miércoles 24, abril 2024
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Las “cuarterías”

De cal y de arena

Allí está la más cruda expresión de la pobreza, en las llamadas “cuarterías”. En ciudades, villas y pueblos, sirven de desmembrado refugio a miles de desamparados que a falta de algo próximo al respeto a la dignidad humana, no tenían más remedio que meterse en esa armazón de latas y maderas, desprovistos de todo.

Sabíamos de su existencia (posiblemente muchos no y si se la imaginaban quizás no se detenían a pensar en ellas), tal vez hasta por la amistad con los no pocos propietarios que se resisten a hacer inversiones que mejoren esos predios y que no titubean a la hora del implacable cobro de los días usados en el rancho… no pocas veces el pago por hora.

Ha sido por la arremetida de una pandemia que  lleva el nombre de covid-19, que se destapa este flagelo moral, ético y material. Es la sociedad despojada de sus vestimentas y en total desnudez por obra del coronavirus, la que exhibe tan tremendo fracaso de los programas sociales cacareados por años y más años y delegados en toda una armazón institucional a la que se le asignó la tarea de promover la justicia social y que con el tiempo se ha convertido en una estructura burocrática dispendiosa e ineficiente.

Pobreza siempre ha existido, con números que confirman una presencia errática y  también de ese aparataje aventado por las irrespetuosas promesas de políticos que vieron en ella no una razón para emprender una campaña en pro de la justicia social sino una escalera para dar el salto en la política.

El covid-19 deja al descubierto otra faz de los desequilibrios sociales, la faz de las “cuarterías”. Hace rato existen mas una careta impedía advertir su presencia. ¿Qué dimensiones va a tener la pobreza en forma de “cuartería” y en otras conformaciones más, una vez que el país “aprenda” a convivir con la pandemia?. Por el virtual estado de quiebra en que están las finanzas públicas, por el desplome de la economía y por los desequilibrios sociales que saldrán de los niveles de la pobreza, serán apabullantes.

Según el INEC, para mediados de este año el 21% de los hogares había caído en la categoría de pobreza (esto es, 336.800 familias viviendo con menos de 103.000 colones al mes) y un 6% en pobreza extrema. En zonas urbanas la pobreza golpea al 19,8% de los hogares y en las rurales al 24,2%. La misma fuente informó de la presencia de un 23,9% de la fuerza laboral sumida en el desempleo.

Evidentemente esta realidad hace parte de esa cruda realidad, las “cuarterías”.

Esta sociedad ha de imponerse el rescate de las quebradas finanzas públicas, la reoxigenación del aparato productor y la resucitación de los equilibrios sociales. Esto último, sin dilación,  como tarea específica y concreta, por los riesgos que generaría la descomposición social que se incuba en la pobreza. No es cosa –creo- que resulte por efecto de eso que llaman “la teoría del derrame”.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

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1 COMENTARIO

  1. Si bien el autor del articulo nos señala los aspectos sociales y como se denigra a las personas. Las cuarterias tienen dueño, que cobra por espacios miserables una cantidad mensual o diaria. La Policia de Migracion podria en cualquier momento revisar el estatus migratorio de sus ocupantes. Seguridad Publica vigilar las actividades ilicitas y la Municipalidad eliminar las patentes. RESUMEN SE PUEDE HACER PERO NO SE QUIERE. Despues de la Pandemia deben existir controles migratorios mas severos. Los derechos a la salud y otros beneficios limitarlos. CUIDADO SE INICIAN MOVIMIENTOS DE XENOFOBIA

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