viernes 29, marzo 2024
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La grandeza de la CCSS, la de quien la formó y la de quien la preservó

De cal y de arena

La grandeza del presidente Calderón Guardia está determinada por la grandeza de su obra. Su obra institucional de enorme significado político y social, dentro de la cual resaltan fulgurantes, consolidadas y hoy de indiscutible firmeza, las Garantías Sociales. Y ahí, en toda su grandeza, la Caja Costarricense de Seguro Social.

En las difíciles circunstancias que provoca el azote del codiv-19 se traza el significado de la Caja Costarricense de Seguro Social y lo que aporta a la hora de proteger el más preciado bien del ser humano, su salud.

Médico de profesión, inspirado en la Doctrina Social de la Iglesia Católica y con marcado influjo de las ideas del Cardenal Mercier, Calderón Guardia dejó estampado en el discurso con que inauguró su cuatrienio presidencial en 1940 su compromiso de proveer desde el aparato del Estado el auxilio imprescindible para superar las contingencias de la edad, la invalidez, la enfermedad y la muerte, como lo dejó dicho por escrito. El joven presidente –de 40 años- confesaba los sentimientos de piedad profunda y de natural rebeldía, a la vez, ante el caso “no menos doloroso y patético del padre de familia enfermo que no pudiendo devengar su raquítico salario, no podía proveer a su familia de alimentos ni adquirir las medicinas para combatir su enfermedad”.

No fue un sentimiento improvisado ni una pose electorera. Su vasta obra lleva la marca de la inquietud por los desajustes sociales y de la convicción de que desde el Estado se podía hacer mucho por remediar  el dolor de “esos trabajadores sumidos en la miseria, sin la menor protección contra las contingencias de la edad, la invalidez, la enfermedad y la muerte”.

En “El gobernante y el hombre frente al problema social costarricense” Calderón Guardia perpetúa el sentido de una obra social que no tiene parangón en la historia de Costa Rica. Repudió la caridad y la beneficencia como herramientas para encarar los desajustes sociales, porque “resultan impropias, humillantes. La sociedad les debe (a los trabajadores) una retribución que puedan reclamar y que por ello mismo, no deben implorar. Son víctimas de una injusticia y distan mucho de ser una carga para los elementos o grupos sociales que han empleado su fuerza y se han aprovechado de su actividad económica”.

La polémica, la controversia encendida y en mucho marcada por la aversión personal, le rodearon. La grandeza de su obra de gobierno, sin embargo, se sobrepone a todo lo que fueron errores suyos.

Así lo dejó escrito el ex presidente Otilio Ulate con motivo del deceso del Dr. Calderón: “Prefiero no juzgarlo en su fecunda acción política, pero no dejo de destacar su condición magnífica de reformador social….. La característica que más define la personalidad del doctor Calderón Guardia es su amor al prójimo, la que más acerca a los hombres a la eternidad”.

La Caja, su grandeza ya evidenciada desde hace largos años, hoy queda expuesta sin mácula que no sea la de los corregibles errores de administración, con la tempestad desatada por la llegada del corvid-19. Grande es la CCSS.

Y pensar que pudo haber desaparecido de la faz institucional de nuestro país. Sí, la anulación de todas las leyes que conforman el capítulo de las Garantías Sociales –dentro de ellas la creación de la Caja Costarricense de Seguro Social- figuró entre los objetivos de los grupos empresariales que apoyaron la guerra civil emprendida por José Figueres en 1948.

El propio don Pepe lo refirió en un relato recogido por el escritor Alberto F. Cañas: “Aun con el eco de los últimos disparos flotando en el aire, llegaron a visitarme representantes del periódico La Nación, es decir de los intereses conservadores y reaccionarios del país, don Ricardo Castro Beeche, Lic. Francisco Jiménez, don Fernando Lara Bustamante y don Sergio Carballo, que ya partieron de este mundo, llegaban a saludar al soldado victorioso. Entonces, envuelta en frases equívocas y sibilinas, me hicieron una propuesta, que en el fondo era muy simple: que se eliminaran las Garantías Sociales, el Código de Trabajo y el Seguro Social. Llegaron a decirme, sin ambages, que comprendían que en nuestra propaganda de guerra hubiéramos estado mintiendo en cuanto al mantenimiento de las llamadas conquistas sociales pero que ahora, ganada la guerra, debiéramos tener en cuenta que la guerra se había hecho para eliminar todas esas leyes sociales”.-

Sin embargo, se toparon con una terminante y firme negativa de parte del líder de la guerra civil: “Con firmeza rechacé como antipatrióticas las proposiciones que me hacían, como si fuera un politiquero dominado por la lascivia del poder”.

Ahora, y con ocasión del trabajo de la Caja del Seguro Social en esta inesperada emergencia, debo volver a decir que siempre he tenido esta decisión de don Pepe Figueres como la más trascendental, monumental e importante decisión de todo cuanto conforma su legado histórico.

Costa Rica no sería lo que ha sido y lo que es sin las Garantías Sociales. Las que forjó Calderón Guardia y las que preservó José Figueres.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

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4 COMENTARIOS

  1. En el DÍA MUNDIAL DE LA SALUD, nos preguntamos: ¿Cómo estaríamos enfrentando la actual pandemia si aquel 1° DE NOVIEMBRE DE 1941, el Presidente Rafael Ángel Calderón Guardia no hubiese ejecutado la Ley N°17 conque se crea la CAJA COSTARRICENSE DEL SEGURO SOCIAL? ¿Habría sido posible tan trascendental acto, si no hubiesen participado junto a él, Monseñor Víctor Manuel Sanabria y don Manuel Mora Valverde?

  2. Excelente comentario de don Álvaro Madrigal. Yo le agregaría como corolario, el reconocimiento a los miles de patronos, trabajadores asalariados y trabajadores independientes que mes a mes con el pago de sus aportes mediante el pago de sus cuotas, han contribuido al fortalecimiento de esta noble institución.
    Hoy es cuando se ve, a pesar de los defectos administrativos que ciertamente tiene la CCSS, que todos esos esfuerzos en conjunto nos han brindado un escudo para enfrentar ésta y cualquier otra pandemia.
    Mi reconocimiento también para los miles de empleados de la salud, que son los que valientemente están llevando ese gran escudo en esta guerra epidemiológica!
    Lic. Adrián Montero Granados.

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