viernes 29, marzo 2024
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El paradojal destino de la sociología contemporánea (VIII)

Eugenio Rodríguez Vega, in memoriam (Octava parte)

“Regresemos pues a la política libertaria de Spencer. Ni el estado, ni tampoco las entidades filantrópicas privadas, deben intentar paliar la pobreza porque, de hacerlo así, provocarían mayor miseria a las generaciones futuras. Es decir, si se permite la supervivencia de los ineptos, éstos producirán una prole de ineptos, lo que terminará por aumentar la magnitud del problema en las sociedades del futuro. Estos individuos que tanto dentro como fuera del gobierno creen estar beneficiando a la sociedad, en realidad la están perjudicando. La intervención del estado (y de otras entidades privadas) sólo provoca la multiplicación de los ineptos, impide que se reproduzcan los más aptos y detiene el proceso “purificador” de la evolución natural. Aquellos que interfieran “legan a la posteridad un mal creciente” (Spencer, 1850/1954: 290)” Georges Ritzer TEORÍA SOCIOLÓGICA CLÁSICA Madrid 1993 p.p. 160-161.

Además de atribuirle a los sociólogos contemporáneos el haber inventado la lucha de clases, la que por supuesto no existe, o no pasa de ser -a lo sumo- un delirio de algunos cabezas calientes, según ciertas mentes “autorizadas” del no pensar, y algunos voceros del pensamiento “políticamente correcto” dominante en este cambio de siglo, cuando esa satanizada  “lucha de clases” parece haber sido substituida, en toda la línea, por la hobbesiana “lucha de todos contra todos”, correspondiente a lo que el autor EL LEVIATÁN, llamó el “estado de naturaleza” donde los seres humanos debían acudir, por todos los medios de que dispongan, a la defensa de su vidas, pues en la fase anterior al contrato o “pacto social” la vida de los hombres está constantemente amenazada. Según los preceptos de los defensores del pensamiento social y político de Thomas Hobbes(1588-1673), y de otros filósofos políticos de aquel tiempo histórico(entre ellos John Locke),  cuando son aplicados al despliegue de los componentes de la modernidad neoliberal/neoconservadora (del capitalismo a la moda y a la carta) la protección de la vida de los ancianos, falsamente llamados “ciudadanos de oro”, y “otros débiles” al parecer culpables de su propia desgracia(Spencer), no es una prioridad para un orden social que tiene como su meta implícita más importante, el aumentar ad infinitum la producción de riqueza, sin importar la manera en que sea distribuida entre una población, cada vez más numerosa y llena de múltiples requerimientos.

La aparición de la pandemia múltiple con sus manifestaciones de orden clínico, pero también político, económico y social, las que parecen actuar al unísono, proporciona una excelente oportunidad para la reorganización de la sociedad, siempre teniendo como norte o meta la “salud” de los mercados financieros y no la de las gentes, las que pudieran estar siendo afectadas por el debilitamiento sistemático de los servicios de salud pública, a lo largo de las últimas décadas, cuando se dejó de invertir en hospitales y en equipamiento médico. Ahora sabemos, con un grado mayor de certeza que, llegado el momento más crítico, si el coronavirus Covid 19 continúa escalándose y la cantidad de contagios y la morbilidad alcanzan puntos tan elevados, como los que se presentaron en España e Italia, no habrán suficientes respiradores y otros equipos médicos para atender a todos los contagiados; entonces ocurrirá, a semejanza de lo que acontecía en algunos estadios elementales de la civilización, habrá que jugar a los dioses y decir ¿quién vive o no?, como en el caso de los antiguos esquimales, donde aquellos más viejos eran dejados con algo de comida y fuego, como se nos narra en un pormenorizado, además de genial relato, proveniente de la pluma del escritor estadounidense Jack London(1876-1916): vivirán en medio del asecho de los lobos, con el frío crecente del hielo, del viento y de la nieve hasta que esos recursos se agoten, es entonces cuando todo habrá concluido para ellos. Como dijo, hace algunos días, el vicegobernador de Texas, cuyo nombre no merece ser recordado: entonces será el momento en que los viejos deban sacrificarse para mantener intacta su patria imperial, no la nuestra que no la tenemos, porque la producción de bienes y las transacciones de las bolsas (que en la mayoría de los casos no responden a los movimientos reales de la economía, sino que son el resultado de los juegos especulativos, de las corridas audaces en las bolsas de Londres o Nueva York) no pueden detenerse, por ningún motivo. ¿Lucha de clases entonces? No, por ningún motivo, se trata de la lucha hobbbesiana del sálvese quien pueda, dentro del estado de naturaleza al que estaríamos retornando, sin pena ni gloria.

Es ahora, cuando los fondos de pensiones serán literalmente asaltados como parte de esta estrategia del capital financiero, aunque esto es una verdad a medias, porque ya desde hace varias décadas los fondos de jubilaciones de los trabajadores de la seguridad social (de Costa Rica y otros países de la región centroamericana y del Caribe) vienen siendo saqueados o malversados, además de ser objeto de una pésima administración, al menos en perjuicio de los presuntos beneficiarios. Con motivo de la pandemia del Coronavirus, al agudizarse el desempleo como una de sus manifestaciones más visibles, habrá además  un nuevo agujero todavía más grande en sus reservas, cosa de la que ya se ha encargado de anunciar la prensa diaria, además de que las finanzas de la institución encargada de la seguridad social van en caída libre, al intensificarse las manifestaciones de la pandemia (Ver el Diario La Nación, San José de Costa Rica, del viernes 3 de abril del 2020, que ese día abre su primera página con el siguiente titular: “Desplome de cuotas obrero-patronales de covid-19 CCSS SUFRIRÁ CAÍDA EN INGRESOS DE HASTA 300 MILLONES”, mientras que en su edición del lunes 6 de abril del 2020, se  habla ya de un faltante hasta de 417 mil millones de colones en la reserva de pensiones: “Crisis económica y social por covid-19 impactará régimen de IVM  CCSS PROYECTA HUECO DE HASTA  417.OOO MILLONES EN RESERVA DE PENSIONES”). En realidad, como hemos venido afirmando todo esto es parte constitutiva del llamado coronavirus o covid-19, no un efecto o una mera consecuencia del fenómeno epidemiológico, resultado de la acción patológica del virus, cuando en realidad lo que sucede es que se ponen de manifiesto otras patologías: en este caso las de orden social y económico que terminan por hacer de la “solidaridad social” y del “apoyo mutuo” entre quienes conforman la sociedad, como valores propios del estado social de derecho ya en agonía, unos agentes patógenos que ponen en peligro la “salud” de la economía de las corridas financieras, no la de la producción de bienes y servicios para el conjunto de la sociedad. De ahí que las prioridades del orden social establecido, dentro de lo políticamente correcto en esta era, parecen haberse invertido.

No conformes con todo esto, los ideólogos del darwinismo social, en lo que por cierto ha resultado ser una deriva perversa del pensamiento evolucionista científico de Charles Darwin, elaboraron una hábil y sistemática campaña sobre la presunta existencia de unos “pensionados de lujo”, a los que hay que despojar y reducir a la mínima expresión sus jubilaciones, las que fueron alcanzadas por ellos después de aportar, durante el transcurso de muchas décadas, sumas por cotización mucho más elevadas que las de los trabajadores que se jubilan (o jubilaron ya) dentro del régimen de seguridad social más importante, las que dieron lugar a pensiones uno poco más altas como  las de los catedráticos universitarios y de algunos funcionarios judiciales, las que debieron ser pagadas con fondos de sus propios regímenes de capitalización, cosa que no sucedió porque habían sido saqueados. Para eso acudieron al accionar propio de un estado sin vergüenza, donde mediante: “La Ley 9796 no pudo ser más abusiva, veremos si aguanta una objeción jurídica seria. En particular, las pensiones del Magisterio eran ya los ahorros más gravados de la historia patria. Elaborar leyes justas es la tarea política más importante, pero también la más difícil, máxime si se hace con prisa, presión y soberbia. Cada una requiere estudios técnicos precisos y, sobre todo, en una República «participativa», negociación con afectados o beneficiarios. Esta ley no cumple esos requisitos (tampoco el plan fiscal, impuesto contra buena parte del pueblo en la calle). La llamaron cínicamente «contribución especial solidaria», como si una imposición pueda portar semejante nombre. En realidad, es una confiscación discriminatoria, arbitraria y reiterada de ahorros a personas adultas mayores; esperpento jurídico que cuesta describir, salvo como un atraco «legal».(Hernán Alvarado Ugarte EL CORONA LUJO y su medicina).

Hoy se trata, ni más ni menos, que de acabar por las vías más diversas, con la existencia de las gentes de llamada generación de los Baby Boomer, las que nacieron al concluir la Segunda Guerra Mundial, en los años y décadas inmediatamente posteriores a 1945, pues como afirma el sociólogo y economista Hernán Alvarado Ugarte estamos llegando al punto crítico en medio de una zozobra calculada e ingrata que vino a unirse a otras dimensiones de la pandemia, pues ahora: «Más angustiante que el Corona-virus ha sido, para las personas adultas mayores, es este Corona-lujo (CORO-19) coronado por un coro de diputados que no ha reparado en los efectos psicológicos devastadores que ha tenido sobre los más vulnerables. No son pocas las personas mayores entrando en pánico al ver licuados sus derechos adquiridos, en riesgo su patrimonio familiar y amenazado su proyecto de vida. Atrapadas en un limbo, entre un mercado que ya no las necesita (excepto como compradores) y un Estado que ha confiscado insaciablemente su ahorro. Depreciadas injustamente, se les ha confinado en la mayor inseguridad jurídica y económica. A estos contribuyentes puntuales, se les ha vejado como sujetos de derecho y ninguneados como ciudadanos. ¿Sabrán sus gratuitos detractores que el estrés debilita el sistema inmunológico, en especial, de esa población?» (Hernan Alvarado Ugarte, op.cit). El coronavirus se encargará de culminar esta tarea de acabar con esa generación que conquistó derechos importantes, a los que ahora se descalifica llamándolos privilegios, e imponiéndole a los babyboomers la idea y la materialización de la más vergonzosa autoinmolación, aquella que tiene lugar en medio de la ignominia pública y el silencio, como una obra acabada del neofascismo, expresada en la empresa totalitaria por excelencia, propia del nuevo siglo en que nos encontramos sumidos.

La sociología tiene mucho que decir al respecto, con propósitos esclarecedores acerca de lo que en verdad ocurre, pues este conjunto de acciones que ponen tensión toda la estructura social, basadas en las “fake news” difundidas por el aparato mediático al servicio de esos intereses, como una poderosa herramienta para evadir responsabilidades sobre la pandemia en sí misma, mientras se preparan para sacar las mayores ventajas de sus dimensiones sociales y económicas, con lo que aumentarán la concentración de la riqueza en manos del capital financiero (los verdaderos privilegiados) y empobrecerán aún más a las grandes mayorías de los países de la región, corre el riesgo de ser asumida como el sino fatal de la humanidad en este tiempo histórico. ¿ será por eso que se habla de la sociología como un deporte de combate y de “espíritu crítico frente al espíritu liberal de la mentira” (Valeria Ruiz EL CORONAVIRUS OBSERVADO DESDE UNA MIRADA SOCIOLÓGICA. Ahora Costa. Com Granada España 2020).

(*) Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor.

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2 COMENTARIOS

  1. Debo aclarar que la grave situación en que quedará la Caja del Seguro Social, al cabo de varios meses de sentirse los efectos de la pandemia, será la siguiente, según el titular del diario La Nación del viernes 6 de abril 2020: «Desplome cuotas obrero-patronales por crisis de covid-19 CCSS SUFRIRÁ CAÍDA EN INGRESOS DE HASTA 300.000 MILLOHES(DE COLONES)».

  2. De María Berrocal: «Hemos roto el equilibro con los sistemas naturales tras décadas de deforestación, tráfico de especies en mercados de animales, de intensificación de la agricultura y la ganadería, el agravamiento del cambio climático y la consecuente pérdida de biodiversidad. Este desequilibrio tiene consecuencias devastadoras para la humanidad y el planeta, ya que, entre otras, hemos creado un caldo de cultivo que aumenta el riesgo de aparición de enfermedades transmisibles de especies animales a personas. Por ello, para comprender el origen de esta pandemia, en WWF hemos presentado un informe que arroja las claves para entender la relación directa entre la destrucción de la naturaleza, el calentamiento global y el aumento del riesgo de pandemias.

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