viernes 29, marzo 2024
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El tren de las tres y treinta. (Pandemónium).

No me refiero al de doña Claudia Deborah Karper Queen, no, me refiero a otro más peligroso. Usualmente los médicos estudiamos las materias de “Salud Pública”, “Medicina Preventiva” y “Epidemiología”, la idea de ellas en el currículo médico es enseñarnos a interpretar las enfermedades como fenómeno social. Es decir no es estudio anatomopatológico de las enfermedades, es poder comprender el comportamiento de las enfermedades y su desempeño dentro de la sociedad. Luego en la especialización uno puede hacer con más facilidad cuadros comparativos, los casos de determinada patología v.g. displasia del desarrollo de la cadera, antes conocida como luxación congénita de cadera, porcentajes en cada cien mil nacidos vivos, distribución por sexo, raza e incluso zona geográfica (en este aspecto el Maestro Alberto Brenes Sáenz logró tener un inmenso conocimiento geográfico) etc. Es decir esas materias ayudan al médico a formular posibilidades de la distribución de determinada enfermedad entre la población. En las enfermedades transmisibles es mucho más importante y ayuda a los especialistas en Infectología, inmunología y medicina interna, a contener con mejor suceso los brotes, llámense epidemia, pandemia o endemia. No hay duda de la gran importancia para la sociedad de los epidemiólogos, quienes con herramientas muy sofisticadas efectúan proyecciones que muchas veces resultan ciertas (no todas, porque nada es infalible, ni el Papa), este sistema nos ayuda a cuidarnos y cuidar a nuestros pacientes. Siempre recuerdo un esquema colgado de una pared, en la gloriosa Maternidad Carit, acerca de la difusión de la gonorrea, era un esquema tan interesante, que uno podía de ahí deducir las alternativas de diseminación de las enfermedades de transmisión sexual, entre la población. Cada cierto tiempo tenemos nuevas alarmas, VIH-SIDA, Ébola, Zika, SARS Cov-1, Merz, ahora SARS Cov-2, esta última se salió de curso y estamos inmersos en un pandemónium (de paso Pandemónium describe mejor que pandemia esta triste plaga del Covid 19). He tratado de leer todo lo serio que sale en revistas médicas y en medios serios, también la difusión de algunos institutos muy serios, como el Gorgas, CDC, OMS, British Journal of medicine, Nature, The Lancet etc. Evadiendo todo lo posible las teorías “conspira tontos”, que confunden al lego y tientan al profesional de la salud.
Los seres humanos tenemos la tendencia a elegir lo que nos parezca más optimista, los médicos no podemos sustraernos fácilmente a esas tentaciones. El Professor Trápala decía: es más fácil creer que un paciente tosiendo tiene gripe, que pensar en una Tuberculosis pulmonar, pero con esta forma de enfrentar los diagnósticos podemos estar condenando a muerte a nuestros pacientes. Tampoco podemos creer que esa tos es cáncer pulmonar, pero no debemos olvidar esa opción.
La llegada del SARS CoV-2 ha trastornado al mundo entero y a todos los seres humanos, porque somos 7.500.000.000 de seres humanos, somos muchísimos y aunque no nos guste vivimos hacinados. Los virus transmisibles se contagian mucho más porque vivimos en un mundo lleno de gente, salvo medidas higiénicas estrictas que han dictado las autoridades de salud, no tenemos otra salida. Recordemos que el virus SARS CoV-2 es un súper pequeño fragmento de ARN (ácido ribonucleico) que necesita un ser vivo para reproducirse, mutar y transmitirse, no le interesa matar al huésped porque se estaría suicidando, y se acabaría pronto, la naturaleza es sabia sin duda.
Me he quebrado la cabeza tratando de entender cómo teníamos dos casos diarios hace poco, mientras Panamá, donde vivo, ya contaba cientos por día, pensé que nuestro sistema robusto de salud, del cual adolece Panamá, pero no, porque no me daba la cuenta; la educación que sin duda es superior en Costa Rica, tampoco porque hemos visto las barbaridades de las fiestas (popof y chustefis), una señora educada no permite una fiesta en su casa en época de pandemia.
Los anillos de miseria y hacinamiento , tampoco porque aquí también los hay. No lograba cuadrar el asunto, aunque una hija mía y yo teníamos hace mes y medio la teoría del bajo “testeo” (buena latinización de un anglicismo), para poder explicar los números bajos. Un sobrino mío dijo que “nosotros los ticos estamos protegidos por una burbuja”, casi me caigo de leer esa tontera, muy selección, muy eliminatorias mundialistas, muy tico ticazo. Claro que algo olía mal en Dinamarca. Yo reconozco en la gran mayoría de los médicos costarricenses un altruismo poco frecuente en otros países, una calidad científica excelente en términos generales e inclusive disuadía a familiares míos de operarse mejor en la Caja que en una clínica privada, yo tuve dos trastornos de salud, uno hace 28 años y el otro hace 3 años, en este último mis hijas me insistieron de dejar el Hospital México y trasladarme a una clínica privada, cosa que no acepté y después de dos semanas me dieron salida y todo perfecto. Soy producto del HSJD, de la CCSS, ahí aprendí a operar y a no operar, que es la gracia del gran cirujano: saber operar muy bien pero aún mejor saber cuando no operar: “la mejor cirugía es la que no se hace”, decía el brillante cirujano nuestro Andrés Vesalio Guzmaán Calleja, de quien tuve la suerte de tener su aprecio.
Ahora vamos a realidades, de verdad admiro al Dr. Salas, pero yo creo que hace al menos un mes y medio estamos en transmisión comunitaria, fronteras cerradas y no eran los nicaragüenses los que nos llenaban del Covid, no, aunque un número importante de ellos impactó nuestra frágil sociedad. Creo, esto es personal, que teníamos un número muy bajo (demasiado) de testeos y al incrementarse vino la realidad a golpearnos nuestro rostro. Prefiero creer que fue un error involuntario, no señalar culpables lo cual me parece un método conspiratontos, creo que el dr. Salas y el dr. Macaya son personas muy serias, además de muchas personas de su equipo. Me decía alguien de esos que todo lo ven mal, que en Costa Rica esta pandemia se manejaba en casa Presidencial y se enojó porque le dije que eso era lo normal en países serios, EEUU, Alemania, Italia, Francia etc y estaba bien que Carlos Alvarado estuviese en primera línea del comando de esta guerra contra un enemigo común: SARS CoV-2, un Presidente preside un país, ¿o no? Por algo la mayoría de los que votaron lo hicieron por él, ahí está el dilema entre votar o botar.
Sin pesimismo, deberemos esperar muchísimos más casos por el relajamiento de las reglas de parte de los miles de irresponsables de cantinas y vacilones.
La regla de oro es hoy por hoy, pensar que todo mundo está contagiado para cuidarnos de verdad.
(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico

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5 COMENTARIOS

    • María Isabel Carvajal , se está revolcando en la tumba de ver como los políticos han arruinado su país que tanto amaba, oprimiendo y empobreciendo a nuestra gente, mi abuela en paz descanse decía, el gobierno la trató como a una delincuente, la exiliaron, sin derecho a morir en su patria, que cosas a políticos corruptos que han quebrado de este país ni siquiera van a la cárcel.

  1. Gracias al doctor Rogelio Arce por sus reflexiones en voz alta, las que formula a partir de sus experiencias clínicas como médico, he leído con atención su texto y tenga la seguridad que aprecio su trabajo, espero tenerlas en cuenta para cuidarme y proteger a mi gente como también para incorporarlas, de alguna manera, a mis preocupaciones de orden académico y a mis escritos.

    • Gracias don Rogelio Cedeño, mis artículos nacen de lo más profundo de mi alma de poeta, siempre escribo desde mi experiencia vivida, porque creo que es más sutil la enseñanza que nos da la vida misma: más transmisible. No lo hago de manera fría y descriptiva, porque yo mismo prefiero leer las verdades de la experiencia de alguien desde su yo. Se ve…lo que sabe.

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