miércoles 24, abril 2024
spot_img

Voces femeninas de ruptura

Las escritoras costarricenses actuales han logrado asumir la mujer como un sujeto transformador de la sociedad y de la historia, mostrando y problematizando sus experiencias desde ópticas muy específcas que aportan una visión crítica de su entorno. Hay múltiples textos que evidencian una ruptura con el discurso patriarcal imperante, el cual tradicionalmente se ha impuesto hasta considerarse una verdad absoluta en todos los ámbitos, incluso en el literario.

Me refiero a escritoras como Pravisani en Mierda (2018); Schumacher en Atrevidas (2019); Salaverry en Impúdicas (2016) y González en La estática del fuego (2019), quienes con una retórica muy particular ponen de manifiesto a ese sujeto femenino portador de una voz propia, libre de estereotipos y capaz de denunciar su realidad y la de otras mujeres que han sido igualmente oprimidas.

Tanto en Mierda como en Impúdicas se emplea la ironía como artificio para mostrar el mundo degradado, ya sea a nivel político o a nivel individual: el primero configura a la mujer en un mundo decadente debido a la corrupción, lo que trasciende hasta afectar su vida de pareja y su propia identidad como mujer; el segundo, da lugar al silencio como realidad cotidiana de la mujer limonense y otros contextos costarricenses, lo cual también repercute en la construcción de su identidad y su accionar en los diferentes planos de la sociedad. Ambos constituyen una denuncia y la oportunidad de cambio para el rol adjudicado a las mujeres.

En Atrevidas y en  La estática del fuego, también se aprecia la literatura como artefacto para cuestionar y cambiar los valores establecidos, sin embargo, lo hacen a través de posturas muy diferentes: Atrevidas se compone de relatos de mujeres trans, cuya voz constituye el instrumento para mostrar realidades que han sido ocultadas por los entes hegemónicos controladores de las personas, mientras que en  La estática del fuego, a partir de un tono existencial y humano, se analiza el tópico de la muerte para desmantelar las creencias que se tienen de esta y que subyugan al ser humano.

Estas cuatro obras, además de funcionar como medios para plasmar las vicisitudes de actores sociales femeninos que son destinados a la degradación y darles voz, también demandan una forma diferente de reflexionar acerca de la postura normalizada como verdad: ¿Cuál es la verdad y quién lo ha decidido de ese modo?

(*) José Ángel Vargas Vargas, Catedrático UCR.

 

Noticias de Interés

1 COMENTARIO

  1. Las luchas de género, financiadas extra fronteras, tienen un tercer competidor a saber: los trans, los cuales las feminoides bien deberían considerar. Que en algunos países perdieran hegemonía en las competencias netamente de mujeres, no dijeron ellas ni pío. Supongo, los hombres les importa un cuerno, más o menos, esas particularidades. Dar cuotas a ellas, mal resultaríamos repartir también a raja tabla a los chinos, nicas, gays, lesbi, negros, rubios, latinos, agricultores, académicos, europeos, rusos, etc., que muchos bien podrían merecer. Mientras, los corruptos de mueren, se destornillan de risa ante esas montadas necias intestinas tonteras. La imposición de cuotas es un soberano ridículo que buscan prescribir, enterrar los fétidos tamales políticos. Vaya trillada estrategia, que desnaturaliza hasta la familia.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Últimas Noticias