viernes 19, abril 2024
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Si seguimos con el ojo por ojo… terminaremos ciegos

De cal y de arena

No es que el presidente Alvarado Quesada no haya incurrido en un grave error al firmar el Decreto Ejecutivo 41996, que dio vida jurídica a la Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD), dados los vicios técnicos presentes en su redacción. Tampoco vale excusarlo por la temeridad con que su despacho delega en funcionarios (por lo visto de poca pericia técnica) el examen de los contenidos de las leyes y decretos que le presentan para su firma. Está claro que el presidente de la República debe explicar sus actos y enfrentar las consecuencias buenas y malas que se desprendan del ejercicio que haga de sus facultades. Está expuesto a la crítica ciudadana y está en el deber de rendir cuentas a quienes se las pidan.

Pero la crítica hacia el Jefe de Estado debe hacerse con el debido respeto hacia su investidura y la petición de explicaciones también tiene que revestirse del buen trato merecido por quien lleva la representación del Estado. Lamentablemente, así no ha sido. Gran parte de la crítica generada en torno a ese polémico decreto ejecutivo se ha producido en tono destemplado, con el uso de lenguaje marcadamente irrespetuoso y hasta venenoso, a veces hasta descalificarlo e imputarle insanas intenciones, sin siquiera dar margen al beneficio de la duda y al error funcional. Tanto así que la descalificación ad portas y con carácter irrevocable, ligada artificiosamente a la presunción de inepcia para el ejercicio del cargo, construyó una especie de sentencia condenatoria que sirvió de asidero a muchos críticos que pidieron su cabeza, su dimisión, la revocatoria de su mandato, en dos platos, sin entender qué dicta el marco jurídico.

El presidente Alvarado se equivocó; admitió haber incurrido en un error grave y se puso a las órdenes de la investigación abierta en instancias competentes y de idoneidad técnica, como es el caso del Ministerio Público, donde se le ha abierto un expediente. No podía hacerlo de otro modo, siendo ese error una descomunal “metida de patas” tanto como que arremetió contra uno de los derechos ciudadanos fundamentales, elevado a rango constitucional.

Pero, ¿cómo es que la crítica que desató ese  grave error no pudo mantenerse dentro de los cánones del respeto, sin la pasión venenosa, sin odio, sin obedecer a una “sacada de clavo”?

Las pasiones se desbordaron en sede parlamentaria; llevaron a más de un diputado a adelantar juicio y a dictar condena irreversible, posición que en buena regla les descalifica para emprender una investigación, como es el caso de quien fue incorporado a la comisión investigadora de los incidentes que bordean el decreto 41996.

Los hechos incubados en la Casa Presidencial, en la Asamblea Legislativa, en los partidos, en los debates públicos, desnudan las dimensiones de la combustión social que vivimos, con relaciones imposibles de llevar dentro de la ecuanimidad por el desborde de pasiones y el odio que obnubila el razonamiento equilibrado y objetivo.

El desplante de matonismo con tintes propios del militarismo caribeño con que el Ministerio Público practicó su invasión del Despacho Presidencial, dice muy mal del manejo que doña Emilia Navas –su jefe- hizo de sus funciones y competencias, parapetada en decenas de algo que parecían soldados, con armas de grueso calibre y chalecos antibalas… ¿qué fue aquello?. ¿Es que ella y los magistrados de la Sala Tercera que sacramentaron la invasión del Despacho Presidencial y de otras oficinas de la Casa Presidencial pensaban que allí adentro estaban fraguando una nueva edición de LA MATANZA DE SAN VALENTÍN, al estilo de Al Capone en Chicago?

El diario “Extra” dedicó en fecha reciente toda la primera página a desplegar la advertencia de que este país está sumido en la ingobernabilidad. Y puso varios subtítulos temáticos para ejemplificarlo. Sí, así es en efecto. Gobernados los debates por las patadas y los manotazos esta sociedad será presa de la peor ingobernabilidad y no podrá salir bien librada de los graves desafíos que tiene. “Extra” y toda la prensa lleva responsabilidad en no prestarse para la difusión de noticias falsas ni de verdades a medias. Lo que conlleva, igualmente, NO BUSCAR la opinión de quienes están descentrados por los odios y las pasiones, cuya difusión no hace más que alimentar los fuegos de la ingobernabilidad.

Abramos el debate, enriquezcámoslo con opiniones bien fundadas y despojadas de la inspiración odiosa. Hay una grave crisis política, una grave ausencia de liderazgos, con los partidos repudiados, con un gobierno extraviado sin norte y sin sentido de equipo, amenazada la estabilidad social por los altos niveles de desempleo y la inseguridad ciudadana,  por una economía que crece anémicamente a resultas de la desconfianza y por el retraimiento de la inversión privada y de la crisis de las finanzas públicas.   Con atizar pasiones no solucionaremos los problemas de Costa Rica.

Recordemos la advertencia de Gandhi: si seguimos con el ojo por ojo… terminaremos ciegos.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

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8 COMENTARIOS

  1. Es cierto, los partidos políticos difícilmente nos representan; se volvieron esqueletos decaídos que han servido y sirven de escalera a una pléyade de criaturas extrañas. Por ejemplo, son incapaces de concederle un solo mérito al presidente Alvarado, ni un solo aplauso. Y la verdad es que no es difícil hacerlo. Sacar a flote un barco hundido no es poca cosa. Carlos Alvarado -el ser humano- podrá ser deficiente en mucho de su labor, pero él no es un ladrón. En la Asamblea Legislativa y en las redes sociales ya es una profesión insultar. Agraviar por agraviar. Ello me parece ineficaz y muy grosero para el cerebro. Es necesaria una oposición sólida, informada y coherente. Nada se gana a punta de gritos e improperios. Este gobierno ha cometido errores graves y urge su fiscalización; no es querer hundirlo más como se solucionan los enredos. Un ejemplo es el caso de la UPAD que por su pesantez demanda firmeza y serenidad para ejercer un control político transparente y eficiente. Yo no pido absoluciones para el Presidente sino sindéresis a la hora de investigarlo.

  2. Da la impresion que el unico adulto en la Presidencia es Mendez Mata. Ha hecho una gran labor en el MOPT.La experiencia y el conocimiento lo dan los años. Creo que el gran pecado de esta administración fue creer en una juventud inmadura e ideológicamente equivocada con los valores de los costarricenses.

  3. «La matanza del Día de San Valentín». Ay, estimado don Álvaro, sólo por esta desafortunada comparación su artículo perdió «credibilidad» (seriedad).

    La UPAD fue «La gota que colmó el vaso»: desde La Trocha, y mucho antes con el Fondo de Emergencias (300 «milloncillos»), Banco Anglo y otros escándalos de la banca estatal hasta nuestros días…: el vapuleado pueblo tico no reacciona como debería, luego «el cementazo»; las mordidas de los políticos de turno con CLARO, Movistar…, GlovalVía, APM Terminal, Riteve… Costa Rica se mueve por la corrupción. Creo ya empezamos a desdomesticarnos.

    • La que perdio credibilidad y seriedad fue la Fiscal Emilia Navas y la fiscalia. Que lastima! Se espera y se requeire de.ella , mesura, madurez …Que sea un ejemplo tambien en esto.

  4. Este tema de UPAD lo elevó a la mil la prensa, especialmente teletica, irresponsables que lo que hacen es generar caos y sensación de malestar. La libertad de prensa es algo bueno, pero la responsabilidad de prensa lo es mucho más.

  5. Me acuerdo de Kevin Casas el terrorista del Memorándum del miedo,creo que estuvo en el grupo de los notables de este gobierno ….Dime con quién andas y te diré quién eres, malas juntas tiene Carlos Alvarado , es un aprendiz del brujo ….No hay que defender lo indefendible, no pidan espeto ,porque quien no lo ha tenido con todo un pueblo….Mas seriedad por favor.

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