sábado 20, abril 2024
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Repensado la regionalización universitaria

La regionalización universitaria ostenta poco más de 50 años. A decir verdad ha cumplido su fin, llevar la cultura, el arte y la ciencia a zonas alejadas del valle central.  Este objetivo se mantiene, pero los tiempos nos demandan nuevos derroteros. La regionalización universitaria debe relanzarse sobre nuevos principios. Ese es el propósito de esta reflexión.

Sin lugar a duda, la nueva regionalización universitaria debe considerar un modelo diferenciado de ingreso. Dicho modelo debe partir de las áreas de conocimiento para que la selección de nuevos universitarios (as) dependa directamente de sus aptitudes y no de una prueba estandarizada para la cual no siempre se está debidamente preparado. Acá la idea es garantizar que la universidad pública dé mayor ingreso a estudiantes de estratos económicamente menos favorables y zonas geográficas con menor desarrollo.

Un segundo tópico es la vinculación de las sedes regionales con los actores sociales e institucionales en sus zonas de influencia. Esto se da en diversos niveles en la actualidad. No hay duda de los logros de los proyectos de acción o extensión social en las comunidades. Pero es necesario profundizar la cooperación entre universidad-sociedad. Por ello, la idea es que ahí adonde exista una sede regional, se genere un círculo virtuoso con los sectores productivos de modo que se establezca una “puesta de valor académica”. Por ejemplo, las sedes de zonas costeras deberían apuntar su “puesta de valor” sobre temas tales como el comercio y la logística, el turismo sostenible, administración de empresas y la educación primaria y secundaria, por supuesto todo ello acompañado de formación permanente en el desarrollo de habilidadades blandas y el manejo de al menos 2 idiomas.

En tercer lugar esta el tema de la oferta académica. Por años, la desconcentración de carreras (algunos le llaman carreras itinerantes) ha sido el modelo para que las opciones académicas que se dan en las llamadas “sedes centrales” se ofrezcan en las sedes regionales. Para ello, se deben cumplir ciertos requisitos que van desde planta física adecuada hasta disponibilidad presupuestaria y por supuesto existencia del recurso humano requerido. Lamentablemente, la desconcentración de carreras se ha convertido en tiempos de crisis en una herramienta de “vasallaje académico”, con la que la unidad académica que desconcentra o “dueña del plan de estudios”, tiene el control absoluto y administración de la carrera -esto no quita que hay excepciones- por ello, se requiere de un modelo autónomo de generación de oferta académica en sedes regionales. Es deseable que las opciones académicas en las Sedes Regionales respondan a las necesidades de recurso humano en su zona geográfica para asegurar por un lado, su pertinencia y por otro, los recursos presupuestarios para poder funcionar. Hay que ser realista, no todas las carreras se pueden ofrecer más allá de las “sedes centrales”.

Un cuarto pilar en esta reformulación de la regionalización universitaria es su financiación. Las Sedes Regionales de hoy difieren de las de hace 50 años. El presupuesto de las Sedes Regionales contrario a lo que algunos opinan, no se debe definir en función a su matricula, este es un enfoque simplista. Más bien, la financiación de las Sedes Regionales debería componerse de la sumatoria de recursos requeridos para financiar por separado las 3 actividades sustantivas -acción social, investigación, docencia- de acuerdo a un promedio quinquenal. Y esto no incluye por supuesto los costos operativos ni la inversión en infraestructura. El asunto es que medien razones técnicas para la estimación de los presupuestos anuales antes que razones políticas, que cambian según la coyuntura política por la que atraviese la institución.

Finalmente, hay un elemento determinante en este proceso de rediseño de la regionalizacion universitaria, esto es su concepción. A nivel normativo sería importante  evolucionar de Sedes Regionales a Sedes Universitarias. Esto transformaría nuestro estatus jurídico-académico equiparando nuestras unidades académicas a cualquiera otra de las ya existentes dentro del ordenamiento institucional de nuestras universidades. Los efectos positivos se notarían en diversidad de ámbitos de acción de nuestro quehacer universitario, valga decir, desde la construcción de una nueva carrera hasta la construcción de un edificio.

Esta es la primera a algunas reflexiones que tenemos preparadas sobre la regionalización universitaria en tiempos en que se aproximan cambios en las rectorías tanto de la Universidad Nacional y Universidad de Costa Rica. En ellas, pronto ha de aparecer el tema de la regionalización y desde esta ventana, queremos seguir haciendo aportes en esa línea. Por supuesto, esta solo es una propuesta, con toda seguridad existirán otras propuestas pero lo importante es sumar ideas para que la regionalización universitaria continúe creciendo.

(*) Dr. Edgar Solano Muñoz, Profesor Catedrático. Sede Guanacaste. Universidad de Costa Rica.

Email:edgar.solano@ucr.ac.cr

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