sábado 20, abril 2024
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CrownVirus HP Modelo 2020

Alias, el Chinese Virus. Tiene a la tierra de rodillas o patas arriba. De momento, va ganando. Pero sonará, como un saco de maracas. Honradamente, no creo en una confabulación china. Pero alguien es el responsable. Eso de que pasen cosas como estas y nadie fue, pues no! Todo acaba aclarándose. Ya se detectaron ovnis rondando.

Los teóricos de los antiguos ETs opinan (no hay nadie con más imaginación que estos teóricos) que somos hijos de esos Caras de Tuerca. O sea, pibes, un cruce entre esos ñatos y algunas monas alborotadas (deben de haber sido bonobas, pues estas nunca aprendieron a decir que no). De cuando en vez, dicen tales estudiosos, vienen a ver cómo nos estamos comportando. Por eso mandaron un Diluvio Universal, le volaron fuego a Sodoma y Gomorra, mandaron la peste negra, le encargaron a Alemania dos Guerras Mundiales y hace 100 años nos fumigaron con la Gripe Española. A Nicaragua le mandaron a Ortega y como se les fue la mano entonces no quieren que al buen pueblo nica le agarre el Chinese Virus. Se escribirán un millón de historias, pero la puritica verdad nadie la confesará.

Eso de tener que estar aturusado en un apartamentito con el (o la) pareja todo el día, sin plata, es demasiado. De feria se nos dice que dos metros de distancia, que nada de tocarse. No se respeta siquiera a los recién casados, o recién arrejuntados.

De esta pandemia, los que salgan vivos quedaran arruinados y más locos todavía. Los que se saquen la rifa y aunque se salven, dicen que quedarán jodidos de muchas cosas. Veremos, como dice el ciego.

La cosa se va a poner horrible. Miseria, desempleo, agüevazón, recesión. Somos, respecto de estas plagas, como hojas caídas respecto del viento. Por dicha ya se están descubriendo remedios de película. En USA dicen que nada mejor que carbolina con maracuyá. Con estococa no sabe tan mal. Lo que no mata, cura.

Algunos creen que con un bozal se salvarán. No hay tal. En cuanto a lavarse las manos cada rato, la verdad es que no puede pasar uno todo el día en eso.

Infectarse es una ruleta rusa. A los viejos ya con la pandemia nos picaron el tiquete. El viejo que no tenga ya hasta el ataúd comprado, es un maje. Ah, pero el tico (el chavalo tuanis, el pura vida) sigue con su ilusión de felicidad. Ni el Chinese Virus lo achicopalará. Todo menos claudicar. Si el tico lo que cree es que la pandemia pasará, pues sí, cuando haya cura y vacuna. Si el tico cree que la situación económica se restablecerá (en realidad ya estábamos jodidos), pues sí, porque después de tocar fondo ya no habrá nada peor.

Pero, corrongos, no se les olvide que además vienen unos asteroides soplados a quitarnos todos los sufrimientos. Por dicha nos están avisando con tiempo. Tal vez tenga razón el vecino Daniel. Es mejor seguir en la chingadera. Arréllele, puej, al vigorón todos los días. Disfruten parejo.

Encontrar el equilibrio racional es casi siempre imposible. La delincuencia nos mata más que el bichito este. El hambre mata. La desesperación también. El hombre no nació para estar confinado. ¿A quien arruinar? Porque nunca nada será perfectamente justo. Pero las pandemias siempre traen algo bueno. La cantina vecina se cerró. El karaoke calló. A mucha gente (especialmente empleados públicos) se les sigue pagando lo mismo. Ahorrarán bastante. A muchos del sector privado los mandaron a volar. Los servidores en las áreas de la salud, se han lucido. Son los héroes laureados. Nuestro Presidente está quedando muy bien. El aparato público quedará sin un peso. Buena parte de los empresarios se arruinarán. Veremos luego lo que costará restablecerlos. Se dice que Costa Rica será otra. Es lo lógico, porque nunca habíamos pasado algo semejante. Ojalá sea la pandemia causa suficiente y eficiente para transformarnos.

El encerramiento y sin plata es algo que transforma a cualquiera. Ojalá de todo esto salga un nuevo tico, más serio, más responsable, más cerebral. Bastaría con que no siga creyendo que vino al mundo solo a ser feliz y que tiene que sentirse a güevo tal, o por lo menos a tiempo completo aparentarlo. Todo el cuento de los derechos humanos, nadie sabe en qué parará. Porque las pandemias son estados de necesidad y en tales situaciones todo tiende a ser sacrificable. Nos llenaremos de leyes nuevas. Todos los días nos pueden afectar.

La pandemia se tragará toda la plata. Quedaremos más limpios que cuello de la blusa blanca de una monja. Las y los pobres muchachos (as) están desesperados porque se acaben las restricciones. No más se levanten habrá que hacer fila en los moteles. Vale que San José está lleno de mini moteles. Ya hay más que farmacias o que supers de chinos. Pero quizá lleguemos a acostumbrarnos al amor virtual. Sale más barato. Vean como son las cosas: con la pandemia dicen que se desataron las ventas de juguetes sexuales (o sea, se agotó la imaginación y ya no bastan los recursos naturales).

Ah vida, uno que creyó que la vejez sería tranquila. La verdad es que todo se reduce a que a uno nadie le dijo la puritica verdad, sea, que vinimos al mundo a llevar garrote y ello hasta el último día que nos atrevamos a seguir viviendo. Por fortuna ya aquí inventamos un suero antivirus, bajo el mismo principio de los sueros antiofídicos. En una segunda etapa pasaremos a sacar el suero de los caballos, a los que habrá que aturusarles el Chinese Virus, aunque pasen llenos de calentura. No solo para salchichón sirven estos nobles animales. En el mundo en este momento hay miles de monos hasta las tetas del Chinese Virus, en experimentos. Cura o vacuna. Vienen en camino los próximos Nóbel. Ya no se consiguen antivirales clásicos: ajo, moringa, uchuva, estococa, mamón chino, caña agria, etc. Se dice que a los caníbales de la Amazonia no les dará el Chinese Virus, porque hacen bebedizos de una mota que los pone en órbita y queman otras yerbas que allí no se arrima ningún virus. ¡Vea usted!

Dicen que en Suecia todo sigue igual, especialmente el amor a todo dar. Es curioso que en Nicaragua también. Es raro, porque el exceso de amor debilita. Tanto, que uno hasta acaba dormido. Y eso es lo que necesita el Chinese Virus, gente desecha y descuidada. En fin, esta especie humana pasará esta y muchas más. Sencillamente sobra gente y sobra gente débil. La Naturaleza se auto-depura.

Pero sí es grosero que en algunos lugares no haya ni dónde meter los cadáveres, que los amontonen donde sea, que los tiren a la calle o los echen a la mar, donde ni los tiburones los quieren y acaban retornando a las playas. No se agüeven con el Ministrazo de Salud, ídolo número 1 en este momento, ni por envidia ni porque se calienta y nos regaña cada rato. Porque hay algo cierto: aquí prácticamente nadie se ha muerto del Chinese Virus. No están haciendo negocio los sepultureros.

En Nicaragua es que de todos modos todos se mueren de paro cardio-respiratorio. Eso de que el alcohol (por dentro) más bien alimenta el Chinese Virus es vara; no hagan caso a los rusos. Si se saturan los servicios de emergencias, habrá que escoger a quien salvar y a quien sacrificar. Ya dicen que los roquitos van de últimos. Probablemente dejen de últimos a los pensionados de lujo y con ello hasta le ahorran al Fisco. Nada somos. No prometo otra porque a cómo está la vara ni un se sabe si habrá chance.

(*) Dr. Mauro Murillo es Abogado

 

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