viernes 29, marzo 2024
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Manuel Mora y los comunistas: Teoría y táctica de la Revolución Social en Costa Rica (I) 1935-1940

Primera  parte

Los años de década de los 30 hacia la guerra civil de 1948, son los años de la construcción de las organizaciones sociales, del crecimiento de los movimientos sociales y de la formación del Partido Comunista, es por esto que es importante volver a pensar las luchas sociales para comprender adecuadamente la vanguardia y liderazgo, y la visión política que nos hereda el partido comunista, sus líderes y el secretario general, Manuel Mora Valverde.

El contexto nacional en vísperas de las alianzas de la década de los 40.

En vísperas de importantes cambios en la teoría y táctica políticas,  que el  Partido Comunista de Costa Rica, va a iniciar en 1935, los obreros bananeros de la United  Fruit Company, en el Atlántico, Provincia de Limón, en agosto de 1934 declaran huelga general,  dirigidos por Carlos Luis Fallas, a quién eligen como  Secretario general del Comité de huelga.

Esta huelga, en    la que participan más de 10.000 obreros, se convierte en el movimiento obrero más grande y  más importante de las luchas sindicales en la Historia de nuestro país y del caribe.

Como resultado de la huelga logran:

  1. Mejores condiciones de trabajo, botiquines, sueros Butantán para la picaduras de culebra y Quinina para la malaria, mejorar la salubridad pública,
  2. Mejores condiciones de salarios para los obreros; pago en moneda nacional y no en boletos
  3. Dispensarios de primeros auxilios, y mejores condiciones habitacionales
  4. Derecho a tener sindicato que los representara en sus demandas.

En  esa Huelga participan  los miembros de la Comisión Política del P.C.C.R.: Carlos Luis Fallas Sibaja, Arnoldo Ferreto Segura,  Jaime Cerdas Mora, y por su puesto Manuel Mora Valverde quién,  como Diputado interviene en las negociaciones directamente con el Presidente de la República, Don Ricardo Jiménez Oreamuno.

Esa gran huelga obrera tuvo una especial trascendencia en el fortalecimiento  del Movimiento Obrero, fortaleció al Partido y proyecto a sus dirigentes como importantes líderes obreros. Inspiró confianza y conciencia de la fuerza del movimiento obrero: se desarrolló un movimiento nacional solidaridad, unificó a los obreros de diferentes nacionalidades y razas, el ejemplo hizo que se desplegaran otras huelgas entre los obreros del café en Turrialba y le siguieron otras huelgas menores, no por eso menos importantes, como las huelgas de más de 1000 zapateros, huelgas de sastres, panaderos y otras

Entre 1935 y 1940 se extendió la lucha contra la expansión de la Yunai, contra los privilegios que exigían para trasladarse al Pacífico Sur, provincia de Puntarenas en 1936, donde llego acaparar alrededor de 5.000 has.

La lucha revolucionaria no es rectilínea. Son muchas las vicisitudes que enfrenta. Las alianzas son una política esencial de esa lucha.

Las alianzas tácticas, estratégicas, coyunturales, el tipo de tareas y objetivos programáticos que se definan, están marcados por un contexto político nacional e internacional concreto.

Después de esas importantes luchas sociales en la segunda mitad de 1934, en 1935 se inicia para el PCCR un nuevo periodo de elaboración y acción política.

Este nuevo periodo comprendido entre 1935 y 1940, el Partido Comunista de Costa Rica, ahora, con una importante influencia entre obreros y campesinos,  hizo cambios importantes en su teoría  y táctica, no solo por la influencia que ejercieron los acuerdos del VII congreso de la Internacional Comunista, sino también como resultado de la reflexión y madurez política que comenzó a exhibir el joven Partido.

En la década de los 40 del siglo pasado, los comunistas, por un lado, concertaron alianzas hacia la derecha con políticos democráticos y católicos progresistas, y por el otro, hacia la izquierda en alianzas con trabajadores y campesinos organizados en sindicatos, cuyas organizaciones crecían bajo la influencia de los comunistas,

En el periodo entre 1940 y 1948, hubo aliados y aliados potenciales que se quedaron en el camino. Otros actuaron con vacilaciones y oportunismo, otros traicionaron. La alianza que va a perdurar hasta el final de la Guerra Civil fue aquella que se estuvo construyendo con los trabajadores organizados, la Confederación de  Trabajadores de Costa Rica. (C.T.C.R.) y sus más de 50 sindicatos, los cuales lucharon por la Reforma Social y cada una de sus leyes, y luego defendieron con las armas durante la Guerra Civil de 1948.

En los albores de las alianzas entre los comunistas, el Partido Republicano y el  Arzobispo de la Iglesia Católica, Monseñor Víctor Manuel Sanabria, cabe destacar los siguientes hechos y acontecimientos:

  1. León Cortés, Presidente durante 1936-1940, llegaba al fin de un gobierno represivo y muy reaccionario, al grado de que en las elecciones “amañadas y fraudulentas” de 1940 propició que se anulara la elección de Carlos Luis Sáenz como diputado del Partido Comunista de Costa Rica. El Partido continuó con un solo diputado propietario, Manuel Mora Valverde.
  2. En diciembre de 1935, el dirigente Comunista, Arnoldo Ferreto regresa a Costa Rica después de asistir a una reunión del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en el cual se conoció y discutió el informe de las resoluciones de la VII Internacional Comunista celebrada a mediados de ese año en Moscú, a la cual asistió como delegado Rodolfo Guzmán, quien se quedó estudiando en la Escuela Internacional del Partido Comunista de la Unión Soviética.

Como parte de ese informe, Arnoldo expuso que había que “modificar considerablemente toda la concepción del Partido, abandonar manifestaciones sectarias, menosprecio a los valores nacionales y las tradiciones democráticas de nuestro país, actitudes que no tenían nada que ver con el Marxismo-Leninismo. Tenemos que aprender a concertar acuerdos o pactos con partidos burgueses democráticos. Forjar un amplio frente democrático para impedir un régimen fascista…” (“Vida Militante”, A. Ferreto, 1984).

  1. En vísperas de las elecciones de 1936, León Cortés era el candidato de los sectores más reaccionarios a Presidente de la República , mientras Octavio Beeche era el candidato demócrata burgués y Carlos Luis Saénz, el candidato de los comunistas. Arnoldo Ferreto, bajo la influencia de las resoluciones del VII Congreso de la Internacional Comunista y en busca de alianzas de contenido antifascista y para salvaguardar las libertades y tradiciones democráticas -que se suponían en peligro con un eventual triunfo de León Cortés, a quien se consideraba un reaccionario fascista- propone retirar la candidatura comunista de Carlos Luis Sáenz y apoyar a Octavio Beeche, a quien lo consideraban un político democrática burgués. Esa propuesta no prosperó, era diciembre de 1935, un mes antes de las elecciones de 1936.

Triunfo  León Cortés, su gobierno fue obcecadamente represivo y reaccionario. Se ensañó, persiguió y despidió a los comunistas que trabajaban en el Magisterio e instituciones públicas, no obstante lo cual, el Partido no lo consideró como un gobierno fascista. Pese a eso, creo que los hechos represivos, arbitrarios, el fraude electoral pisoteando el sufragio, destituyendo autoridades electorales, su complacencia y simpatía con las colonias de alemanes e italianos simpatizantes y militantes del nazi fascismo lo señalan como tal. Las colonias alemana e italiana tenían la tolerancia de León Cortés y un centro de operaciones y reuniones con los símbolos nazi fascistas en una finca privada en Tres Ríos, carretera vieja hacia Cartago.

Al estudiar más detalladamente la Historia del periodo 1935-1940 concluyo,  que el Gobierno de León Cortés fue un gobierno con rasgos propios de un régimen fascista.

En el Semanario “Trabajo” de esos años ( 1936 1940) podemos encontrar mucha información sobre la aguda lucha política  de clases que se libra en esos años y sobre las denuncias de lo que arriba anoto.

En 1938 hay elecciones de medio periodo, los comunistas continuaban participando con el nombre de Bloque de Obreros y Campesinos en virtud de que cuando quisieron inscribir el PCCR para las elecciones de 1932, el Congreso rechazo la inscripción del nombre; Partido Comunista y para siempre. Para estas elecciones  no hubo alianzas.

Elecciones  igualmente virulentas, fraudulentas y amañadas, tal era la costumbre de los gobiernos de turno: orquestar el fraude contra el adversario, en este caso, los comunistas. Pese a eso, el PCCR logra dos diputados: Carlos Luis Sáenz y Manuel Mora Valverde, quien es reelecto. Además, fue elegido un gran número de regidores en todo el país. León Cortés, irrespetado el libre derecho al sufragio, destituye por decreto al “Gran Consejo Electoral” presidido por el Intelectual e Historiador  Ricardo  Fernández Guardia,  y  nombra un Consejo por su cuenta, con la tarea de modificar la declaratoria de elección y anular la credencial de Carlos Luis Sáenz. El Partido seguirá con un solo diputado.

  1. Dentro de la línea iniciada por el VII Congreso de la I.C. puedo interpretar que el P.C.C.R. se propone modificar la “Concepción general del Partido y abandonar manifestaciones sectarias”. (A. Ferreto)

En junio de 1936, el Comité Central del P.C.C.R., dentro de la línea del VII Congreso de la Internacional Comunista, que se venía analizando desde diciembre de 1935 y procurando poner en práctica, adopta resoluciones y  nuevas orientaciones políticas que reflejan un estado superior de conciencia revolucionaria, mayor madurez ideológica y política, mayor comprensión de la realidad nacional e internacional.

Se plantean modificaciones tácticas, programáticas y postulados doctrinarios más claros, los que se resumen  de la siguiente manera:

“Los comunistas no somos enemigos de la democracia,   ( expone Manuel Mora lo que dijo el Comité Central del P.C.C.R. en 1936 )  nos oponemos a importar fórmulas revolucionarias, los problemas del país deben resolverse a partir del estudio serio de la realidad nacional, no somos religiosos, ni somos anti religiosos, respetamos las grandes y nobles tradiciones nacionales. No somos enemigos de la pequeña propiedad, la gran propiedad debe limitarse y reglamentarse en beneficio del pueblo, no somos enemigos de la familia, a la familia hay que dotarla de recursos y oportunidades para que su vida tenga sentido humano. Somos enemigos del crimen y del terror como sistema social. Creemos únicamente en la acción de las masas preparadas y organizadas como medio eficaz de combate”  “Discursos” Manuel Mora Valverde 1934 1970. Pag 98

El Comité Central deja de lado proponerse en este periodo una revolución socialista y menos hablar de dictadura del proletariado como forma de organización del Estado, si bien los postulados de la lucha de clases siguen vigentes, pues la realidad así lo obliga. La lucha de clases se va a agudizar en la siguiente década, va a tornarse muy violenta en el combate por una revolución social y democrática sin precedentes en América Latina y que en Costa Rica tendrá como desenlace la Guerra Civil de los 40 días: 12 de marzo al 22 de abril de 1948.

“Como marxistas que somos, agrega el Comité Central, investigamos y acatamos la realidad nacional. Si alguna vez no hemos estado dentro de esa realidad, habrá sido por error o por inexperiencia, nunca por mala fe.”

El PCCR no está renunciando a ser comunista, marxista-leninista ni al internacionalismo proletario, es   una fuerza política revolucionaria en la lucha de clases y contra la explotación de un sistema con relaciones capitalistas de producción dominantes y de  resabios de explotación semi feudal y semi colonial (grandes hacendados, café, caña, ganado, latifundistas y grandes compañías extranjeras acaparando tierras por encima de la soberanía nacional, ejerciendo  la explotación sobre los trabajadores que vivían en condiciones paupérrimas.

El Partido se propone transformar ese sistema, para lo cual cuenta con nuevas orientaciones; se propone desarrollar una adecuada política de alianzas, promover la movilización popular, fortalecer las organizaciones sindicales y desplegar la lucha ideológica y política por los medios que le era posible hacerlo: el Parlamento, la prensa partidaria, discursos y folletos, en fin, propaganda y agitación para elevar la conciencia revolucionaria de las masas.

La declaración fue un importante paso en la superación de posiciones sectarias y dogmáticas, una clara decisión de ampliar y flexibilizar la línea política, para avanzar en esos propósitos revolucionarios.

(*) Lenin Chacón Vargas, militante del Partido Vanguardia Popular y del Partido del  Pueblo Costarricense, 1961 – 1991.

 

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3 COMENTARIOS

  1. Como acertadamente lo señalara K. Marx:
    «Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo».
    En algún momento las nuevas generaciones sin sectarismos tomarán esa senda.

  2. Presentar los componentes para hacer un análisis de una especificidad histórica es la tarea de suyo difícil que emprende Lenin Chacón Vargas en este artículo: tal fue el caso de la noción del “comunismo a la tica” dentro de la izquierda costarricense, como algo esencial de lo que fue una elaboración sustancial del joven Manuel Mora Valverde y de algunos de sus compañeros más cercanos(un tema que debería ser investigado y analizado en detalle), la que le permitió sortear el difícil contexto sociohistórico(local, regional y mundial) de la década de los 1930, con los fascismos en ascenso en Europa, por un lado y con un estalinismo desbordado que se lanzó, durante esos años, a la dinámica de las purgas y los terribles procesos de Moscú. Es por eso que tengo la impresión que el Partido Comunista de Costa Rica in statu nascendi no fue tan cominterniano, a partir de esa inteligente fórmula del “comunismo a la tica” (aunque Lenin Chacón no lo diga así), como una interpretación del contexto en que sus líderes y su militancia habrían de actuar en lo sucesivo, en realidad lo que fue una especie de vector para su futuro accionar. En lo esencial, este es para mí el gran aporte de Lenin Chacón Vargas en esta primera parte de su artículo, si bien se limita a explicitar sólo el contexto nacional, donde toma como punto de partida la gran huelga bananera de 1934, la más grande en toda la región del Caribe. No es afortunada la periodización 1935-1940, escogida por el autor de este artículo, a la que no se atiene y hace consideraciones que van mucho más allá de ella, adentrándose en la convulsa y decisiva década que se inicia en 1940, con escenarios muy cambiantes y una conflictividad social y política crecientes. El reconocimiento de Manuel Mora Valverde de que la izquierda o el comunismo costarricense no son enemigos de la democracia, tan bien destacado por Lenin en su texto, es algo digno de un análisis más detenido y profundo, a la vez que constituye uno de sus aportes más significativos, en esta primera parte. ¿No hemos sido acaso los de la izquierda los que siempre hemos luchado por la democracia en este país, mientras la derecha alardea de una tal democracia que nunca respetó, dando lugar a grandes atropellos a los derechos sociales y políticos de las mayorías populares? Lenin Chacón debería ahondar en ese pensamiento sobre la democracia, el que va mucho más allá de la llamada democracia representativa, tan propio del liberalismo decimonónico.

  3. El irrespeto hacia los derechos electorales de la izquierda, y del naciente partido comunista o Bloque de Obreros y Campesinos de aquella época, por parte de la administración de León Cortés Castro, un gobernante autoritario y con reconocidas simpatías hacia el fascismo alemán y el español franquista, se expresó en la anulación de la credencial de diputado electo, del prestigioso intelectual Carlos Luis Sáenz, quien la había obtenido legítimamente, en las elecciones de medio período, de febrero de 1938, las que Cortés anuló. Lenin Chacón lo destaca en esta primera parte de su artículo, valga recalcarlo a manera de ejemplo, en cuanto a la hipocresía y poco apego a la democracia del establecimiento político en este país.

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