jueves 18, abril 2024
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Desarrollo del sector infraestructura y logística en el periodo post-covid-19: motor de crecimiento y generador de empleo

La caída proyectada del PIB, por parte del IICE, de entre un 4,0 % y un 5,8%, muestra serios problemas de desaceleración del crecimiento económico con la pandemia, que se reflejarán en una caída sistemática de los ingresos de los hogares y, por tanto, del consumo e inversión privados (demanda agregada). Esta situación afecta las expectativas de los agentes económicos, el empleo de los factores productivos y el bienestar de la ciudadanía en general.

Las proyecciones de varios entes (IICE-UCR, INEC), suponen que la tasa de desempleo abierto superaría el 20 por ciento en los próximos meses, problema que se agrava para las mujeres y para la población de las regiones más periféricas y rurales del país. Esto aunado al aumento de los niveles de informalidad de la economía que se esperan suban por encima del 47%, de acuerdo con el último dato del INEC. Con serias implicaciones sobre el sistema de seguridad social, la calidad del empleo y la recaudación de ingresos por parte del Estado.

Así mismo, los escenarios que ha evaluado el IICE-UCR, plantean un aumento significativo en el índice de pobreza, con el efecto del Covid-19 de un 24% y hasta un 29% de los hogares, al tiempo que se ensanchan las brechas de desigualdad de ingreso y riqueza, no solo en términos de grupos de ingresos, sino también, en términos del impacto de la crisis en las distintas regiones y territorios del país.

En una situación de desaceleración de la economía y ante la posibilidad de que la misma conduzca a una recesión, se hace urgente definir políticas productivas contra cíclicas, para evitar mayores afectaciones en los niveles de actividad económica. Si el desempleo de los factores productivos (mano de obra y acervo de capital) sigue aumentando, será cada vez más difícil recuperar las expectativas de los agentes económicos.  La caída de los ingresos de los hogares está conduciendo a una caída en el consumo.  La caída en las ventas (y rentabilidad) de las empresas implica reducciones en los niveles de inversión; los cuales se verán aún más reducidos como resultado de la caída en el consumo de los hogares.

De tal forma, la política pública de reactivación debe procurar impulsar los sectores productivos y las demandas intersectoriales, que recuperen y dinamicen los niveles de actividad económica. Aunado a ello, es indispensable mantener y mejorar la capacidad de consumo de los hogares, por lo que bajar salarios, reducir las jornadas de trabajo e imponer más impuestos a los ingresos de los hogares es la peor política en una coyuntura como la actual.  Por otra parte, es impostergable que el gobierno impulse actividades productivas con capacidad de generar un efecto multiplicador y acelerador sobre los sectores productivos y la economía en general.

Es por lo anterior, que se propone, con carácter prioritario diseñar e impulsar esquemas de transformación productiva con carácter sectorial y territorial, identificando sectores y actividades con capacidades para impulsar el crecimiento, en un momento en el cual la inversión privada es insuficiente para generar la necesaria reactivación.  Ante esta situación es clave el impulso de una estrategia de desarrollo de clústeres en distintos sectores de la economía.  Aquí se plantean las ventajas de impulsar estos en el sector de infraestructura y logística.

Es impostergable que el gobierno impulse actividades productivas con un efecto multiplicador significativo sobre la economía en su conjunto.  La evidencia histórica demuestra que, en situaciones de fase recesiva y caída de los niveles de actividad económica, es necesario promover proyectos en el sector construcción de infraestructura, ya que este sector demanda una gran cantidad de bienes y servicios de otros sectores e impacta muy positivamente el empleo de mano de obra, en todos los niveles de calificación y en muchos territorios del país (dinamización de la matriz insumo producto con carácter territorial).

Costa Rica necesita aprovechar que ha venido ejecutando algunos proyectos de infraestructura en los últimos años, para cerrar una gran brecha en esta materia. En estos momentos están en sus etapas previas, la ampliación de la Ruta 27 y (en ejecución) la Ruta 32, el tramo Limonal-Cañas en la Interamericana Norte, el tramo Aeropuerto-San Ramón de la General Cañas, el tramo Curridabat-Cartago de la Florencio del Castillo y otros proyectos de infraestructura vial. En materia portuaria, se debe retomar con decisión la reestructuración del Puerto Limón y mejorar las condiciones de operación de Puerto Moín, articulados a las actividades productivas de la región. De igual forma, hay que adelantar la ampliación de Puerto Caldera y el Plan Maestro para el Litoral Pacífico, lo cual llevaría desarrollo productivo y empleo a dichos territorios. Así mismo, es indispensable actualizar y poner en marcha el Plan Maestro para el Litoral Caribe.

En materia aeroportuaria para el desarrollo, habría que retomar la idea de los aeropuertos regionales, como puntos de conexión entre las regiones periféricas con el centro del país y con los puertos y aeropuertos vinculados con la economía internacional (aeropuerto en la región Huetar Caribe (Matina), aeropuerto en la región Brunca y en la región Huetar Norte). En cuanto a infraestructura de transporte, la puesta en funcionamiento del ferrocarril de carga desde Puerto Caldera hasta el Coyol de Alajuela tendría un gran potencial para reducir costos de transporte, congestión vial y almacenamiento de mercancías (costos de transacción).

En el Gran Área Metropolitana, el tren rápido de pasajeros permitiría reducir los costos asociados con los tiempos de traslado y una conexión más eficiente del tejido productivo del GAM.  De igual manera, se requiere una ampliación de los alcances y mejoramiento de la infraestructura de telecomunicaciones (red digital de servicios integrados y banda ancha para todo el país). Así mismo, se debe avanzar con mayor eficacia y eficiencia en una serie de proyectos de infraestructura social, como el hospital de Puntarenas y otros hospitales y clínicas regionales; también, escuelas y colegios con laboratorios y acceso a las nuevas tecnologías, para ir cerrando brechas digitales y desigualdades generacionales y territoriales; así como promover una mayor inserción de las mujeres en el mercado de trabajo.

Los proyectos de construcción de infraestructura, tanto física como social, no solo son importantes para reactivar el aparato productivo, a través del efecto multiplicador de la inversión en dichos proyectos, sino que estos también contribuyen con la capacidad competitiva del país y en la atracción de inversión extranjera directa en sectores estratégicos, que se pueden encadenar hacia adentro y hacia afuera de la economía, a través de las cadenas globales de valor.  En general, las inversiones en infraestructura tienen un impacto positivo en el bienestar de la población y pueden permitir un mejor acceso a bienes y servicios básicos y a los principales mercados de trabajo. El efecto sobre el empleo de mano de obra.

El esquema de gobernanza para el desarrollo de clústeres en el sector debe partir de un marco jurídico institucional ágil, pero muy eficiente y transparente en la licitación y otorgamiento de la concesión de obra pública de infraestructura a agentes privados o de iniciativa conjunta, de alianza pública-privada (Joint Venture). Este esquema debe regirse por lo que establezcan las leyes y reglamentos que facultan y demandan al Estado, en sus responsabilidades respecto al buen uso de los recursos públicos y el resguardo de los bienes patrimoniales.

Dentro de las actividades que se han identificado con potencial para el desarrollo de los clústeres con potencial para dinamizar las demandas intersectoriales y generar empleos en todos los segmentos de calificación de la mano de obra, se encuentran:

  1. Clúster de desarrollo marítimo-portuario y actividades conexas.
  2. Clúster de logística de transportes, almacenamiento, ensamblaje y mantenimiento de equipos y servicios especializados (aduanas, financiamiento, centros de abastecimiento, servicios de energía y telecomunicaciones).
  3. Clúster de centros regionales de capacitación, información y comunicación. Centros de llamadas y centros de inteligencia de negocios y gestión de mercados.

Como complemento a la identificación y selección de los clústeres, se definen los encadenamientos institucionales, públicos y privados, de apoyo su desarrollo.  Esto con el propósito de generar   sinergias entre instituciones, publicas y privadas, que puedan contribuir con sus recursos y capacidades para el desarrollo y consolidación de estos, a nivel nacional, regional y local. Dentro de las funciones de estas alianzas y encadenamientos institucionales se tienen las siguientes:

  1. Diseñar y gestionar planes de inversión y esquemas de financiamiento desde el gobierno nacional, los gobiernos locales y organizaciones de desarrollo regional.
  2. Promover la atracción y fomento de la inversión privada, nacional y extranjera.
  3. Propiciar las condiciones para el desarrollo de la investigación e innovación en los distintos clústeres.
  4. Establecer las articulaciones institucionales para la capacitación del recurso humano.

La evidencia histórica demuestra que las inversiones en infraestructura y logística tienen un gran potencial de generar un efecto multiplicador sobre el resto de los sectores económicos y en la generación de empleo.  Las inversiones en infraestructura también contribuyen con los niveles de competitividad del país, al mejorar las condiciones para la circulación de los bienes y servicios, reducir costos de transacción y mejorar las escalas de producción.  El otro gran impacto que las inversiones en construcción de infraestructura y logística tienen, es sobre el empleo intensivo de mano de obra, en todos los niveles de formación, y a lo largo y ancho del país. Así como las posibilidades del desarrollo de un sector de PYMES con capacidades de articularse a las diversas actividades económicas que conforman los clústeres.

(*) Rafael Arias R., Ph.D. Profesor catedrático, Especialista en Desarrollo Económico UCR.

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1 COMENTARIO

  1. No creo la infraestructura permita revivir lo que quede de nuestra economía despues del COVID19, ni mucho menos tener efectos multiplicadores. Creo más bien que habría que repensar algo mucho más sencillo como por ejemplo el turismo. Si el turismo representa una gran proproción de nuestros ingresos en épocas normales, a reinventar el turismo para nacionales, a precios para nacionales y todos podríamos salir ganando, con efectos ahí si multiplicadores. Pero nada de tarifas de 200 dólares la noche, que los nacionales, merecemos un precio a nuestro alcance y que sea justo.

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