viernes 19, abril 2024
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Trump sería reelecto

Resumen de la historia política de Estados Unidos de América (EUA) en unas pocas líneas para su mejor entendimiento del asunto:  EUA tiene dos partidos políticos:  el Republicano (lo que se conceptualiza como “la derecha” y el Demócrata (lo que se conceptualiza como “la izquierda”).  Si alguien crea algún otro es tan insignificante que no cuenta para nada.  El Republicano es el de los más millonarios, los del complejo militar-industrial, los grandes empresarios, las multinacionales,  la Asociación Nacional del Rifle, los fanáticos nacionalistas seguidores de La Confederación del sur (“los grises” o “los confederados”) que fue la que perdió la Guerra Civil contra “los azules” antiesclavistas del Norte (“los yanquis” o “La  Unión”).  Y ya, eso es todo lo que se tiene que saber para decidir por cuál de los dos votar en EUA.

Lo anterior para que el tico medio que quiera tomar partido tenga una idea, aunque lo primero que le pasará por la mente es que es imposible que un país de la magnitud de EUA pueda manejarse con sólo dos partidos, siendo que aquí no hay sólo de “izquierda” y de “derecha”;  no somos de lados rectos sino más bien de una especie de pizza o ruleta de casino  y en constante movimiento, además siempre con más espacio para más partidos con el capital necesario a ver a cuál cae la bolita.  Entonces no se sabe ser ni si se es sólo de “izquierda” o de “derecha” simplemente sino de algún matiz de los cientos que hay en juego.  Es complicadito pero, bueno, en cuanto a EUA no tiene más remedio que escoger así:  uno o el otro.

En las elecciones pasadas de 2016 la cosa era entre Trump y Hillary Clinton.  Nadie imaginó, hasta que se contaron los votos, que Trump tendría ni esperanzas porque era un ajeno a la política electoral, era el gran empresario millonario de Nueva York con sus casinos, hoteles, otras empresas y grandes extensiones de tierra y campos de golf;  el típico hombre de negocios con todas las características del estereotipo.  Los mismos políticos republicanos se burlaban de él acusándolo de ignorante e ingenuo políticamente, oportunista, negociante y otras cosas, aparte de que estaban en el tapete las graves faltas que se le atribuyeron ya como hombre, en su relación con la mujer.  Yo estaba seguro y sigo estándolo de que tiene una obsesión que podría ser hasta más que una obsesión y que es una de las razones por las que ambicionaba la Presidencia y por lo que va a mover cielo y tierra hasta lograr su objetivo:  erigir su Torre Trump en medio de Moscú, Teherán, Beijing y Pionyang, proyecto que ya había iniciado mediante ciertos arreglos;  sabía que siendo Presidente tendría acceso directo irrestricto a los líderes de Rusia, Irán, China y Norcorea, cosa que no podría tener como un simple empresario estadounidense de bienes raíces.

Y ¡oh sorpresa!  Ganó cuando todo indicaba que ganaba Hillary sin duda.  Recuerdo estar viendo la transmisión en el momento en que se dio el último resultado y me tomó tiempo creer que había escuchado bien.  Pero no estábamos tan equivocados quienes teníamos la misma sensación que tenía yo.  Hillary ganó por unos 2 millones el voto popular de la ciudadanía.  La mayoría del pueblo votó por Hillary.  Sin embargo, por un sistema de Colegio Electoral cuyos delegados son proporcionales en número a los Representantes en la Cámara y a los Senadores en el Senado que tiene cada Estado, se le adjudicó la victoria a Trump.

La cantidad de votos por la que ganó Hillary el voto popular no era suficiente para marcar la diferencia en términos del Colegio Electoral.  Y ¿por qué ocurrió esto cuando el Partido Demócrata tenía a la mayoría del pueblo a su favor?  Por culpa de Bernie Sanders que se lanzó sabiendo que no podía ganar con su discurso revolucionario y socialista atemorizante para el estadounidense en general pero que logró quitar a Hillary 13.206.428 votos sobre todo de menores de 40 años, juvenilmente calenturientos, que esperaban la legalización de la cannabis y la revolución socialista en una concepción  estadounidense del término.  Con esto arruinó las posibilidades de Hillary en la Convención Demócrata.  Hay incluso estudios que indican que más de un 10% de los seguidores de Sanders terminaron votando por Trump, lo cual podría indicar que eran trumpistas organizados que estaban boicoteando el proceso.  De lo que estoy seguro es de que Sanders dividió y debilitó al Partido Demócrata en 2016 con lo que fortaleció a Trump y le entregó la elección.  Sentí en aquellos momentos que Sanders se había metido en la carrera para que no quedara Hillary, como si fuese el mejor amigo de Trump.

Cuando comenzó la actual campaña alguien del Directorio del Partido Demócrata (siendo yo partidariamente apolítico) me pidió por correo que le diera una opinión sobre el panorama para la campaña de 2020 desde mi punto de vista de comentarista a quien le publican algún artículo en periódicos.   Yo le envié una escueta nota en inglés: “En 2016 Hillary Clinton perdió por los votos que le quitó Bernie Sanders.  Cuiden que no les haga lo mismo esta vez”.  ¡Y está haciéndolo!  Ya tiene dividido al Partido Demócrata, ha relegado en algunos casos a casi un último lugar a Joe Biden (en mi apreciación el de la experiencia y el equilibrio para esta vez).

Creo que todos ellos son capaces de ser presidentes pero en esta ocasión ahí no es donde está el quid del asunto;  está en cuál es el que pueda derrotar a Trump.  Para la enorme mayoría de la población políticamente no muy instruida que digamos Trump es el campeón defensor, el guerrero que no teme a nada ni a nadie, el amigo de todos los grandes líderes del mundo, el del muro, el que dicta que la economía esté en su mejor momento y todo lo demás que escuchamos todos los días.  Y es que no importa si todo eso es cierto o no, sino que es una persona que se atreve a afirmarlo, a amenazar, a poner apodos denigrantes, a ridiculizar a cualquiera.  Con ese grado de arrojo ninguno de sus opositores puede hacerle frente.  Sanders intenta un discurso de guerrero, pero ya cometió lo que yo estimo es el pecado capital en política en EUA:  se autodeclaró “el demócrata socialista” y esas son malas palabras en EUA.  El peso semántico que tienen es suficiente para cambiar el curso de unas elecciones.

Con esa etiqueta Sanders está ayudando a Trump de nuevo.  Si ser del Partido Demócrata ya es malo para los no demócratas en EUA, decirse “demócrata socialista” o “revolucionario” es decirse “rojo”, de “extrema izquierda”, “comunista”, “marxista”, “leninista”.  Comencé a conocer esta percepción de un determinado sector de EUA cuando ingresé a la secundaria en un pueblo de los menos amplios de criterio y menos cosmopolitas del país;  uno de los más representativos y tradicionales de lo que podría ser el sentir de la gran mayoría.  El votante de este grupo teme mucho más al comunismo, al socialismo, a la social democracia, a “la revolución” que a cualquier otra cosa y teniendo que escoger entre un candidato que comulga con algo de eso aunque sea en modo estadounidense y un candidato como Trump, se queda sin duda con Trump;  le es menos amenazante, menos riesgoso, menos peligroso y menos enemigo de lo estadounidense.  Es lógico, con referentes modificadores de la realidad mundial que tiene en su memoria como la Revolución Rusa, la creación de la Unión Soviética y de la República Popular China, la guerra de Viet Nam, la Revolución Iraní y la Revolución Cubana con su Fidel y su Che, entre otros.

El candidato preferido de Trump será Sanders por estar autoderrotándose con sus propias consignas.  En cambio podría temer a Biden por haber sido ya vicepresidente y por conocer los hilos de la administración y de la política exterior;  al menos por conocerlos mucho mejor que Trump.  Y al final por ser un hombre que evoca en mucha gente la figura del padre, del abuelo, del tío de buen fondo y con la madurez suficiente para dilucidar y dirigir.  Pero ¿qué hace un partido dividido?  A como lo veo, dividirse aún más facilitando la victoria al rival.

(*) Orlando García Valverde, Traductor-Intérprete Oficial

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6 COMENTARIOS

  1. Es impresionante que la mayoria de inmigrantes,por las prebendas que reciben, sean afiliados al Partido Democrata, que como bien dice el articulista es mas de izquierda.Lo curioso es que la gran mayoria de esos inmigrantes vienen de paises socialistas que fracasaron,ahuyentando a sus padres a precisamente buscar el sueño americano, al exilio.De Puerto Rico, de la Republica Dominicana en NY, de Mexico ,el Salvador en California,de Cuba ,Venezuela y Nicaragua en la Florida.Apoyan a Bernie Sanders, que se pudiera traer abajo los mercados, y todas las conquistas sociales como empleo y mejor paga que han logrado con Trump las minorias.

  2. Perdon doña Flora , pero Costa Rica tiene muchas leyes socialistas, la CCSS el Codigo de Trabajo y muchas garantias sociales, vaya a Estados Unidos y si no tiene seguro le sacan hasta los ojos, cuales cosas a dado TRUMP si es un idiota que lo que sabe es como quebrar empresas para recoger un beneficio propio. Donde hay un tipo tan imbécil como este. En las reuniones de presidentes es mofa de todos, anda con prostitutas como si nada y la esposa es una barbie sin cerebro

  3. Esa no es una democracia real, es una «corpocracia», donde las corporaciones dictan que se hace que no, en una democracia real todos los votos valen igual, esa proporcionalidad es una estupidez.

  4. Excelente comentario, pero Biden ya ganó en Carolina del Sur y ganará mañana en el Super MArtes así que creo que un Trump Vs Biden puede darse en noviembre. Y con los 4 años que ha tenido trump marginando a los «simpatizantes de Sanders» creo que Biden llega mas fuerte que Hillary en el 2016. Me parece que Hillary y los demócratas menospreciaron el poder económico de Trump

  5. Ahora las ideologías son lo de menos, meras poses románticas: sabemos los partidos políticos actuales son maquinarias nacionales que tranzan con el inmenso poder de las corporaciones.

    Excelente artículo que nos dilucida ese entramado de la política electoral en USA.

  6. En Estados Unidos todos los votos valen igual pero el sistema de Colegio Electoral que elige al presidente es resultado de su forma de gobierno federal. Por tradicion politica e idiosincracia aun No es posible eliminar este sistema de eleccion.
    Actualmente, la mayoria de las naciones son democracias representativos pero la practican condicionada por el poder financiero (donde prevalecen quienes manejan mas recursos para influenciar elecciones).
    La democracia real es una utopia. Para constituirla se requiere un alto nivel educativo de los electores (para no ser manipulables apelando a sus temores u ofreciendoles prebendas) junto con leyes que limiten las tendencias monopolicas de las corporaciones (que buscan controlar empresas, prensa, politicos, influencers, instituciones privadas y del estado).
    A pesar de ello, las democracias actuales son menos inmorales que sus alternativas: la dictadura (de milicias tipo militar o revolucionario, de clases sociales tipo soviets-sindicatos, de nacionalidades tipo la ex-YUGOeslavia, de religiones tipo Iran) o el fascismo (de corporaciones).

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