viernes 29, marzo 2024
spot_img

El paradojal destino de la sociología contemporánea (IX)

Eugenio Rodríguez Vega, in memoriam.

Novena parte.

“A Diferencia de lo que ocurrió en los inicios del periodismo, cuando el reportero era al mismo tiempo dueño de la imprenta, la complejidad de los medios de comunicación modernos fue separando cada vez más a tales protagonistas. Todavía en los inicios del siglo XX muchos periódicos eran propiedad heredada y por ende, sus dueños traían la sangre reporteril de sus padres, pero el encarecimiento de la industria y la concentración de la propiedad fueron ampliando la brecha entre diaristas y reporteros…En el contexto mundial, la prensa fue adquiriendo inmenso poderío y, de Cuarto Poder- como se le llamó-pasó sin duda a ocupar el primer rango, pues ya definía gobernantes en muchos países y determinaba políticas generales en muchos otros. Los políticos empezaron a depender de la presión de los diarios y por tanto no podían dejar estos en manos de los profesionales cómo esperábamos algunos idealistas…, las empresas de información fueron disimuladamente compradas por los ambiciosos del poder político, que no eran otros que los millonarios. La concentración es impresionante. Según Ben Bagdikian en su libro THE MEDIA MONOPOLY, en 1985, en Estados Unidos, cincuenta empresas poseían 1700 diarios, 11.000 revistas, 9.000 estaciones de radio y 1.000 de televisión. Cuatro años después el número de empresas bajó de 50 a 29 y, hoy día, cinco grandes consorcios son dueños de la mayoría de los medios escritos y electrónicos del país”  Carlos Morales Castro LOS HECHICEROS DEL SIGLO XX Primera edición Prisma San José Costa Rica 2006 p.p. 87-88.

Para la sociología clásica, surgida en el tiempo de la primera revolución industrial, hace apenas un par de siglos, como para su versión contemporánea, debe asumirse que la sociología está inmersa, y se encuentra condicionada por las determinaciones propias del ámbito de las grandes sociedades de masas consumidoras, siempre moldeadas de infinitas maneras por el mercado, donde el tema de la comunicación social con sus múltiples implicaciones, y el lenguaje dentro de su evolución y sus cambiantes usos se constituyen un tema de capital importancia, dentro de su ámbito disciplinario, partiendo de que la existencia social misma, en  el tanto en que es un componente  del objeto y sujeto de estudio, propio las ciencias sociales, está fundada en la elaboración constante de un lenguaje abstracto, y en un examen ininterrumpido de sus complejos prolegómenos en términos semánticos, como algo singular de nuestra especie, la que a diferencia de las restantes posee la capacidad de trascender el lugar y el instante mismo de un acto perceptual,  o  dicho de otro modo de salir de los límites espacio temporales de una percepción individual del entorno, considerada singularmente en sus múltiples manifestaciones específicas.

La importancia del gran aparato mediático internacional, propiedad de unas cuantas empresas transnacionales, por lo general ligadas a los intereses del capital financiero, se pone de manifiesto hoy más que nunca, en estos tiempos del Covid 19 al actuar como una poderosa herramienta para des-informar en beneficio de los intereses que representa (y no de los que dice representar): de esta manera atemoriza, desorienta y pone a las mayorías populares en contra de sus propios intereses al intentar favorecer los grandes intereses económicos, dejando de lado la protección de la vida misma. La discusión sociológica, clínica, económica e interdisciplinaria en muchas dimensiones es, ante todo una discusión política, el aparato mediático está allí para que los intereses de los más poderosos sean los que prevalezcan, dado que la oportunidad para desmantelar lo poco que queda del estado social de derecho es única. Ahora o nunca, parecen decir los representantes de esos intereses, apoyados por el gran eco de la dictadura mediática y totalitaria de nuestro tiempo.Es así como el lenguaje que podría liberarnos también puede servir para esclavizarnos.

De lo anterior se infiere, que nada resulta más paradojal para la sociología contemporánea, sobre todo en el campo o terreno de estudio, propio de la comunicación social colectiva, a través de los medios impresos o electrónicos como la naciente radiodifusión, durante los turbulentos años de la primera mitad del siglo XX, en particular durante el llamado período de entreguerras, una vez concluida la fase bélica que ahora conocemos como la Primera Guerra Mundial, que la capacidad de estos de transformar la realidad en términos virtuales, partiendo de supuestos que son eminentemente sociológicos.

Sucedió, en el despliegue de aquella coyuntura que los mejores cultivadores de lo que podríamos llamar una “sociología de la comunicación” fueron algunos actores sociales y políticos de la época, quienes jamás pensaron en asumirse como sociólogos, o en llamar a su actividad en ese terreno, con el nombre de “sociología de la comunicación”: Tal fue caso, durante los tempranos años veinte, al surgir la radiodifusión como un medio electrónico importante, del líder bolchevique León Trotsky (1879-1940), quien fue uno de los primeros políticos en darse cuenta de la importancia de la radio para transmitir mensajes y discursos políticos a la población, sobre todo en aquellos primeros años de la posrevolución rusa, cuando no se había cristalizado el régimen que surgió de ella; posteriormente, se dio el caso de quien fue uno de los personajes políticos más notables de ese período entre un conflicto bélico y el otro, personificado como jefe de propaganda del Partido Nacionalsocialista alemán, el célebre para bien o para mal,  Joseph Goebbels(1897-1945), quien no sólo se percató de la importancia de la radiodifusión sino que desarrolló toda una teoría sobre la propaganda y el arte de persuadir a las masas. Lo más importante de esta dimensión sociológica, no siempre explicitada como tal, fue el hecho de que no pasó desapercibida para muchos, en medio de los dramas de aquel régimen, y de los hechos bélicos de la Segunda Guerra Mundial.

La magia de este Mefistófeles de la modernidad, como algunos contemporáneos suyos lo calificaron, fue la de hacer de la mentira una verdad consagrada, a fuerza de repetirla, bajo el supuesto del supuesto funcional del “miente, miente que algo queda”, para sembrar así la duda entre sus opositores, en lo que fue la ejecución un conjunto de actos propagandísticos, (¿será por eso que la palabra “propaganda”, en lengua inglesa, tiene una connotación negativa?) siempre conectados a sus campañas del odio racial, eugenésico y político, un ámbito donde mostró su enorme capacidad para reducir a sus adversarios a meras caricaturas, tornando imposibles e irreales sus posiciones políticas, tanto como su existencia misma.

Para lograr sus propósitos, el gran aparato mediático del nacionalsocialismo, montó grandes rituales en los que se reafirmaba la lealtad al régimen, e hizo un uso masivo de la radiodifusión y los grandes diarios, sobre los que mantuvo un férreo control, durante las décadas de los treinta y cuarenta cuando el nacionalsocialismo alcanzó el tope de sus posibilidades, llegando a movilizar a la mayor parte de la población alemana hacia la consecución de sus metas de control social y político más importantes, lo que quedó de manifiesto una vez concluida la guerra, y cuando esos lazos, en esencia emocionales, terminaron por disolverse, al desaparecer la base material del estado de cosas reinante, a partir de una gran derrota en el campo militar, fue entonces cuando muchos se dieron cuenta del grado de su distanciamiento de la realidad, con excepción de aquellos que habían formado el núcleo duro del nazismo. Esto fue, en esencia, algo así como la exteriorización de un hecho social por excelencia,  considerado dentro de los términos de la versión sociológica durkheimiana, dada la coerción externa que tales actos sistemáticos,  en el campo de la comunicación masiva, ejercieron en este caso sobre la mayor parte de la población alemana de aquella época, no como un acto imitativo en serie, dentro de los términos de la teoría de la imitación del psicólogo social francés Gabriel Tarde(1843-1904), que  Emile Durkheim estudió y rechazó en la formulación de sus reglas del método sociológico, sino como un factor de naturaleza colectiva en su esencia, que se impone a los individuos en la vida social, si bien en este caso con profundas raíces, de naturaleza emocional, a la que acudió la propaganda del nazismo.

Las campañas publicitarias para fabricar realidades o regímenes que jamás existieron (Maquiavelo, dixit) son un hecho social importante, tal y como lo demuestra el novelista peruano Mario Vargas Llosa en su obra más reciente TIEMPOS RECIOS, a propósito del derrocamiento del presidente guatemalteco Jacobo Árbenz, en 1954, como consecuencia de una hábil campaña publicitaria dentro de lo que podríamos calificar, como un proceso  de “comunicación-incomunicación social” ejecutado a la largo de unos pocos años, durante el cual, un hábil publicista neoyorkino, de origen judío consiguió fabricar una inexistente” Guatemala Bolchevique”, la que vendió al público estadounidense, quien la adquirió –por así decirlo- a través de las páginas de prensa liberal de ese enorme país, y no precisamente, a través de los medios más conservadores de corte ultraderechista, para de esa manera justificar la descarada intromisión militar en ese país centroamericano, acabando así como uno de los pocos gobiernos democráticos que esa nación ha conocido, en el transcurso de su bicentenaria historia. Lo más paradójico de todo, para el novelista peruano, que juega con cierta habilidad a un ejercicio de historia-ficción, es que el gobernante guatemalteco lo que pretendía era una modernización “democrática” de su país, teniendo como base la percepción que tenía de la llamada democracia estadounidense. De ahí, la gran dimensión sociológica del aparato mediático y su capacidad para tornar ciertas situaciones o regímenes que nunca existieron.

Mientras el “cuarto poder” de hace un siglo, con sus grandes empresarios periodísticos, de que nos hablaba el periodista y escritor Carlos Morales Castro, ha terminado por disolverse para convertirse en un mero apéndice de las grandes corporaciones transnacionales, la civilización creada por los seres humanos, a lo largo de miles de años, se encuentra hoy enfrentada a una pandemia múltiple en el orden de lo ambiental, lo clínico, lo económico, lo político y lo social. Lo inédito de la situación ha tornado en un enigma el poder intentar siquiera explicar ¿cómo es qué podremos salir de esta amenaza tan gigantesca como desconocida e inquietante?

(*) Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor.

Noticias de Interés

1 COMENTARIO

  1. PENSAR LOS AÑOS VEINTE.
    De Franco Berardi «Bifo» en REBELIÓN 27/04/20:Por otro lado, incluso antes del pensamiento crítico, es la crítica misma, como facultad cognitiva, la que se ha ido a la mierda. La crítica, la facultad de discernir entre lo verdadero y lo falso, entre lo bueno y lo malo, requiere del tiempo necesario para la elaboración de los enunciados, para la valoración de los acontecimientos. La crítica estaba estrechamente vinculada al modo alfabético de comunicación, al modo secuencial de exposición. Y como McLuhan predijo en 1964, cuando la tecnología de la comunicación secuencial de la escritura es sustituida por la tecnología simultánea de la electrónica, el pensamiento crítico es sustituido por el pensamiento mitológico.
    Ya estamos en el universo del pensamiento mitológico, ocupado por gigantescas máquinas de destrucción, impasibles, indiferentes al dolor y al placer, indiferentes a la indignación moral y a la rabia política. La evolución continúa sin atormentarse con la conciencia, como un animal prehistórico que regresa con sus pezuñas tan grandes como montañas, incendios gigantescos como un continente, multitudes aturdidas con la mascarilla verde y la Antártida que se descongela rápidamente inundando las costas en las que viven seiscientos millones de habitantes. La crítica (el arte de la medida) no está equipada para estas desmesuras.»

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Últimas Noticias