jueves 18, abril 2024
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La solidaridad ante la pandemia y ante la reconstrucción.

En un tiempo récord, mi capacidad de razonamiento ha colapsado, desconozco desde luego si solo seré yo o estaremos ante la Puerta de Alcalá muchos más. Como médico, nunca había visto algo similar, si había escuchado y leído bastante, pero es difícil creer esto si no se vive en carne propia. Por momentos parece que podría haber optimismo, pero luego decae de manera lineal, tal como había subido.
No existe aún ningún tratamiento real, curativo, aún no se ha logrado demostrar la eficacia de ciertas posibilidades terapéuticas. El mundo de la medicina no difiere en nada al mundo de la economía: todo es hipotético, se basa en tesis no siempre sustentables, por optimista que sea el que las esgrime. Una imagen dice más que mil palabras, reza el refrán árabe y eso creo (Veía a un Donald Trump como nunca lo había visto, con los hombros abatidos y la mirada perdida, no quedaba en él ningún rasgo de su característica personalidad del hombre poderoso, que además de serlo, sabe que lo es pero no puede cerrar los ojos ante una crisis que lo superó a él y al imperio como le llaman los progres latinoamericanos), cuando la crisis aún no golpeaba a EEUU, teníamos a un Presidente excesivamente optimista y desafiante ante la crisis, lo que daba algo de optimismo (el optimismo igual que su opuesto, el pesimismo, son contagiosos).
Hoy, cuando el mundo que conocieron nuestros padres y nosotros los adultos mayores, se desmorona, no se puede apostar por ningún futuro. La lucha seguirá siempre hacia adelante, sin pequeños descansos porque sencillamente no se puede, la meta universal es una sola, hacia adelante una guerra a muerte contra el Covid 19, claro que saldremos adelante, la capacidad del ser humano de adaptación es asombrosa, lo único es que ignoramos el precio. Desde luego, el precio más elevado sería dejar de luchar, la derrota, ese es el fin. Bien y qué hay de nuestra economía y desde luego la mundial, porque hasta ahora el mundo se había regido por el dólar americano, aunque muy devaluado las últimas décadas, ahora el problema es que los emisores de dicha divisa, están siendo atacados por la pandemia de manera inmisericorde, lo cual podría cambiar la geopolítica súbitamente, los polos de poder pueden cambiar de hoy para mañana.
Esta situación, la cual sería aplaudida por las izquierdas, no sería quizá lo mejor en nuestro escenario latinoamericano, porque quedamos lejos de los polos de poder probables: China, Rusia, India, que no han llevado las de ganar por muchos años, frente a EEUU.
El capitalismo posiblemente tendría los días contados (como neoliberalismo económico) por razones obvias, aunque ya escuchamos las quejas de quienes fueron adalides de los cambios, por ejemplo el sin sentido tratado de libre comercio, que de libre nunca tuvo nada, pero si hizo retroceder el estado de bienestar, hasta casi colapsarlo. Hemos podido ver la titánica labor de la CCSS (junto al ministerio de salud) para tratar de salvar vidas, lo que nos hace sentir orgullosos a los médicos formados bajo la tutela de la Seguridad Social. ¿Qué hubiera sido de este país si se hubiera prolongado la cabezonada de algunos políticos liberacionistas y de la unidad, de llevar a esta institución hacia la quiebra? No quiero ni siquiera imaginarlo. Muchos pro hombres habían sembrado parcelas privadas, esperando coger las peras bajitas, le habían apostado sin medida a la inversión privada en salud. ¿Hubiera funcionado ese gallinazo híbrido en esta coyuntura? Miren hacia EEUU y respondan ustedes mismos esa pregunta.
Miremos el mal llamado tigre irlandés, cuyos únicos méritos fueron a mis ojos Wild, Yeats y Joyce, que en un breve respingo pareció entrar en la era del desarrollo para caer en menos de una década, ahora su primer ministro se coloca su gabacha y se tira a la trinchera a luchar contra el enemigo común, eso muestra de qué clase de material fue hecho. De una Irlanda campesina y solidaria, de la Irlanda que luchó por más de tres siglos contra el colonialismo y al final pudo, siguió siendo pobre, pero libre.
He defendido en múltiples ocasiones las políticas de Keynes, pero después de la desgracia de la troika: Reagan-Tatcher-Friedman, se volvió una palabra obscena, ya era mal vista por los neoliberales y por los progres, ambos la veían como su competencia mayor. Tuve la dicha o la desdicha, de leer un artículo de un economista de los bravos defensores del liberalismo económico, no vi en esas líneas más que dolor y un dejo de derrotismo que hace treinta años no le leía.
Es claro, sin satanizar a la empresa privada (la empresa privada no es el problema y al contrario en la mayoría de los casos es el motor de la economía), quien ha sacado el pecho fuerte ha sido el estado, desde luego que el estado somos todos, creo que podemos y debemos entre todos seguir la lucha y después reconstruir el país, también entre todos los costarricenses, cuidemos nuestros privilegios, Costa Rica solidaria no se construyó en un día, fue obra de muchísimos y muchísimas ciudadanos honestos y humanos, pobres y ricos, hubo de todo y ese mismo deberá ser nuestro equipo.
(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico

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2 COMENTARIOS

  1. Hoy lo noto muy confundido dr.No es para menos.Pero ya vamos saliendo y como en la jungla los mas fuertes saldran fortalecidos.
    La suerte de los EEUU y la nuestra como nuestro principal socio es haber contado con un presidente ejecutivo como Trump.

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