Agregó que la punta de lanza la constituyen las cámaras patronales e ideólogos de la derecha, que cuentan, como en toda la región, con un aparato mediático poderoso cuya principal finalidad es moldear una opinión pública favorable a sus designios.
‘Es este conjunto de fuerzas las que se han erigido, en la coyuntura de la pandemia, en la voz disonante. Aunque es la institucionalidad pública la que lleva sobre sus hombros, hasta ahora de manera eficiente, el peso de la lucha contra la enfermedad y sus consecuencias, no cesan en atacarla a través de propuestas que buscan debilitarla’, señaló.
Cuevas indicó que en primer lugar trasladan a los trabajadores asalariados el peso de la contribución económica para afrontar los gastos en los que debe incurrir para apoyar a los sectores sociales más desfavorecidos, que más sufren con las medidas de aislamiento y, por ende, de freno a la actividad económica.
‘Los ideólogos neoliberales más recalcitrantes, los que tienen caja de resonancia inmediata y destacada en los medios de comunicación cartelizados, propusieron inmediatamente recortar a la mitad todos los salarios públicos, y luego han propuesto impuestos, recortes de beneficios salariales y de pensiones’, opinó el analista político.
Apuntó que esos ideólogos ni, lógicamente, las cámaras patronales, no mencionan el soporte que podrían brindar las grandes empresas y capitales, muchas de las cuales han sido denunciadas reiteradamente por elusión de impuestos, fraude fiscal y declaración de cero ganancias o pérdidas económicas, cuando son grandes y pujantes emporios.
El presidente de la AUNA-Costa Rica denunció que los ataques organizados sistemáticamente por la prensa cartelizada se dirigen contra las universidades públicas, a las que denigran publicando medias verdades o abiertas mentiras, en una campaña que busca desprestigiarlas frente a una población que sigue depositando su confianza en ellas.
Destacó Cuevas que en medio de la crítica situación que vivimos todos, quienes anteponen sus intereses lucrativos a los de toda la población no escatiman artimañas para hacer avanzar su proyecto excluyente.
Consideró que ‘son grupos sociales que, en el pasado, ante el bienestar más o menos general que ofrecía el Estado, algunos no dudaron en caracterizar como inteligentes, atribuyéndoles colaboración en la construcción y mantenimiento de un modelo de sociedad en la que no se presentaban las formas despiadadas de explotación que prevalecen en la región’.
Pero estaban equivocados quienes así los consideraban, estimó el analista y aseveró que ‘no estaban anuentes ni eran colaboradores de buena fe. Solo estaban neutralizados y a la espera de dar el zarpazo al que su instinto de clase los predispone. Ahora más que nunca lo están demostrando’.