viernes 29, marzo 2024
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Evocaciones de una Universidad Pública (IV) junio-julio 2012

A la memoria de Guillermo Villegas Hoffmeister, un gran amigo de mi juventud.

VII

No hubo necesidad de que se concretaran las peores premoniciones contenidas en aquella extraña, inquietante, y en muchos sentidos fascinante obra literaria del recientemente fallecido escritor estadounidense Ray Bradbury (1920-2012), a la que dio el título de “Fahrenheit 451”, que no es otra cosa que la temperatura a la que arde el papel, según la ficción narrativa del autor. En las páginas de esta short story, al igual que en otras obras de ficción con las que nos deleitó hace algunos años,  se hablaba de un universo imaginario en el que, para el caso específico, los libros estaban prohibidos y los bomberos, en vez de apagar incendios como sucede en nuestras ciudades y campos, tenían la tarea de descubrir y quemar los libros de aquellos temerarios que, a pesar de la drástica prohibición, continuaran teniéndolos en los escondrijos de sus hogares u en otros sitios, con lo que la era de expresión escrita parecía encontrarse en su hora postrera, dentro de lo que era mucho más que una ominosa amenaza. La impresionante falta y abandono de la lectura, por parte de las gentes de todas las generaciones, como un hecho abrumador en esta época de cambio e inicio de siglo, resulta ser algo que ha terminado por crear toda una legión de analfabetos por desuso, los que pululan por todos los parajes de nuestras sociedades y países, mirándonos con ojos de extrañeza, a los que todavía osamos abrir las páginas de un libro y disfrutar o discutir acerca de sus contenidos, todo ello dentro lo que viene a ser la exteriorización de una gran corriente social, a la que no son ajenas las nuevas generaciones de estudiantes de secundaria y universitarios, muchos de los cuales se conforman con revisar -a duras penas- la bibliografía obligatoria de los cursos, cuya aprobación buscan obtener.

Unido a todos los elementos que conforman los rasgos del panorama expuesto, cuyos componentes más visibles terminan por ser el bosquejo de un desolador paisaje en el campo de la cultura, y del pensamiento riguroso o sistemático, los que casi no se cultivan y hasta son mirados con sospecha dentro de estas sociedades de masas que, sin embargo, están conformadas por individuos que sólo buscan el éxito personal, para de esta manera ser competitivos dentro del universo hobbesiano en que nos desenvolvemos y en el que, al parecer, esperan apenas sobrevivir; nos encontramos con que hemos convertido a nuestros estudiantes en clientes, o a lo sumo, en usuarios de los servicios educativos (dentro de la usanza y los dogmas del pensamiento único neoliberal) que se imparten en los enseñaderos(como decía mi amigo el profesor Enrique Zapata, de la Sede de Limón de la Universidad de Costa Rica) o en las fábricas de titulados que han llegado a ser, de manera lenta pero sostenida, nuestras universidades públicas, para no hablar de los ámbitos en que se mueve la comercialización casi absoluta de la educación superior. Con ventaja alevosa para nosotros, estos clientes resultaron ser poco exigentes, en cuanto a la calidad de los productos que reciben y al parecer, cuanto más dinero pagan, su malicia y sentido crítico vienen a ser más pobres, falseando esta manera los dogmas neoliberales/ neoconservadores de los muchachos del CINDE y de la Academia de Centroamérica(donde se forman y anidan los gurúes del pensamiento económico y social del neoliberalismo regional), en el sentido de que (sólo) la empresa privada produce libertad y calidad…

La decadencia de la expresión escrita, y del sentido de los elementos que conformaron por siglos la llamada Galaxia Guttemberg, no sólo aparece, cada vez más notoria,  en cuanto a la lectura de textos impresos, por parte de las gentes, sino que también se traduce en la incapacidad muy extendida de poder expresar sus pensamientos e inquietudes por escrito, para el caso que nos ocupa, en nuestra lengua castellana o español de las Américas, ya que no nos expresamos a la usanza de Castilla La Mancha, ni tampoco a la particular manera andaluza de pronunciar la lengua y expresar sentimientos. Hasta ahora, casi nadie ha querido referirse a la pérdida de nuestra lengua castellana, con sus inmensas posibilidades y su gran maleabilidad para la expresión estética y el pensamiento abstracto, mientras que las esnobistas familias de la clase media y empresarial arribista nos hablan de un pretendido bilingüismo de sus hijos, ya sea en paralelo con la lengua anglosajona o hasta con el mandarín de las elites del poder en China (Desde luego, jamás con el cantonés que hablan los chinos de ultramar, y al parecer, conviven con nosotros). De esta manera, se supone que sus hijos  hablarán inglés o mandarín perfecto (¿?),  en tanto que, de manera simultánea, se empobrece su expresión en la lengua nativa o materna, al mismo tiempo que las de aquellos afrodescendientes como el inglés criollo, o las de los hijos de las etnias bribri, brorán, maleku o cabécar, ubicados en el espacio de la nación-estado de Costa Rica, que no tienen al español criollo de los valles centrales como su lengua materna, serán objeto de burlas por no hablarlo de manera perfecta(¿?), dentro de la perniciosa herencia colonial y la mentalidad colonialista que todavía nos domina, la mayoría de las veces de una manera sutil e inconsciente.

Nuestros estudiantes encuentran cada día más dificultades para formular sus tesis, trabajos de graduación o informes de clase, dada su incapacidad manifiesta para expresarse en español o castellano, de manera escrita e incluso oral, sobre todo teniendo en cuenta que hace mucho tiempo se abandonó el diccionario y la elaboración de textos escritos, de su propia elaboración en las clases de español, un hecho que al parecer se remonta la escuela primaria, lo que perjudica sus posibilidades futuras de convertirse en buenos investigadores, y a la calidad de la investigación misma en nuestra propia universidad. Es muy probable que algunos temas institucionales que nos preocupan gravemente acerca de las situaciones y problemas planteados por el plagio (un hecho del que muchos estudiantes ni siquiera parecen estar conscientes) y la incapacidad de muchos estudiantes de distinguir entre los textos de elaboración propia y los de los autores que estarían obligados a saber citar, a la hora de presentar sus informes y exámenes, sea el resultado de esta decadencia de la expresión escrita, como un gran tema de discusión que los medios académicos de nuestro tiempo no deberían eludir. Mejor ni hablar de la posibilidad del empleo de lenguas extranjeras como herramientas de trabajo intelectual.

La confusión que han creado la ciencia aplicada y el uso masivo de la tecnología, sobre todo en el terreno de la informática con sus innumerables páginas de internet, nos han llevado a creer, a pie juntillas, lo que una vez me atreví a manifestar: el hecho de que a falta de inteligencia nuestra, buenas resultan las de naturaleza artificial, de tal manera que las máquinas terminarían pensando por nosotros. Lo más grave de todo, es que olvidamos el hecho esencial de que un texto impreso en papel con tinta negra y otro en versión electrónica no vienen a ser otra cosa que versiones o variaciones de lo mismo; lo que, dicho de otra manera, significa la persistencia de la expresión escrita en el campo de la ciencia y la cultura, pero sobre todo la necesidad imperiosa que tenemos de seguir cultivándola, si queremos de verdad profundizar en el quehacer académico y cumplir con los compromisos que tenemos con los habitantes de nuestro país, tanto nacionales como extranjeros.

VIII

En esta octava entrega o apartado de este extenso documento con el que hago mi despedida formal de la UNA, después de laborar casi treinta y siete años para una institución en la que transcurrido la mayor parte de mi vida, no puedo dejar de constatar, con cierta dosis de pesadumbre, que el movimiento solidarista, tanto en escala nacional como local –hacia el interior de nuestra institución- se encuentra en plena ofensiva ideológica contra nuestro sindicato, el SITUN o Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional, de larga trayectoria y titular de la convención colectiva con la se rigen las relaciones laborales entre la universidad y sus trabajadores administrativos y docentes, en defensa de cuyos derechos el SITUN ha mantenido siempre una actitud enérgica y vigilante. No conformes con haber establecido una nueva organización de tipo mutualista con el exclusivo propósito de captar los fondos de cesantía de los trabajadores, se han dedicado desde hace ya algún tiempo a atacar, de manera sistemática, al Fondo de Bienestar Social de los Trabajadores de la institución, el que ya está cumpliendo treinta años de su creación, como resultado de acuerdos entre la UNA y el SITUN firmados en aquella época, los que se han traducido en un claro beneficio para los trabajadores y para la institución misma, aunque la asociación solidarista pretenda ahora, de manera arbitraria, que el fondo no puede manejar esos recursos de acuerdo con la decisión de los propios interesados. Estas actitudes perjudican a los trabajadores que han decidido, con pleno derecho, manejar sus recursos de cesantía traspasados por el patrono a la organización que el trabajador decida escoger (el Fondo, la Coopeuna o la propia asociación solidarista) y se constituyen una especie de guerra y de competencia desleal en perjuicio de muchos compañeros, lo que resulta a todas luces inaceptable. Las interpretaciones confusas e interesadas de algunos aspectos de la convención colectiva (relativos a estos temas), un documento renegociado y firmado el año anterior, entre la actual dirigencia del SITUN y la administración universitaria han ocasionado, al parecer un cierto atraso en la aplicación de algunos aspectos de esta herramienta tan importante en las relaciones laborales, la que ha estado en proceso de homologación ante el ministerio de trabajo, durante los primeros meses del presente año.

Resulta de primordial que las jóvenes generaciones de trabajadores universitarios participen en las tareas sindicales, incorporándose para ello a procesos de formación en la materia y a la participación efectiva en la conducción del SITUN, una organización que resulta imperativo fortalecer, ya que a diferencia del solidarismo y su pretendida armonía obrero-patronal, con sus arreglos directos y no la firma de convenciones colectivas, como en el caso nuestro. Esos arreglos constituyen un instrumento con el que se terminan perjudicando los derechos y conquistas de los trabajadores, mientras que el sindicalismo crea las condiciones para una convivencia democrática y de respeto que consolide los derechos de las partes que intervienen en la relación laboral, a través de la figura del contrato colectivo de trabajo. Salud compañeros (as) del SITUN sigan adelante con esa tarea con fuerza, optimismo y determinación.

No debemos olvidar el importantísimo papel que han jugado las organizaciones sindicales en la defensa sistemática de los derechos de los trabajadores, tanto a escala nacional como planetaria, con acuerdos en materia laboral relativos a derechos, a temas de salud laboral y otros de no menor importancia, todo ello hacia el interior de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), creada en 1919 y que tiene su sede en la ciudad de Ginebra- Suiza, como resultado de la toma de conciencia sobre las deterioradas condiciones de vida de clase trabajadora que se produjo al concluir la Primera Guerra Mundial, con toda su secuela de crímenes y horrores. Debemos estar orgullosos de nuestra organización sindical de trabajadores universitarios y contribuir, eso sí a la extensión del sindicalismo hacia los trabajadores de la empresa privada, para que ellos también tengan convenciones colectivas,  ya que conforman un grupo laboral que disfruta de muy pocos derechos políticos y sociales, dentro de una nación y una sociedad que dicen ser democráticas, pues todo este orden de hechos negativos los convierte en ciudadanos de segunda y hasta de tercera dado el régimen represivo y arbitrario, en el que se mueve no solo su vida laboral, sino la que se refiere a sus derechos cívicos y a otras decisiones importantes en su vida en general. Los ideólogos del régimen imperante sueñan con que los dogmas del pensamiento único liberal se apliquen a rajatabla para llegar a un mundo sin sindicatos, en el que en vez de salarios mínimos existan sólo salarios máximos castigando a los patronos que quisieran pagar más por la fuerza de trabajo, tal y como sucedía dos siglos atrás en las primeras naciones europeas que emprendieron el camino de la industrialización en gran escala. Fuerza laboral barata y sin derechos sociales y políticos parece ser la consigna (no tan oculta) de los ideólogos de la derecha delirante que busca revertir hacia atrás la rueda de la historia.

Se ha querido, de manera alevosa y reiterada, culpar a los trabajadores del sector público de los graves problemas que experimentan algunas de las más importantes instituciones de nuestro país, como si fueran ellos los que diseñaron estrategias de mediano y largo plazo para destruirlas y desmantelarlas desde adentro, una vez que las han desprestigiado y saqueado en provecho propio. Tal ha sido el caso del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), la Junta Administrativa para el Desarrollo de la Vertiente Atlántica (JAPDEVA) y la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), por lo que debemos estar alerta para defenderlas o, en caso contrario, para convertirnos en un país de vasallos del capital transnacional, algo así como gentes inferiores o de segunda clase. Como decía don Daniel Oduber Quirós, expresidente de la república (1974-1978), no tenemos por qué regalar las instituciones que son patrimonio de todos los costarricenses y han sido creadas con su esfuerzo. Los que, al igual que en Europa, solo les interesa salvar a los banqueros que han hecho administración fraudulenta, empleando fondos públicas que nunca volverán y no en mejorar las condiciones de vida de la población, fomentando el mercado interno con políticas de empleo y mejores salarios son nuestros enemigos y no debemos llamarnos a engaño, creer en sus mentiras puede costarnos hasta la vida dada su indolencia e indiferencia hacia las necesidades más sentidas de la población, especialmente en materia de educación y salud.

(*) Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor.

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4 COMENTARIOS

  1. Mario Valverde Montoya: Otra generación. La de los medios digitales y audiovisuales. La letra y los libros es para un porcentaje reducido, siempre lo ha sido. Ahora es mayor. La nueva generación vive a mil imágenes por hora. Nosotros le cansamos con nuestra lentitud informático y a nosotros nos incomoda su falta de humanidad y compromiso social y político y reflexión filosófica.. No hay marcha atrás.. Nuestra tribu va en vías de extinción o,? DE EVOLUCIÓN para bien o para mal?

  2. Jorge Majfud REBELION: «Mientras ellos presumen de la libertad (y la vida) que le quitaron a sus hermanos en países acosados, en Florida los profesores de secundarias han comenzado a rodear sus bibliotecas con las cintas amarillas que usa la policía para cerrar las áreas donde se cometió un asesinato. La cultura ya no es un campo de batalla sino la escena del crimen. En algunos casos, antes de ser removidas, las bibliotecas son cubiertas con cartones para evitar que algún joven estudiante acceda a algún libro prohibido por la nueva inquisición estatal liderada por el gobernador y serio candidato a la presidencia de este país en 2024.
    Una larga lista de libros ha sido prohibida en varios estados. Peor aún, se ejerce la autocensura apostando al miedo de aquellos que podrían ser sancionados o podrían perder sus trabajos si alguien descubriese que en su biblioteca de clase hubiese algo fuera del nuevo marco de la ley aprobada por una horda de representantes que es incapaz de mantener un debate mínimo sobre la historia de su propio país.
    Como esto es un nuevo récord del absurdo, algunos recurren al inocente argumento de que las nuevas leyes pretenden proteger a los jóvenes de la pornografía. Si se refieren a la historia de la esclavitud, a las violaciones sistemáticas de los amos blancos a sus jóvenes esclavas antes de linchar a algún hombre de su familia; si se refieren al racismo o al robo continuado de la clase trabajadora (esa que tiene miedo de llamarse “clase trabajadora” como los esclavos evitaban llamarse a sí mismos esclavos), pues sí, es muy pornográfico. Pero el argumento se desmorona sólo con mirarlo. Por algo no se ha prohibido el uso de celulares, que es de donde los niños consumen pornografía comercial (negros sobre blancas) en las escuelas, sino que la prohibición ha recaído en la enseñanza de cualquier cosa referida al racismo (la palabra imperialismo no ha llegado ni al horizonte de los Torquemada). Es decir, se ha prohibido por ley cualquier aspecto central y constitutivo de la historia de este país, “para no herir la sensibilidad de los jóvenes blancos” y “proteger la libertad de sus padres” a que se les enseñe el dogma de la casa (que, se asume, es la historia oficial y patriótica del gobernador), no la historia real.
    Las bibliotecas siempre fueron peligrosas y han sido siempre las primeras víctimas de los fanáticos iluminados, desde la antigüedad hasta la censura estalinista, la quema de libros en la Alemania nazi y las múltiples y diversas dictaduras fascistas de África y América Latina, satélites de los imperios privados y estatales del Norte. En esta etapa, el fascismo presume de ser el campeón de la libertad. ¿Qué podemos esperar de los medios comerciales, principales instrumentos del poder censor que repite hasta la intoxicación la palabra libertad?
    La historia oficial está construida más de olvidos que de memoria, y quienes usan estos mitos sociales, siempre más poderosos que la realidad, apuestan por lo seguro en el mercado electoral. Por eso suelen ser exitosos y, en la cultura consumista, si uno es rico y exitoso es también dueño de la verdad.
    A ese absurdo totalitario, como en muchos otros países, llaman patriotismo. Este fanatismo no es muy diferente al que creó el mito del Destino manifiesto en el siglo XIX. Como es natural y necesario, ahora el mito cambió de vestimenta, de maquillaje y algún que otro adjetivo.
    El crimen siempre paga. La censura por ley. El olvido por complicidad. La omisión por conveniencia. El insulto por mediocridad. La sumisión por cobardía. Todas esas miserias humanas tarde o temprano tienen su recompensa. Recompensa contante y sonante, como las treinta monedad de plata de Judas. De otra forma, si el mundo fuese diferente, los críticos del poder serían “ricos y exitosos” y los mercenarios serían “pobres y fracasados ―dangerous bitter losers!”

  3. LA ESTRATEGIA DEL OLVIDO.
    Por Jorge Majfud | 01/02/2023 | EE.UU.
    Fuentes: Rebelión
    Las bibliotecas siempre fueron peligrosas y han sido siempre las primeras víctimas de los fanáticos iluminados.

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