martes 16, abril 2024
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En la hora del desafío del Covid-19

De cal y de arena

Las guerras, las catástrofes naturales, también las pandemias, ponen a prueba a los gobernantes. Con su compleja estructura, son hechos que exigen la concurrencia de autoridad política, de refinada capacidad de interpretación, de singular habilidad intuitiva, de realista medición de las potencialidades que se tienen para encarar los desafíos. Como quiera que estas virtudes se tengan y se ejerzan acertadamente, así se asentará el liderazgo del gobernante.

Obvio, nadie llamó al virus covide-19. Su presencia inconsulta, imprevista, retadora, peligrosa, obliga a gobernantes y a gobernados a someterse a un régimen de vida de rígidas exigencias, Llega precisamente en tiempos difíciles para el gobierno del presidente Alvarado, con su liderazgo diezmado, su equipo de gestión extraviado y los respaldos políticos en retirada.  Así le toca sacar fuerzas de flaquezas para  encarar la crisis y para encarrilar los tiempos posteriores, que podrían resultar muy complicados, según impacte el daño a nuestra economía y a la de nuestros principales socios externos. Es la prueba de fuego para don Carlos, de la que puede salir airoso o quemado.

La República Popular China -potencia política, económica y militar- sufrió la irrupción explosiva del virus. Apareció con poder devastador en la provincia de Hubei, concretamente en su capital Wuhan. Desde allí fue propagándose sorpresiva y velozmente sin respeto a fronteras, desatando una ola de pánico casi que histérico por su virulencia: las cifras de morbilidad y mortalidad daban pábulo al temor que cundía -con su poder de afectación- de un país a otro. Pero también fue allí donde las cifras en cuestión de semanas dieron un sorprendente viraje: quizás fue clave ser un régimen de fuerza con un poder indisputado para que el Estado ejecutase las órdenes de imposición de una disciplina férrea, lo que posibilitó la reversión de las cifras. El Dr. Pablo González, del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia de España, cree que fue el conjunto de medidas de distanciamiento social y de cuarentena preventiva aplicadas con mano de hierro, lo que posibilitó la toma de control de la situación por las autoridades chinas.

Precisamente la estructuración del ataque a la enfermedad y el rigor con que se pusieron en marcha esas medidas, fue lo que los analistas consideran que ha faltado a los gobiernos de Italia y España; su reacción tardía, sin la firmeza necesaria y no con las herramientas idóneas, complicó mucho los hechos. Incluso, apelando a la declaratoria del “estado de alarma” y encriptando regiones y el país entero, como en el caso de España.

Aquí, los analistas expertos en la materia resaltan como acertada la prevención y reacción de nuestro gobierno ante la presencia del mal. El equipo de trabajo, de amplia base técnica, de documentada experiencia y con el respaldo de la infraestructura científica  que provee nuestra red de medicina pública, y la atinada coordinación del ministro Daniel Salas, parece bien armado para soportar la arremetida del covid-19, en particular por lo que respecta a la necesidad de evitar un asalto exponencial y de “aplanar” la curva de afectación del virus.

Lo que ese equipo de trabajo y el grueso de los habitantes de este país han de medir con ojo clínico para poder encarar sus efectos disruptivos, es el grado de indisciplina, de insolidaridad, de irresponsabilidad que demerita a gran número de costarricenses. No se había secado la tinta de la firma presidencial al pie de los decretos y acuerdos ejecutivos para asumir los desafíos del coronavirus, cuando las noticias del masivo desplazamiento de personas a playas, parques, cantinas y salones de fiesta llegaban para poner en duda la pertinencia de los llamados a la cordura y la austeridad en el nuevo estilo de vida. ¡Qué fue aquella explosión de irreflexivo comportamiento social que explotó en los pasillos de los supermercados y ante las oficinas bancarias! Con tal grado de indisciplina social será difícil y complicado construir “la línea de resistencia” a la ofensiva del virus.

Si cierran cantinas y bares así como restaurantes y salas de entretenimiento porque desacatan las órdenes dictadas por las autoridades sanitarias en el interés de anticipar la propagación exponencial del virus covide-19, procedan sin contemplaciones a ordenar el cierre de otros establecimientos y servicios públicos que al mismo tiempo se permiten desatender las providencias dictadas en la necesidad de cautelar la salud de los habitantes del país. Cual está sucediendo ante los supermercados, bancos y ferias de consumo, donde la exigencia no se cumple parejamente.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

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2 COMENTARIOS

  1. Ademas de la falta de civismo e irresponsabilidad de cada uno, otro factor a tomar en cuenta es la capacidad hospitalaria en cada país para lograr contener la pandemia: Corea del Sur y Japón, que han logrado contener la propagación del virus, tienen 12,3 y 13,1 camas /por cada 1000 habitantes. Italia tiene tan solo 3,2 camas por cada 1000 habitantes.
    Nosotros contamos con 1,1.

    Aqui datos de la OCDE sobre estos y otros países:

    https://data.oecd.org/healtheqt/hospital-beds.htm

  2. Todos y todas debemos despojarnos de diferencias religiosas, ideológicas, sociales y luchar con los muchos o pocos recursos que contemos, para tratar de contener esta peste. Así que uno esperaría de el gran empresariado privado criollo, el que jacta de su innovación, creatividad, resilencia, y sobre todo sus valores y su ética, sean los primeros en ponerle el pecho a las balas, o mejor que pongan a funcionar su mano invisible a la que tanta fe le tienen.

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