jueves 25, abril 2024
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Reactivación económica sin reactivación social

El estallido que estamos viviendo es una respuesta desesperada de una ciudadanía que ha visto cómo se le han venido violentando sus derechos sociales: empleo decente, vivienda digna, salarios justos, educación pública de calidad, atención en salud oportuna, etc.

Por lo tanto, la agenda de un verdadero diálogo intersectorial amplio y transparente debería colocar en primer lugar esas demandas y desafíos humanos y sociales. La atención al problema fiscal y a la reactivación económica tiene que estar orientado a encarar este desafío. De no ser así prevalecería el sesgo economicista que nos tiene atascados en este lodazal.

Este sesgo puede percibirse en las propuestas que solo se han dedicado a considerar ajustes económicos y financieros, dando por descontado que con ellos automáticamente se atienden a las demandas sociales.

El Dr. Jorge Arturo Chaves del Centro Dominico de Investigaciones (CEDI) apela a la búsqueda de una concepción integradora para construir, de manera dialogal,  políticas públicas en donde “lo éticamente deseable, sea técnicamente posible y políticamente viable”: “La inserción de la racionalidad económica dentro de la racionalidad humana; la consiguiente articulación de lo político en la sociedad y en la comunidad; la integración de esta economía política en el ecosistema; la renuncia a la pretensión “imperial” de la economía y la apertura al trabajo interdisciplinar”[1].

En este enfoque ético-social de las políticas públicas, interpretamos nosotros, no se parte de lo estrictamente económico sino de lo “éticamente deseable”, del desafío humano-social fundamental para adecuar las medidas o políticas a ese desafío.

Ya algunos analistas han comentado que la propuesta gubernamental ponía la carreta delante de los bueyes. Es decir, primero la negociación con el FMI y después la reactivación económica y el desempleo. Lo que planteamos recoge algo de esta idea, pero señala que no se trata tampoco de pensar solamente en reactivación económica per se, sino en la reactivación social. O sea, atender prioritariamente a la calamidad social en que se encuentran viviendo las mayorías de este país, que ya está tocando los límites de lo humanamente soportable.

Así como la pandemia es una enfermedad biosocial, donde es insuficiente una respuesta sanitaria sin considerar el contexto de vulnerabilidad de los sectores más afectados, una reactivación económica sin considerar ese contexto es también insuficiente. El virus del Covid19 al igual que el dengue también crece y se reproduce en los charcos de pobreza.

Hoy requerimos una respuesta integradora y acorde con un contexto que exige elevar los niveles de calidad y competitividad colaborativa en los diferentes campos. Por ejemplo en educación, no podemos tener alcance social sustantivo si no modernizamos el sistema con base tecnológica y acceso gratuito a internet en la educación pública. Asimismo, en salud tenemos que fortalecer la base científico-tecnológica para generar conocimiento y mejores respuestas preventivas y de tratamiento.

De ahí que la apuesta sigue siendo el fortalecimiento de la institucionalidad social pública y no su debilitamiento, como algunos pretenden.

El contexto actual se asemeja a los años 1930 y 1940, donde se vivieron las consecuencias de una profunda depresión económica mundial y fueron años de gran agitación social. La respuesta fue una Reforma que atendió a las demandas de mejores condiciones laborales, de salud y educación para la clase trabajadora.

El desafío de hoy es muy similar. Por eso necesitamos una Segunda Reforma Social, que también tendrá que ser económica, pero no cualquier “reactivación económica”. Ya hemos tenido reactivación económica sin reactivación social. No recetemos más de lo mismo.

(*) Álvaro Vega Sánchez, sociólogo.

[1] Chaves, Jorge A. (1999) De la utopía a la política económica. Para una ética de las políticas económicas. Salamanca, Editorial Sam Esteban, pp. 236-237. El destacado es del autor.

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2 COMENTARIOS

  1. «se le han venido violentando sus derechos sociales: empleo decente, vivienda digna, salarios justos, educación pública de calidad, atención en salud oportuna, etc.» Como sociologo es comprensible su forma de pensar.Ahora la pregunta clave DE DONDE ? Es clarisimo que eso objetivos estan en el ADN de nuestros gobiernos, y el resultado es el de una pesima administracion de los recursos y un engorroso y enorme estado que se consume en sueldos.Como si fuera poco ha habido que recurrir a un endeudamiento ENORME,casi que impagable,para lograr estos objetivos fallidos,que estan no solo mal hoy dia sino que se deterioran aceleradamente.
    De donde los recursos ? Si se aprieta MAS al aparato productivo no habra reactivacion economica.Por ello el gobierno se empeña en la fallida tactica de mas prestamos,mas deuda ,al costo que sea, para seguir pateando la bola.
    Una Carta al Niño Dios.

  2. Don Jorge, de acuerdo que los gobiernos han optado por el camino fácil de utilizar la tarjeta, para no tener que cobrarle impuestos a quienes ha concentrado la riqueza que hoy nos tiene entre los cuatro psises mas desiguales de A.L. Por otra parte, no sabemos aprovechar nuestras fortalezas para impulsar un desarrollo propio. Por ejemplo, seguimos apostando como republica bananera por el modelo de enclave, ahora reciclado con zonas francas a las que se les trata con manos de seda. Tenemos un excelente recurso humano, la base para impulsar nuestras empresas de punta, como lo han hecho otros paises en Asia y Europa. Por supuesto que tambien se requiere un Estado social de derecho con mas músculo y menos grasa. Pero, el desafio mas grande es que se regule un mercado que se mal acostumbró a vivir a las anchas, exigiendo apoyo financiero, buena infraestructura y hasta exoneraciones. Claro! Un Estado clientelar y un mercado suelto: la combinacion perfecta para precarizar un pais: sociedad medieval de ricos y pordioseros, hacia alla vamos o ya estamos. La pobreza no se puede esconder para siempre, y la pandemia se ha encargado de mostrarla con toda crudeza. Por eso, pienso que se requiere un nuevo pacto social que hoy pasa necesariamente por democratizar la economia.

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