martes 23, abril 2024
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Cerró “la Prensa Libre”, ¿Cuál sigue?

De Cal y de Arena

La empresa editora del periódico La Prensa Libre tomó la decisión de cerrar las operaciones de este ya decano del periodismo nacional, a causa de los impactos de la pandemia del covid-19 que hicieron imposible sostenerlo económicamente. Profunda, devastadora y todavía sin atisbos de enmienda, la crisis también económica desatada por este coronavirus ha sido el tiro de gracia para este veterano que acumuló 131 años en las lides de las comunicaciones colectivas.

Los registros acusan la acumulación de una cantidad importante de empresas fallidas, unas grandes, otras medianas, otras pequeñas. La pandemia no se detiene ante nada ni ante nadie, impetuosa, desafiante, imbatible por lo pronto. Mientras la ciencia no ponga la vacuna al alcance de las sociedades –todas las sociedades-, el azote seguirá avanzando por allí por donde le abren paso la imprudencia y la tozudez de quienes no quieran respetar los protocolos de prevención dictados por las autoridades sanitarias.

La Prensa Libre ha tenido que cerrar, vencida por la asfixia de una economía devastada en cuestión de meses pero que  mostraba mucho antes signos de paulatina pérdida de vigor y vitalidad, particularmente en lo que respecta a las finanzas públicas y al sostenimiento de una estructura institucional propia de otros tiempos. Muchos actores de nuestra economía han quedado en el camino, de lo que hablan la escalofriante explosión del desempleo, la pérdida de ingresos fiscales y los pagos por servicios públicos. ¿Acaso no también por la caída en los flujos de publicidad inserta en los medios de comunicación social?.

Cabe preguntar, entonces, ¿de las empresas periodísticas, cuántas están atravesando un mar de dificultades por ello, en ese mismo contexto en que ha vivido sus últimos días el decano de la prensa nacional? Basta con repasar las páginas de los diarios escritos para constatar cuán ayunas de publicidad están. Lo mismo en los medios de comunicación formales que se transmiten por radio y por televisión. De poco valen los malabares que se multiplican en un esfuerzo vano por disimular esta realidad. Entonces, ¿cómo van a sobrevivir, cómo preludian el tránsito hacia un futuro sin covid-19 y sin músculo operativo?.

Y ese es el gran peligro para la calidad de la información periodística: la fragilidad de sus finanzas les crea una cierta vulnerabilidad a la hora de desempeñarse con la independencia y la autonomía de voluntad indispensables para cumplir con su principal misión de informar de los hechos con sujeción a la verdad.

Un complicado pulso entre quienes quieren por convicción someterse a las reglas de la deontología de la profesión y quienes quieren ver un momento propicio para dar el zarpazo a la prensa independiente.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

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9 COMENTARIOS

  1. Suscripciones,suscripciones y suscripciones, es la unica salida.
    No hay negocio que pueda aguantar ,salvo que tenegan un mecenas, como Crhoy con el banquero Baruch, o bien Semanario Universidad que tiene al FEES detras,con los impuestos de los costarricenses.
    De ahi en adelante todos tienen que jugarsela,y si habran muchos que cierran ,luego de la ilusion de ser medios independientes por un tiempo.
    Facebook,Amazon,Google,Apple, se comieron la publicidad que antes se repartian entre los medios locales.
    Usted don Alvaro sabe como trabaja el negocio.

  2. Los medios de comunicación grandes del país tiene detrás una agenda política, no son veraces, cualquier persona con mentalidad crítica nota que es muy obvio.
    Creo que es la era de la prensa independiente, volvemos a los tiempos donde los periodistas van a tener que arrollarse las mangas, y salir a la calle a buscar la noticia, hacer investigación, cosa que ya parece no existe, el periodismo se volvio como una jaula de loras, repetir las mentiras y amarillismo que los medios grandes y sesgados se inventan.

  3. Yo los llamo medios de información. No son medios de comunicación. Y la mayoría son una bola de sometidos a los poderes político-empresariales. Irán cayendo uno a uno. Ya se escucha de uno allá por Calle Blancos, que está sorteando una serie de «cositas» en contubernio con políticos corruptos. Traidores a la Patria eso es lo que son.

  4. Desde chiquillo, cuando este periódico llegaba a mi pueblo, Naranjo de Alajuela a las 5 pm en la cazadora de don Toño Araya, que de hecho era manejada por el papá de Rolando y Johnny, leía con avidez sus comentarios. Muchos años más tarde, empecé a escribir artículos, bisemanales, gracias a don William Gomez (q.e.p.d.), ya hace pocos años se cambió a formato digital y ahora lo cierran. Creo que este periódico, muy sano para la Democracia costarricense, estuvo subutilizado comercialmente, fue una lástima porque su lema: La Prensa Libre, libre y veraz, era realmente cierto. Que lástima, porque era a mi gusto lo mejorcito que había. Quizá la República pudo haber sido similar, no obstante se dedicó a la publicidad y finanza, aunque sin duda muy interesante.

  5. Sigue crhoy con su campaña, manejando sus intereses de acuerdo a su agenda, como buen medio de comunicación. Tanto que han criticado a La Nación por manipular la información a su antojo y están haciendo exactamente lo mismo. Normalmente, la gente comenta con solo leer el titular de la noticia y los medios lo saben. Ponen un titular “atractivo» para provocar la indignación de la población y así llevar agua a sus molinos. Muy parecido a lo que hacen los políticos, que solo les interesa generar controversia para figurar. No voy a defender ni a La Nación y mucho menos al gobierno, pero si es importante hablar del mercado de capitales costarricense: en dos platos, no tenemos un mercado de capitales!! Desde un punto de vista estrictamente técnico, los portafolios de inversión que administran las operadoras de pensión deben ser diversificados, esto es lo que nuestros abuelos siempre han dicho de “no poner todos los huevos en la misma canasta». Como en Costa Rica no tenemos un mercado de capitales desarrollado, las opciones de inversión, fuera del sector público, prácticamente se limitan a invertir en bancos privados, cooperativas de ahorro y crédito, mutuales y La Nación y Florida Ice and Farm, como emisores debidamente autorizados para emitir bonos de deuda en el mercado local costarricense. Alguna gente, con desconocimiento total, se atreven a decir que la plata de nuestras pensiones no puede ser invertida en el sector privado. Más del 80% de la plata del IVM (pensaría que más del 90%) y en promedio más del 70% de la plata del ROP está invertida en bonos de gobierno y para nadie debe ser noticia que la situación financiera del gobierno es delicada, la posibilidad que no pueda pagar los bonos es sumamente alta, o que se vean forzados a renegociar las condiciones de los bonos, en condiciones que serán claramente desventajosas para los tenedores de dichos bonos. En otras palabras, nuestras pensiones están en riesgo, porque ni el IVM, ni las operadoras de pensiones complementarias han diversificado adecuadamente los portafolios de inversión.
    No tiene absolutamente nada de malo y así funciona en todo el mundo, que una empresa capte recursos en el mercado de capitales para financiar sus planes de expansión o un proyecto en particular, como lo hizo La Nación. Esto en ninguna parte del mundo es noticia. Cuando La Nación colocó las emisiones de deuda, claramente indicó para que utilizaría los recursos. El IVM, como cualquier operadora de pensiones, tiene un comité de riesgos que analiza cada inversión y La Nación cumplía los requisitos para invertir ahí. Con el tiempo, la situación financiera de La Nación ha ido cambiando, lo cual provocó que los bonos perdieran la liquidez que podrían haber tenido en algún momento y si el IVM hubiera querido vender anticipadamente los bonos, habría tenido que aceptar un descuento importante en el precio de los bonos y asumir la pérdida. El mercado de capitales tiene que desarrollarse en Costa Rica y unos de los grandes llamados a desarrollar el mercado son las operadoras de pensiones, porque son los inversionistas más grandes del país. Ante las pocas posibilidades de diversificar los portafolios, a nivel local, que tienen las operadoras, la opción es invertir en mercados internacionales. No es mejor que las operadoras inviertan en las empresas privadas locales, en lugar de las empresas privadas internacionales? Desde un punto de vista de diversificación de riesgo, deberían invertir tanto en las empresas locales, como en las internacionales. Además, las operadoras deberían estar financiando los grandes proyectos de infraestuctura que requiere el país. No sería mejor que la Ruta 27 fuera concesionada a las operadoras en lugar de a una empresa internacional? Nuestras pensiones tendrían un mejor respaldo que los bonos de un gobierno quebrado.

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