martes 16, abril 2024
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Desarrollo de la bioeconomía: Clústeres con sello verde en la sociedad del post-covid19

Las restricciones al crecimiento económico, que impone la pandemia, nos deben llamar a la acción efectiva y reflexiva, con el fin de tomar decisiones informadas y que respondan a nuestras mejores aspiraciones como sociedad.  En tiempos difíciles Costa Rica ha sabido concertar e innovar en ámbitos que han marcado el camino costarricense del desarrollo humano sostenible.  La abolición del ejército, el Estado Social de Derecho, la conservación y preservación de los recursos de nuestra biodiversidad, los esfuerzos por la paz y la convivencia democrática; son rasgos que nos identifican.

En medio de la crisis vuelven a resurgir propuestas económicas, que parecían ya superadas, como el regreso a la industria maquiladora y la exploración petrolera y explotación de los recursos minerales.  Nada más contradictorio y retrogrado, en un momento histórico caracterizado por la sociedad del conocimiento y del tránsito hacia una matriz productiva basada en tecnologías limpias; aspectos en los que el país presenta capacidades institucionales y recursos propios para convertirse en un modelo a seguir. Lo que hay que definir son los arreglos institucionales y las alianzas necesarias (nacionales e internacionales, públicas y privadas) para promover el desarrollo del sector de bioeconomía, en el cual tenemos un camino avanzado, que podemos consolidar.

La trayectoria y experiencia en materia de conservación de la biodiversidad le han dado al país el reconocimiento internacional por los esfuerzos institucionales que se han venido estructurando en función de consolidar una política nacional para el desarrollo sostenible y la salvaguarda de los recursos de la biodiversidad nacional. La creación y fortalecimiento del sistema de parques nacionales y de áreas silvestres protegidas, han servido de plataforma para la consolidación del turismo ecológicamente sostenible, eje central en la estrategia de desarrollo de las últimas tres décadas (Arias y Murillo, 2005).

Las campañas por desarrollar una mayor conciencia ambiental en la población, aunado a las reformas institucionales de protección y preservación de la biodiversidad, han hecho de Costa Rica un caso singular en materia de sostenibilidad e innovación en el diseño e implementación de esquemas de gobernanza, tales como el pago de servicios ambientales y la regulación y administración de los recursos biológicos comunes (bienes jurídicos o meritorios). También, son notorios los avances, pero más las potencialidades, que se tienen en materia de Investigación y Desarrollo (I-D), a través de la bioprospección y sus articulaciones con distintas actividades productivas, nacionales e internacionales.

El aporte del sector de bioeconomía al crecimiento económico del país es muy significativo, si tomamos en consideración sus múltiples encadenamientos con el turismo y otros sectores productivos. Por ejemplo, los ingresos recibidos por la visitación a los parques nacionales y áreas silvestres protegidas, que promueven economías de aglomeración en torno a los mismos y generan empleo y beneficios en las comunidades locales. Así mismo, el desarrollo de una matriz energética basada en energías limpias ha sido motivo de reconocimiento en los foros y conferencias globales sobre medio ambiente. Los vínculos intersectoriales, presentes y futuros de las energías limpias son muchos, especialmente si tomamos en cuenta la evolución de la matriz productiva a escala mundial y la tasa de sustitución de energías fósiles por energías renovables, proyectada al 2050. Así se deriva de los estudios realizados por la Universidad Técnica de Lappenranta en Finlandia y por el Grupo Observatorio de la Energía (EWG, por sus siglas en inglés), para el caso de Europa.  Además, se estima una creciente participación de este sector en el producto interno bruto y en la generación de empleo, de hasta un 30% en este último rubro (DW, 2018).

En esta coyuntura podríamos definir un programa de fomento de actividades estratégicas en el sector de bioeconomía (con fuertes encadenamientos productivos hacia atrás y hacia adelante), a partir de una iniciativa público-privada, articulada a la institucionalidad nacional e internacional en función del uso sostenible de la biodiversidad y de los recursos naturales.  Los arreglos institucionales deberían de enfocarse en la elaboración de esquemas de organización en clústeres, que incentiven el desarrollo de medios innovadores con vínculos intersectoriales, involucrando la investigación científica y tecnológica con el uso de energías limpias, el turismo ecológico-comunitario y los sistemas de producción agropecuaria sostenibles.   Un aspecto clave de la sostenibilidad es el que ha establecido el Convenio de la Diversidad Biológica, el cual promueve la conservación y el uso de la biodiversidad como recursos endógenos de los territorios, al tiempo que procura la participación de las comunidades locales en la distribución, justa y equitativa, de los beneficios derivados del aprovechamiento de estos.

La gran variedad de actividades productivas, vinculadas con la conservación y aprovechamiento de los recursos biológicos, se pueden organizar a través de clústeres que articulen políticas de transformación productiva, ampliación de los mercados internos y articulación con las cadenas globales de valor y segmentos del mercado internacional (mercados sostenibles), a través de bienes y servicios con ventajas competitivas en diferenciación ambiental (certificaciones de sostenibilidad, buenas prácticas productivas y comercio justo).

Algunas de las actividades propicias para el desarrollo de clústeres en los territorios serían las siguientes:

  1. Energías limpias y actividades conexas. Se ha identificado un corredor de energías renovables (hidrológica, eólica, solar, geotérmica, biomasa) en la región Chorotega. Proyectos de inversión pública y privada se han venido desarrollando con éxito.  Las articulaciones de estas inversiones con el desarrollo turístico y la producción agrícola en la zona tienen un gran potencial.  De particular interés es el vínculo que el desarrollo de estas tecnologías podría tener con un sector dinámico de agronegocios en la región Chorotega y en la región Huetar Norte (proyecto de riego Arenal-Tempisque).

Un caso extraordinario de encadenamientos hacia atrás y hacia adelante con un gran potencial es el que representa Ad Astra Rocket Company (AARC), con el desarrollo de tecnologías basadas en el motor de plasma, así como el desarrollo de sistemas de energía renovable distribuida. Aquí tenemos un caso muy interesante de articulaciones entre actividades de I-D+i, tecnologías de la información, y producción de energía renovable articulada a sectores de tecnología de punta, tanto a nivel nacional como internacional.

Las metas de descarbonización, propuestas en este gobierno, juegan un papel medular para articular avances en el desarrollo de una red de transporte público más limpio y sostenible (tren eléctrico metropolitano), vinculado con el uso de energías y tecnologías limpias, el descongestionamiento urbano, la disminución de los agentes causantes de la contaminación del aire y acústica (reducción de los problemas de salud pública asociados).  Los vínculos intersectoriales de las metas de descarbonización tienen un potencial enorme para generar efectos directos e indirectos sobre las inversiones en el sector infraestructura, logística de transportes, energías limpias, descongestión vial y reducción de los costos de transacción para el tejido empresarial y los relacionados con el desplazamiento de la fuerza laboral.

  1. Bioprospección, industria biomédica y biotecnológica. La riqueza en biodiversidad en un territorio reducido ofrece una gran cantidad de recursos silvestres, que, por sus características y propiedades, propician la exploración científica de los microorganismos biológicos para su uso en múltiples aplicaciones. Es así como se han logrado avances en la investigación y desarrollo en sustancias por parte de la industria biotecnológica y biomédica, tales como insumos para la elaboración de diferentes bienes, que involucran varios sectores: salud, agroalimentario y agroindustrial. En Costa Rica el Instituto Nacional de Biodiversidad (Inbio) ha hecho contribuciones interesantes en la materia. Sin embargo, queda mucho camino para desarrollar un clúster dinámico, que articule la investigación y desarrollo (I-D+i), el procesamiento y aplicaciones (bienes y servicios derivados de la biodiversidad), en un gran espectro, que va desde la elaboración de vacunas hasta biodispositivos médicos, nutricosméticos, biopesticidas, bioplásticos; entre muchos otros resultados.

 

  1. Turismo científico. Nuestro país es considerado uno de los que más riqueza en biodiversidad posee. Esta condición lo hace un destino cada vez más interesante para los estudios científicos en distintos ámbitos, como en biodiversidad marina, vida silvestre y bioprospección. De tal manera, las oportunidades para establecer convenios de colaboración con centros de investigación científica con universidades y organismos internacionales pueden propiciar proyectos conjuntos y la transferencia de conocimiento científico y tecnológico (know how) en áreas de interés y articuladas con los sectores productivos y la inversion extranjera directa.

 

  1. Turismo rural comunitario. La creación e implementación de puentes institucionales de apoyo y financiamiento a proyectos o actividades turísticas comunitarias, ha contribuido no sólo con el desarrollo del sector turismo, sino también con el involucramiento de las comunidades en los esfuerzos de conservación de los patrimonios naturales, culturales e históricos existentes. De igual manera, los resultados que se están obteniendo del desarrollo de un turismo rural que integra el desarrollo socioeconómico de las comunidades locales con la conservación de los recursos endógenos, ofrecen grandes posibilidades para impulsar un desarrollo rural más balanceado, sostenible y equitativo (Arias y Murillo,2005). Esta modalidad de turismo ha demostrado tener un potencial para la articulación de varios sectores productivos, como sucede con las rutas agroecológicas, arqueológicas y antropológicas, el hospedaje y la producción de bienes alimenticios y servicios diversos, de producción local.  La gran cantidad de PYMES asociadas con estas actividades y en diferentes territorios, es una razón importante para promover su crecimiento, a través de incentivos y capacidad asociativa de estas unidades productivas, en la forma de cooperativas u organizaciones de diverso tipo.

 

  1. Sistemas agroecológicos de producción. Costa Rica presenta una gran riqueza y diversidad en sus ecosistemas agrícolas (sistemas agroforestales y policultivos). La cantidad de productos, sobre todo alimentos, que se derivan de los mismos, ha permitido al país tener niveles altos de autosuficiencia alimentaria y una presencia más diversificada en los mercados internacionales. El país posee una base genética conservada en una cantidad abundante de especies que ofrece posibilidades de contar con mejores índices de seguridad alimentaria y con una estructura productiva con cadenas de valor más articuladas y desarrolladas. Las capacidades para el desarrollo de sistemas de producción sostenible, orientadas por la innovación y la sostenibilidad de los procesos de producción y comercialización, tienen un gran potencial para insertarse en segmentos de mercados sostenibles, a través de tecnologías productivas certificadas y una gestión eficiente en los mercados nacionales, regionales e internacionales.
  2. Servicios ambientales. En el tema de los servicios ambientales de la biodiversidad Costa Rica ha dado muestras de creatividad, innovación y compromiso con el desarrollo sostenible. El país ha sabido articular un esquema que combina desarrollo institucional, fuentes de financiamiento, vocación social y esquemas institucionales novedosos para la conservación de los recursos. La implementación exitosa de esquemas como el del pago de servicios ambientales, es un buen ejemplo de que la sostenibilidad también genera retornos económicos, además de los ambientales. Los Certificados de Sostenibilidad Turística es otro ejemplo de complementariedad y retroalimentación entre la rentabilidad de las actividades turísticas y la conservación y preservación de los recursos naturales.  Un ejemplo muy interesante, en cuanto al manejo sostenible del recurso hídrico, es el que se refiere al modelo desarrollado e implementado por la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH), denominado tarifa hídrica, que es un monto monetario adicional que los abonados de la ESPH, acuerdan pagar en su recibo  de agua potable, que luego se destina al pago de servicios ambientales a los propietarios de fincas en las zonas de recarga, la compra de fincas en áreas sensibles de conservación, y educación ambiental para estudiantes de primaria y secundaria.

La bioeconomía se encuentra en el ADN del tejido productivo de nuestro país.  Este es el momento de diseñar y desarrollar una estrategia para articular una serie de proyectos de inversión (público-privados) en torno a actividades económicas con vínculos intersectoriales y encadenamientos productivos, con efectos dinamizadores en la economía y en la generación de empleo.  Para ello se propone identificar, definir e implementar clústeres (aglomeraciones económicas), organizados en torno a actividades con potencial de desarrollo, a partir de alianzas público-privadas y esquemas de gobernanza, que estimulen su crecimiento.

(*) Rafael Arias Ramírez, Ph.D., Experto en Desarrollo Económico

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