viernes 19, abril 2024
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Las enseñanzas de una pandemia

El Covid 19 ha tenido un fuerte impacto en la política mundial, en términos generales porque “el miedo no anda en burro”, no por su morbilidad-mortalidad, no, hay unas epidemias de gripe que matan más personas que este virus nuevo, solamente que al ser un virus nuevo en el ser humano, ignoramos demasiado acerca de su comportamiento y por ende de su evolución.
Las medidas tomadas por muchos gobiernos han sido excelentes para mitigar el contagio, al menos Costa Rica se ha lucido en este sentido, no mencionaré nombres porque hay mucha gente involucrada y siento que sería injusto nombrar a unos y a otros no; tanto en el sector salud como en otros ministerios e instituciones autónomas.
Habíamos entrado en crisis hace varios años (económica) basada en un capitalismo desalmado que puso al ser humano de escabel y lo bajó de la categoría de ser humano a la de pieza utilizable. Quiero aclarar que nunca he estado en contra del capitalismo, no, porque éste ha sido siempre motor de desarrollo, si bien he tenido una posición de centro derecha, mi pensamiento político no es excluyente y tengo claro que debemos utilizar lo que nos ayude a todos. Si como médico jamás fui ortodoxo, es decir fui un poco más ecléctico que la gran mayoría, sabiendo utilizar todas las alternativas posibles para auxiliar el sufrimiento humano: desiderátum de la práctica médica; en la vida política soy igual, lo que me ha granjeado animadversión de los de la derecha y los de la izquierda.
No importa, jamás he creído que la vida sea un concurso de simpatía y he procurado ser consecuente entre lo que pienso y lo que digo, también renunciando a una idea si estoy equivocado.
Antes de Wuhan, hay que hacer un breve repaso de la economía mundial. A partir de “Friedman” en los años ochenta, no hubo más que polarización de la economía y de la política. Caímos a los pies del neoliberalismo económico (y político) y éste nos consumió en la peor danza macabra del consumismo enfermizo. Aún recuerdo la entrevista a Alan Greenspan en Newsweek en 1990, donde él defendía a capa y espada la rebaja en aranceles a los productos chinos, esgrimiendo para ello el derecho de los estadounidenses de comprar bienes suntuarios, (suntuario definición: Es un adjetivo que califica a aquello vinculado al lujo. Este concepto (lujo), por su parte, se relaciona a lo pomposo o al bien que, para obtenerlo, requiere contar con recursos que exceden a la media). Es decir Alan Greenspan abogaba por el derecho de todos a tener de todo(sic), lo cual es loable pero, no obstante es imposible en un mundo real, es tan esquizofrénico como el fin comunista de igualdad, no, los seres humanos tenemos diferencias notorias y la posición de esos bienes no nos hace iguales: la peste del Covid 19 si nos hace iguales. Las diferencias son las que nos hacen luchar por superarnos, son el leitmotiv de la lucha diaria por la vida en una sociedad libre.
Pondré un ejemplo simple: yo nunca fui de comprar carros de lujo, porque eso incidía en la marcha normal de mi familia entera, si para andar en un automóvil caro tenía que disminuir la ración de arroz de cada uno, me quedaba con el carro barato. Los salarios médicos eran muy bajos y la medicina privada en aquellos años no daba para los sustos de tributación.
Regresando a la baja de aranceles de la china, esa fue el principio del fin de la economía estadounidense, ahí ardió Troya, ahí empezó la fuga tránsfuga de empresas estadounidenses a producir bienes en la China pagando salarios de hambre y cero derechos sociales. Inundaron el mercado estadounidense y luego el mercado mundial de baratijas, llenaron a la sociedad de todo tipo de tiliches, carros incluidos y las redes sociales comenzaron una demanda de ser o parecer ser, una lucha por simular, una sociedad de apariencias y lucha por aparecer como lo que no se es. Había que comprar lo que fuera pues el vecino tenía algo igual, había que sobre pasarlo en calidad y cantidad. Esta locura, creo una sociedad desenfrenada de deudas privadas, que cada día era más difícil de sacar adelante.
La burbuja de los bienes raíces provocó la crisis del 2008, de la cual aún no he,is salido, es decir hace tres años comenzó una crisis económica hija de la anterior, los gobiernos no encontraron medidas mágicas. Se trató de mil maneras pero no se lograba. La llegada del Covid 19, fue providencial, los gobiernos han comenzado a ver que quizá era la única manera de regresar al keynesianismo, sin terminar en las garras del comunismo. Los gobiernos han comenzado a lanzar fichas al tapete, para apuntalar la economía, los organismos prestatarios multilaterales han comenzado a dar empréstitos para ayudar a los países a solventar sus problemas económicos. La salvación vendrá de los gobiernos, no de la empresa privada. (Los gobiernos somos todos). Se había dicho que no había nadie más nervioso que un dólar, yo diría que no hay nadie más enfermo y nervioso que un rico, que prefiere sucumbir en bloque al precipicio, que buscar medias de ayuda a quienes lo rodean.
Dichosamente hasta los EEUU, han comenzado a reaccionar frente a la crisis económica, no causada por Wuhan, no, simplemente puesta en evidencia por el coronavirus.
Posiblemente la crisis será la oportunidad dorada para recomenzar la economía del tercer milenio, para una sociedad más justa y solidaria, para un ser humano más sano y menos materialista.
En chino la palabra crisis significa oportunidad, ese idioma al ser “sinológico” da la oportunidad de utilizar creativamente las palabras, si uno lee Jiying-Tao Te King-Arte de la guerra, va entendiendo que esa cultura milenaria nos ha enseñado mucho, y ahora están enviando al mundo científico su experiencia con lo cual posiblemente y sorpresivamente, nos darán una vacuna en poco tiempo.
Por ahora utilicemos el protocolo de aislamiento social, lavado de manos con agua y jabón y uso de alcohol después de ello.
(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico

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