion hay profesores que parecen delincuentes y profesoras que no son ni se asemejan a pu…

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