martes 23, abril 2024
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Los «Chicago boys» en Costa Rica

Los Chicago Boys se le denominó a un grupo de jóvenes economistas chilenos que asesoraron a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), formados en la Universidad de Chicago y discípulos de Milton Friedman, uno de los principales ideólogos de la escuela neoliberal, para quien “el mercado siempre acierta”[1].

Pensábamos que era una generación “extinta” de los tiempos de aquella nefasta dictadura nazifascista, que heredó al pueblo chileno una macabra historia de vejaciones, torturas y ejecuciones masivas, así como uno de los experimentos neoliberales que fracasaron en América Latina, con su secuela de privatizaciones en educación, agua, pensiones[2]…; en fin, un país sacrificado al dios-mercado.

Resulta que no. Hoy, una nueva generación deambula por nuestro país con el mismo recetario debajo del brazo. Algunos, después de haber hecho carrera en instituciones (Thinks Tanks) al servicio de los grandes intereses económicos y geopolíticos de los “poderes fácticos” del capitalismo mundial, y en Organismos Financieros Internacionales servidores históricos de esos mismos intereses, vienen a dictar “cátedra” con aires mesiánicos a su terruño.

Vuelven a su retórica publicitaria de la “eficiencia” del Estado para reducir salarios, precarizar a la clase media y privatizar las instituciones públicas que más han contribuido al bienestar social del pueblo. Es decir, un Estado menos solidario y democrático y más autoritario y oligárquico.

En una reciente entrevista del periodista Randall Rivera de Radio Monumental, en el Programa Matices[3], el señor Juan Carlos Hidalgo, ex-analista en el CATO Institute, Washington DC., plantea la opción de la venta de activos del Estado. Sí, las “joyas de la abuela” no se pueden festinar en cualquier subasta, pero al final hay que venderlas. Además, recoge la idea de la nueva supervisora de pensiones y exministra de Hacienda doña Rocío Aguilar, de la creación de un sistema único de pensiones –“una reforma del carajo”, en sus palabras a lo tico–.  Al ser interrogado sobre cómo garantizar una pensión con un monto mayor que el que ofrece la Caja, el entrevistado patina, y de seguido el periodista le pasa el volado: ahí están las pensiones complementarias. ¡Pues, claro!, de eso se trata: fortalecer el sistema privado de pensiones.

Se pretende, así, utilizar la mampara de lo público para justificar el gran negocio de lo privado. Sí, servir en bandeja los ahorros de los trabajadores para que el sector financiero siga cosechando clavos de oro, a cambio de dineros devaluados que se devuelven a cuenta gotas a los “beneficiarios”. Y seguir alimentando un aparato de administración, incluida la Superintendencia de Pensiones con salarios y alquileres millonarios –de la que se puede prescindir, para eso tenemos una Contraloría General de la República–, para enriquecer al “pobre” sector financiero y a una clase política rentista, que “vive de la política y no para la política” (Max Weber).

Rosa Pavellini, Secretaria General de la Internacional de Servicios Públicos (ISP), hace dos comentarios al Informe de la OIT sobre reversión de la privatización de los sistemas de pensiones en Europa Oriental y América Latina. Por una parte destaca que “revela con crudeza la hipocresía de la privatización de las pensiones, que básicamente institucionaliza el robo de los salarios de los trabajadores. Muestra la falta de moral de los neoliberales, que sabían exactamente lo que estaban haciendo”. Por otra parte, “este trabajo evidencia que cuando los trabajadores no participan en las decisiones, podemos estar seguros que su bienestar no será protegido”[4] Resulta inexplicable que mientras en 14 países de América Latina se están revertiendo los sistemas privados, en nuestro país se busque fortalecerlos, y a espaldas de los trabajadores y sus organizaciones.

Cabe preguntarse, entonces, ¿cómo se explica la resonancia de la nueva generación de “Chicago boys”?  Por supuesto, esa escuela neoliberal tiene connotados discípulos en el país, quienes los apadrinan, acogen y promocionan con pleitesía. De esta manera, logran saltar de las instituciones y organismos internacionales, con gran facilidad, a los más altos puestos del gobierno y también de los partidos políticos –la acrobacia en política es un arte que se practica habitualmente con maña e ingenio–.

Las andanzas de los “Chicagos boys” de hoy, promoviendo la privatización y el desmantelamiento del Estado Social de Derecho, a cualquier precio, resultan bastante disparatadas, por decir lo menos. De Norte a Sur ese modelo privatizador hace aguas, y muestra su rostro inhumano de cara a las grandes pandemias sanitarias, sociales y ecológicas de nuestro tiempo.

Requerimos, por ello, más bien relanzar los Estados Sociales de Derecho, sobre las sólidas bases éticas y afectivas de la solidaridad. Apostar a nuevas formas de sociabilidad para una convivencia digna, es decir, donde se promuevan y respeten los derechos humanos y de la naturaleza.

Se dice que la solidaridad está en el ADN cultural de nuestro país. Y efectivamente, nuestro pueblo es solidario. Hoy se muestra en la generosa entrega de los servidores públicos, para aportar a la contención del impacto de la pandemia del COVID19. Lamentablemente, esta solidaridad se ha venido pervirtiendo por parte de gobiernos que se “solidarizan” con los que más tienen, ofreciéndoles generosas concesiones tributarias, mientras se exige solidaridad a los que tienen menos, duplicándoles los impuestos y congelando salarios por decreto. La dictadura en democracia se está quedando corta, con estas medidas antipopulares.

El país requiere, con urgencia, retomar los caminos de una verdadera solidaridad, haciendo que los ricos paguen los impuestos como ricos y a los pobres se les ofrezcan mejores oportunidades. Se requiere, eso sí, un Estado cimentado en un adecuado régimen de justicia tributaria, que no ofrezca concesiones de privilegio a ningún sector, como se viene haciendo, al permitir las evasiones, elusiones y otorgar exoneraciones y amnistías a las grandes empresas nacionales e internacionales.

Así las cosas, no hay razón que justifique no aspirar a salarios y pensiones dignas. Es decir, volver a la política de salarios crecientes y apuntalar los regímenes públicos de pensiones, atendiendo a criterios de solidaridad, sostenibilidad y equidad.

Más que reactivar la economía, se requiere reactivar la solidaridad y la justicia social. El modelo neoliberal de crecimiento sin equidad distributiva es inviable, tanto humana como ecológicamente. El cuento de la reactivación económica es como el viejo cuento de los Programas de Ajuste Estructural que nos iban a convertir en el “primer país desarrollado de América Latina” (Oscar Arias). Por favor, hay que ser más serios, no estamos para repetir los errores de la historia, sino para corregirlos.

Tenemos un gran reto por delante: recuperar el verdadero espíritu y significado de la solidaridad, para relanzar nuestro Estado Social de Derecho.

(*) Alvaro Vega Sánchez, sociólogo.

[1] https://www.efe.com/efe/america/economia/chicago-boys-los-economistas-que-hicieron-de-chile-un-bastion-neoliberal/20000011-4200772

[2] Cfr. Informe de la OIT “La reversión de la privatización de las pensiones. Reconstruyendo los sistemas públicos de pensiones en los países de Europa Oriental y América Latina (2000-2018)”.

[3]https://www.monumental.co.cr/podcasts/matices-programa-del-02-de-junio-del-2020/

[4]  https://www.world-psi.org/es/estudio-de-la-oit-revela-quiebra-de-pensiones-por-privatizacion

 

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4 COMENTARIOS

  1. Los propositos muy cristianos.Lo mismo que las intenciones.Lo que no dice es de donde va a salir el dinero para poder llevar a cabo lo deseado.Mas ahora en estos tiempos,totalmente endeudados,en su gran mayoria con los fondos de pensiones de la Caja,los bancos estatales,las instituciones estatales,FMI,BID,BCIE. El estado a traves de Hacienda sale a captar dinero,emitiendo bonos ,pagando intereses, de las instituciones mencionadas,y con ese dinero paga planillas y transferencias.De ese circulo no salen nuevos dineros,pues el estado como no explota minerales,no tiene ingreso alguno,si no es de cobrar impuestos a la empresa privada y a la ciudadania.Para que ella pague mas impuestos y engrose las arcas del estado debe existir un ambiente economico robusto, de incentivo a la creadora de riqueza que es el empresariado,pues ya sabemos que sin cacao no hay chocolate.
    Simplemente Costa Rica ha venido viviendo mas alla de sus medios,y con la pandemia bajo la marea descubriendo al estado totalmente chingo.

  2. El mundo cambio luego de la pandemia.Hemos visto que lo único que sigue funcionando económicamente son las zonas francas.Mantienen miles de empleados con buenos sueldos, y son puntuales en sus obligaciones con el Seguro Social,lo cual las hace importantísimas para el flujo de caja. Ampliar las zonas francas y convertir las universidades y tecnológicos en piezas fundamentales para la preparación del costarricense del futuro son claves para nuestro desarrollo.Mas ingles,mas ingenieros y mas carreras adaptadas a las nuevas tecnologías es el camino al futuro.
    Los que se resistan al cambio quedaran rezagados.

  3. Los profetas del fatalismo, sin haber leído el artículo, proclaman ahora su entusiasmo por la utopía neoliberal: un paraíso para los empresarios evasores del fisco donde seguirán pagando salarios miserables y haciendo lo que les da la gana, no es tan idílico el asunto de las zonas francas y loa beneficios para el país. Se busca convertir a las universidades en fábricas de graduados palurdos, está bien lo del inglés para relacionarnos y compartir conocimientos con muchos pueblos de la tierra que la tienen como su lengua materna, pero eso del inglés para leer etiquetas no es más que una repetición de los tiempos de la esclavitud donde los africanos traídos por la fuerza a América aprendían a hablar un pidgin o lengua empobrecida (del inglés, el castellano o el francés) para las necesidades de sus amos. Se le asoman las orejas al totalitarismo neoliberal.

  4. Esos Chicago Boys que impusieron en Chile y en Argentina, durante los años ochenta un supuesto «régimen de pensiones de capitalización» tienen a miles de «ciudadanos de oro»(eufemismo) de esos países viviendo la miseria más grande. Sencillamente los han estafado, les jinetearon su plata y literalmente saquearon esos fondos, durante más de tres décadas. Hoy hay una lucha desesperada de los pensionados chilenos donde se busca que devuelvan al menos el 10% de los fondos de las AFP o sistema de capitalización de pensiones, devolución que ha sido aprobada por la Cámara de diputados y ahora se discute en el Senado mientras el empresariado y la ultraderecha amenazan con un nuevo golpe de Estado, hay grandes semejanzas con los ROP de este país que la superintendente de pensiones Rocío Aguilar se niega a devolver. En Costa Rica dentro del nuevo orden postpandemia se preparan para saquear todos los fondos de pensiones, empezando por el de la CCSS que han venido «ordeñando» y amarrándole el perro desde hace varías décadas.

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