viernes 19, abril 2024
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La Universidad de Costa Rica y la virtualización de la docencia

Como en todo el país, hay un antes y un después del Covid-19. En la UCR, hay un antes y un después al pasar de la noche a la mañana a la virtualización forzada de la docencia. Lo que venía siendo un proceso gradual, una experiencia novedosa de aprendizaje, se convirtió en una obligación para el cuerpo docente y estudiantes a escasos días de haber iniciado el primer semestre. De inmediato las autoridades universitarias nos indicaron que debíamos hacer el traslado o la “conversión” rápida de cuanto curso se pudiera a la virtualidad y con ello estudiantes y docentes a adaptarse a la nueva versión de la docencia.

Después de casi tres meses de actividad docente virtual ya vamos registrando algunas conclusiones -parciales por supuesto- sobre este nuevo contexto educativo. Ellas se ubican
al menos en tres tipos de implicaciones para nuestra institución. En primer lugar encontramos
las implicaciones normativas. Si bien la Vicerrectoría de Docencia de la Universidad de Costa Rica ha emitido un par de circulares respecto a los alcances pedagógicos y operativos de la docencia virtual, el tema da para mucho más, y las nuevas autoridades universitarias tendrán que ponerse a revisar la normativa existente y a determinar las nuevas directrices al  respecto. Sobre todo porque se ve en el horizonte que el regreso a las aulas no está muy cercano. Habrá que establecer con claridad los criterios de evaluación, las sugerencias  didácticas y la articulación de los contenidos de los cursos, todo ello dentro de un esquema  en el cual la calidad de la docencia universitaria no decaiga.

Otro ámbito en el cual encontramos evidencia interesante es el de la capacidad tecnológica de nuestra universidad para atender su oferta de cursos. Dichosamente la  Universidad de Costa Rica cuenta con un desarrollado Centro de Informática que se las ha  visto bien complejas para sostener a la plataforma Metic´s con más de 3400 cursos. Desde marzo se ha ampliado el ancho de banda para todas las unidades académicas y sedes regionales y la interfase de la plataforma ha mejorado su efectividad. Se ha negociado con el ICE para que docentes y estudiantes puedan acceder a sus cursos virtuales con mejores condiciones técnicas que antes de la aparición de la pandemia. Resueltos los problemas técnicos antes mencionados aun subsiste el tema del acceso de nuestros estudiantes a una  computadora con una conexión eficiente a internet. Ese sin duda es el aspecto que más preocupa. Existen estudiantes que viven en zonas alejadas que no tienen acceso a internet ni a computadora y para agravar esta situación, buena parte de ellos viven en hogares en los cuales sus progenitores o responsables han sufrido una reducción de sus ingresos o incluso  la pérdida de su puesto de trabajo. En ésta línea, la Vicerrectoría de Vida Estudiantil tendrá que plantear una estrategia de apoyo al estudiantado con el fin de que esta crisis no genere por razones socio-económicas, el abandono de sus estudios a ningún estudiante.

Al encontramos ya casi al final del semestre estamos en capacidad de hacer algunas conclusiones -parciales- sobre este semestre virtualizado. En primer término, se ha apreciado que la socialización académica se ha visto severamente transformada. Mirar la “luz verde” de la cámara durante -al menos 45 minutos- si ver un solo rostro ni escuchar una voz no es una acción que se profese llena de humanidad. La interacción humana que suscita el aprendizaje activo se está erosionando a ritmo veloz. En otro ámbito de cosas, han quedado  de manifiesto con mayor claridad las diferencias socio-económicas entre estudiantes. Hay quienes cuentan con condiciones muy favorables en sus hogares para la docencia  virtualizada, pero hay quienes no disponen ni de computadora ni de conexión a internet en sus hogares y para los cuales este semestre ha sido un verdadero calvario. En sedes regionales donde en promedio un 65% o más del estudiantado posee beca 5 se han encontrado reiterados problemas para la entrega de trabajos y la asistencia a clases virtuales debido a problemas de acceso a computadoras con conexión eficiente a internet.

El primer semestre virtualizado -de varios por venir- nos deja un conjunto de interrogantes para meditar, por ejemplo: ¿Qué tipos de evaluación deben incorporarse en esta nueva modalidad de docencia? ¿Cuáles estrategias se deben seguir para facilitar el  aprendizaje en áreas que requieren de prácticas, como laboratorios, clases de arte, idiomas y otros? ¿Cómo se va a atender a estudiantes con serios problemas de acceso a internet?¿Cuáles medidas se tomarán para rescatar a los estudiantes que por razones de acceso a recursos informáticos han desertado en este semestre? ¿Cómo se medirá el rendimiento académico bajo estas nuevas condiciones de docencia?. ¿Cuáles medidas profilácticas se implementarán una vez que los casos de covid-19 se vayan reduciendo y se piense en el regreso a las aulas?. Estamos seguros que el cuerpo docente, estudiantil y administrativo tendrán mucho que decir al respecto.

(*) Dr. Edgar Solano Muñoz, Sede Guanacaste-Universidad de Costa Rica
Email:edgar.solano@ucr.ac.cr

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3 COMENTARIOS

  1. ustedes en la UCR pintan esto como un gran reto…es un reto porque hay lo que abunda son los vagos que se quedan esperando a que la rana eche pelos para hacer cambios necesarios…la UNED les dio una leccion a ustedes en ese tema de la virtualizacion. Existen iniciativas como Coursera y EDX que son plataformas que muestran que muchos cursos se pueden virtualizar, Coursera por ejemplo comenzo en el 2012..y ustedes ocho agnos despues todavia hablando de esto como un gran reto…

    Mejor pellizquensen porque el mundo esta en declive y dudo mucho que ustedes con esa mentalidad de torre de marfil lleguen muy largo…no con esa mentalidad y en un pais como Costa Rica…

    Sorry por la dosis de realidad

  2. La educación a distancia no es algo nuevo, la UNED lo viene haciendo desde hace varias décadas, e inevitablemente es la evolución que ha venido tomando la educación, para muchos cursos no hay justificación suficiente para hacer a los alumnos tener que despazarse a un centro educativo y hacer al estado invertir en esa infraestructura, perfectamente se podría impartir la lección a distancia, no tiene porqué ser por medio de Internet exclusivamente, es muy probable que en un hogar se cuente con televisor, así como un teléfono para aclarar dudas.
    La universidad pública está en un momento en el que se tiene que replantear su modelo de funcionamiento, el educar a distancia les cae como una bendición en momentos de crisis económica del estado, deberían aprovechar para dejar algunos de sus cursos exclusivamente a distancia, y liquidar algunos de sus bienes, especialmente infraestructura que ya no se necesitaría, para contribuir a alivianar la crisis económica del país.

  3. Así es, la Universidad de Costa Rica y todas las universidades del mundo tuvieron que replantear su ejercicio docente, incluyendo a la UNED. No es lo mismo educación a distancia que educación virtual. Nadie, ni la UNED, estaba listo el 11 de marzo para este cambio de paradigma. Las universidades públicas han hecho un gran esfuerzo, pasando por sus docentes, sus estudiantes y sus autoridades, como dice don Édgar. Pero esto seguirá, falta mucho tiempo para que la situación regrese a lo que conocíamos antes de la pandemia. La docencia presencial regresará, pero diferente a como la conocíamos y sin duda convivirá con la docencia virtual. Hay mucho trabajo por delante.

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